Franchesco:
Ya no sé que hacer, he pasado una semana sin ver a Bianca, sin tener noticias de ella. Quisiera saber como está, si ella aún siente algo por mi, aun así sea lo que halla escrito en esa carta. Fui un imbécil, jamás debí acercarme a Daka, todo lo que me ha traído ella son desgracias y el desamor de Bianca.
Bianca... La amo. Estoy seguro que la amo. Es la palabra correcta para describir esto que siento por ella. No puedo vivir sin ella. Necesito estar cerca de ella, verla despertar, oír su risa por las mañanas, acariciar sus cabellos por la noche y abrazarla cuando extraña a su hermano. Quiero volver a verla, y si ella no quiere volver conmigo... Al menos quiero conseguir su perdón para poder estar en paz conmigo mismo.
Zeus me había mandado al campamento a chequear como van las cosas. ¿Lo peor? Me encontré con Daka en el camino.
-¡Franchesco, querido! - viene la hipócrita mortal a abrazarme pero yo la aparto rápidamente - ¿Qué te sucede, querido?
-Lárgate, no quiero verte. - dicho esto sigo caminado sintiendo la mirada furiosa de la hija de Afrodita.
Hablaba con Quirón sobre un tema que a Zeus le importaba mucho: nuestro nombramiento oficial para quennos convirtamos en los siguientes dioses olímpicos. Luke seria nombrado como el nuevo dios del mar. Yo como el nuevo dios del rayo y los cielos. Y Blanca como la nueva diosa del Inframundo y de los Muertos.
¡Dioses! ¡Veria a Bianca después de todo! Voy a tener la oportunidad de verla, explicarle lo que sucedió y volverla a tener conmigo entre mis brazos. Mientras más pronto sea el nombramiento más pronto la tendré de vuelta.
Terminé los asuntos a tratar con Quirón, explicándole que todo tenia que sale perfecto y sin ningún error. Si teníamos que llamar a Afrodita para que todo salga bien, así será. Nada podría arruinar mi reencuentro con Bianca ni nuestro ascenso al Olimpo.
Salí a caminar al lago de las Canoas para despegar mi mente ya que es el lugar perfecto para hacerlo. Me recuesto al pie de un árbol y observo el movimiento de las nubes hacia el Oeste. Todo es paz... Hasta que...
-¡¡Franchesco!! - oí voz familiarmente chillona. Era Zöe corriendo como si su vida dependiera de ello - Ella... Y él... En el centro... Juntos... ¡Los vi!
Estaba tan cansaba que jadeaba cuando decía las palabras.
-A ver... Serenate y dile lo que sucedió.
-Bianca... - mi corazón se acelera al oí su bello nombre - Estaba con mi hermano - la felicidad que sentía se desvaneció.
-¿Dónde?
-En el café de la calle Longbottom.
Salí corriendo como nunca hacia el dichoso café. Llegué al centro y las calles estaban abarrotadas de gente por una procesión. Me abrí paso y llegué al café. Entré y los busqué. Nada, ni rastro de ellos. Le preguntó a la camarera si los había visto dijo que no hace mucho se habian ido.
Salí de nuevo a las calles infestadas de gente y empiezo a buscar. Me paro un minuto y levanto la mirada por encima de las cabezas de la gente. En eso, diviso su hermosa cabellera negro ondeandose con el viento. Me quedé embobado mirándola hasta que alguien me empuja y la pierdo de vista.
Corro y me adentro más en la multitud. Veo una cabellera ondarse cerca y tomo de la mano a la chica. Ella voltea y me doy con la sorpresa de que no era mi Bianca. Con forme voy caminado, la gente se dispersa hasta tal punto en el que ya se puede caminar normal.
Camino y veo a Bianca doblar la esquina hacia el callejón junto con Luke. Corro y justo cuando llego, ellos habían desaparecido.
Golpeo y pateo la pared con la rabia que tenia. Estaba tan cerca y tan lejos de tenerla. Ahora solo me quedaba esperar hasta el nombramiento para volver a verla. Pero solo una pregunta rondaba en mi mente: ¿Qué hacia ella con Luke en aquel café tan especial para ella?
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Broken Family
FanfictionHa pasado tiempo desde la última vez que Katherine y Leo pisaron el terreno del Campamento Mestizo. Vivían una vida tranquila en la ciudad de Nueva York, hasta que un día todo esa vida cambió de un momento a otro. Ahora sus hijos, los gemelos Bianc...