Prólogo

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La lluvia caía a cántaros golpeando con ferocidad el asfalto de las atestadas calles de Seúl que se encontraban desiertas por el mal clima. En una pequeña cafetería ubicada en una silenciosa calle de Seúl se encontraba una mujer de apariencia joven, cabello negro y lacio que llegaba por debajo de sus hombros, tez palida, y unos grandes ojos grises que observaban preocupados como la tormenta invadia sin piedad aquella pequeña ciudad, la lluvia golpeaba las ventanas y las gotas se deslizaban suavemente a través del cristal. Sus manos tamborileaban sobre la mesa de madera mientras una humeante taza de café aguardaba.

Lyra regresó la mirada hacia el folder color crema que se encontraba sobre la mesa, intacto y pulcro. No sabía exactamente cómo proceder con la información que ahora tenía entre sus manos. Papeles llenos de secretos con tinta imborrable, listos para caer en las manos equivocadas de no tener el cuidado suficiente. Suspiro y dio un sorbo a aquel café, al cual le había agarrado cierta predilección desde que había pisado el mundo humano. Observó como la mayoría de personas se resguardaban como ella dentro de algún local abierto mientras que otros corrían con paraguas en mano, la única diferencia que la separaba de aquellos que corrían emocionados o cansados de aquella tormenta era que ella no era humana, no pertenecía a aquel mundo.

Su mera existencia era un misterio que debía ocultarse a los ojos humanos.

Como miembro del escuadrón guardián había estado dando un par de rondas para vigilar que el equilibrio del mundo humano se encontrara estable y en armonía con el suyo. La comunidad mágica era un lugar precioso donde habitaban diversas criaturas mágicas, con poderes otorgados por la madre naturaleza, bosques llenos de flora natural y silvestre. Donde tres imponentes reinos élficos se levantaban. Cada facción de elfos representaba a las primeras tres fundadoras del mundo mágico. Ara la fundadora de los elfos del sol, Nix y sus hijos los elfos de la nieve, Stella y sus descendientes hijos de la luna todos bendecidos por los frutos de su sabiduría. Excepto el reino oscuro liderado por los drow —elfos oscuros— herederos del traidor Tenebrae

Ella era una elfa lunar, descendiente de Stella. Los elfos de la luna habían sido dotados de poderes concedidos por la luna y las estrellas, cada elfo tenía la oportunidad de desarrollar un don. Podían heredar la habilidad de algunos poderes psíquicos como la telepatía, la telequinesia o la adivinación un don escaso y especial que les permitía predecir el futuro y poder curar en casos graves tomando energía del mayor astro: la luna.

Lyra había desarrollado el poder de ver el futuro a través de los sueños. Sin embargo, debido a que era la única con el don de la adivinación en Stella. Fue seleccionada y adiestrada por el consejo de Orion. Un organismo creado por la comunidad élfica que se encargó de reunir a los representantes de las distintas facciones mágicas que existían, elfos, brujas, hadas e incluso vampiros. Todos unidos por un pacto que mantenía la paz entre las especies, al mismo tiempo que resguardaban su secreto del mundo humano, ese que era ajeno a lo que se encontraba al otro lado del mundo inter dimensional que los dividía.

Con un suspiro silencioso Lyra decidió acabar con su disyuntiva esa noche. Pago la cuenta de su café y salió de ahí, sin importar la feroz tormenta que cubría las calles de Seúl, con pasos seguros caminó en dirección hacia un callejón oscuro donde nadie pudiera verla mientras abría un portal para transportarse a Orion, donde estaba su hijo.

Esa noche Yoongi esperó a su madre sentado en su habitación, sin embargo, Lyra nunca llegó. Desapareció esa misma noche sin dejar rastro de su paradero. Aquella noche la tormenta se llevó todo incluyendo el corazón del pequeño Yoongi.

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Los años pasaron en apenas un parpadeo. El recuerdo de su madre lo acarició como una suave brisa de verano. Apenas recordaba sus delicadas facciones, la calidez de su tacto y la dulce melodía de su voz. Todo se había ido desvaneciendo con el pasar del tiempo mientras él se sumía en un intenso entrenamiento. Su tutela quedó a cargo de un elfo consejero, Kim Namjoon había decidido hacerse cargo de él tras la desaparición de su madre, el elfo se había encargado de criarlo con el arte de la sabiduría y la fuerza en los rincones del palacio donde residía el consejo de Orion. Min Yoongi había sido adiestrado en todo tipo de artes, desde el combate cuerpo a cuerpo, tiro con arco, pelea con espadas y cualquier tipo de arma filosa, incluso había intentado probar con la telepatía y la telequinesis, pero había desistió cuando supo que no era portador de ninguno de esos dones.

ORION I: Guardián de estrellas ★ YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora