13 de Febrero, 1966.
Los días estaban pasando con normalidad y, a alegría de Berbi, con tal rapidez que apenas le daban el tiempo para terminar con sus deberes (o al menos los que le eran de su interés, ya que en pociones sólo se limitaba a copiar los de Dennis y en astronomía, la clase en la que ya se había rendido absolutamente, sus deberes eran realizados por su buen amigo Malachy, con quien se había vuelto más cercano en las últimas semanas), realizar los deberes de Antu, además de cumplir con los castigos que se habían vuelto algo habitual en su rutina, pues no había día en que no tuviera que lidiar con alguna penitencia por las diversas bromas que se les ocurrían al cuarteto de amigos, de las cuales más de la mitad iban en dirección de sus rivales Slytherin, razón por la que casi el 80% de los castigos recibidos habían sido por parte del profesor Evans, los cuales siempre trataban en llenar pergaminos eternos (al menos para el albino) con información de tal o cual hechizo que quién sabe en qué momento de su paso por Hogwarts lo verían, sin embargo, también muchos de ellos les habían ayudado a realizar nuevas travesuras, como aquel hechizo "Silencius" que habría mantenido al muchacho Wolff sin pronunciar una sola palabra durante un día entero, o "Rictusempra" el cual hizo a Bronwen estallar en carcajadas por el ataque de cosquillas que sentía en todo su cuerpo tras enfrentarse a Berbi en los baños de varones del 4° piso, o la explosión de todos los calderos de la sala de pociones que los mantenía actualmente en castigo, lo que hacía que el incoloro sintiera mucha más admiración a su hermano mayor que el enfado que podía sentir por sus castigos, bueno, realmente odiaba pasar gran parte del día escribiendo en aquellos tediosos, serios y aburridos pergaminos con esa sobria tinta tan negra que hundía en su pluma blanca con un jaspeado café de lechuza (aquella que le había obsequiado santa en navidad, lo que le había sentado bien, puesto que, las dos que le habían comprado a principios de años habían acabado rotas por aplastarlas con su pie o su trasero), pero amaba el hecho de que su hermano, indirectamente, le estuviera dando las ideas más maravillosas que podría haber tenido en el corto periodo de aprendizaje que llevaba en este mundo tan raro, pero que cada vez amaba más.
Aunque también debía de admitir que sus días no habían sido entretenidos solo por las bromas, también gran parte de este mérito se lo llevaban las clases del club de duelo al cual lo había inscrito su padre, esas misma que odiaba al principio («¿Qué clase de niño gasta su tiempo en unas clases de un club, cuando podría estar disfrutando afuera con sus amigos jugando, o tocando música en la guitarra que ahora ya sabía tocar un poco más» reclamaba en su mente cada vez que le llegaba la hora de ir a estas) pero que ahora realmente amaba, aunque su cara no expresara ello, pero admiraba ver la inteligencia y destreza que tenía su padre, le parecía aún más invencible que cualquier super héroe, incluso sentía que conocía un poco más de este "River Atrapa-malvados enemigos" del que hablaban sus amigos, que él no había conocido en absoluto hasta ahora, el cual era su nuevo modelo a seguir, bueno, no es que aborreciera al "River papá", para nada, incluso él sabía que sin su papi no sería ni la mitad de lo que es ahora, es más, le dolía pensar en la posibilidad de que en algún momento tuviera que hacer su vida sin él cerca, pero este nuevo River era la combinación perfecta entre valentía y ese "hombre" del que Dennis siempre le había hablado, aquel que no le temía a nada, que era ese ser tan serio como maduro que nada ni nadie podía dañar, aquel que no mostraba ninguna emoción más allá de "orgullo", "felicidad" o "seriedad", alguien que realmente cualquier persona podría respetar y admirar, alguien en el que el peliblanco había determinado convertirse cueste lo que cueste, es por ello que incluso pasaba algunas horas de la noche estudiando para ello, al punto de que ya se había memorizado más de 5 hechizos de combate, todos aquellos que verían en su primer año de clases, además la mitad del siguiente año, gracias al libro que le había robado a un Hufflelpuff de segundo año mientras almorzaban, sin embargo, aún no los había utilizado, o no al menos frente a alguien, ya que siempre se veía dominado por la mezcla de vergüenza con nerviosismo en clases, temía fallar y que su padre se sintiera deshonrado o triste por tener un hijo así, aunque sabía que él jamás le diría algo cruel o que lo entristeciera, pero ahora dudaba de si podría pensar eso de su hijo, digo, quizás para el River papá sería impensado hacer algo como eso, pero no sabía si sería igual con el River atrapa-enemigos, ese era una persona totalmente desconocida para él y la verdad no quería descubrir si se decepcionaba o no, al menos no por ahora, por lo que se había impuesto no competir contra nadie hasta estar seguro de poder dominarlos todos a la perfección, y es justamente por ello que, cada tarde, se saltaba la cena para poder entrenar en los pasadizos que había descubierto, inventándole al resto mil excusas (algunas creíbles, otras no tanto) para que no le hicieran cuestionamiento alguno o que tampoco se les ocurriera seguirlos, algo que le había servido por ahora, aunque no sabía exactamente si alegrarse de ser un buen estratega/inventor y mitómano de que todo el mundo le creía, o entristecerse porque su padre o su hermano no se habían dado cuenta de que llevaba un mes faltando a la cena.
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Star-Man
RomanceBerbi Aeneas es un joven albino inglés que realmente sabe poco y nada del caótico mundo exterior de los años 60'. Siempre ha estado concentrado en la pequeña burbuja que lo rodea, la cual contaba de unos papás amorosos, hermanos revoltosos y la músi...