A la mañana siguiente, todo fue mejor, Chuya volvió a su estado original, se sintió aliviado, para su sorpresa a su lado había ropa por la que podía cambiarse, miró a todos lados y se aseguró que nadie le viera, así que se dispuso a cambiarse rápidamente.
Al estar listo, se dirigió nuevamente adentro, no había nadie, así que emprendió su viaje al Harem aún era temprano, por lo que los pasillos se encontraban mayormente solos, pero para su desgracia en uno de los jardines se encontró con quien no quería ver por el momento hasta tener una excusa.
— ¿Te divertiste?
—No sé dé que hablas.
—Volviste a ser un hombre y llevas puesta la ropa de Fyodor, debiste pasar una agradable noche.
—Sea lo que sea que quieras decir, dilo directamente —Frunció el ceño.
— ¿Fue divertido acostarse con él?
Chuya abrió levemente los ojos y algo pareció dolerle, agachó la mirada apretando sus puños, el castaño solo le miraba fríamente con los brazos cruzados.
—Eres igual a ella, solo te interesó el poder.
—Cállate...
— ¿Acaso te duele que diga la verdad? No eres el primero que me utiliza, pero si serás el último a quien no le perdone la vida por eso.
El castaño se acercó e Chuya tomándole del cuello y apuntando le con una daga, Chuya seguía sin verle, eso molesto más al castaño.
— مصيبة .
—No te atrevas a llamarme por mi nombre.
—Cierto, yo, no tengo ese derecho.
—Exacto, tú ni nadie tiene ese derecho solo...
—Únicamente esa persona especial para ti, lo sé no soy aquella persona... —susurro, para después devolverle una mirada oscurecida, aquel oasis ya no existía solo un mar tormentoso.
El castaño abrió sus ojos sorprendió y se apartó soltándolo, haciendo qué el contrario callera sin cuidado al suelo, Chuya tocó su cuello sobando un poco, esa situación a ambos se le hacía muy conocida, pero no sabían por qué, o al menos uno no lo sabía.
Chuya se levantó del suelo y sin más salió del lugar, ya no quería preguntarle nada al castaño, solo quería largarse de ahí, así que fue directo a la salida pasando de largo a Akutagawa quien solo le miró, Chuya corrió por el bazar sin importarle tirar cosas, fue a esconderse en el desierto, aquel que fue su hogar durante años de vida y muerte.
Dazai por su parte rasco su cabeza y apretó su pecho, el tener contacto con el menor le hizo tener emociones, se arrodilló comenzando a llorar, de frustración y tristeza.
Por otra parte, una sombra veía todo desde la lejanía desvaneciéndose, había encontrado algo muy interesante que contarle a alguien, solo debía apurarse, ella llegaría pronto.
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Noches en Arabia
FanficDéjenme contarles una historia, pero no una cualquiera,si no una que se sitúa en las más calorosas y peligrosas arenas del desierto, donde en un descuido, puedes perderte, entre todo aquel lugar un reino había, donde el sultán era muy bien respetado...