Quien juega con diamantes se acaba quemando

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- Welcome to the jungle¡ We've got fun and games, we've got everything you want hard, and we know the names. We are the peo- click. Con los ojos aún cerrados, apagué la alarma de mi despertador, soltando un bufido perezoso. Siempre me costaba levantarme de la cama por las mañanas. Parpadeando para acostumbrarme a la luz, repasé mentalmente que era lo que tendría que hacer hasta ir a clase. Me tocaría desayunar sola, pues los Viernes ninguna de mis amigas tenía clase a primera. Una perspectiva muy agradable, pensé mientras hacía a un lado las mantas y salía de la cama. 10 minutos después, salí de la habitación enfundada en mi túnica, con el Libro Del Fuego bajo el brazo y ya totalmente despierta.

Me dirigí con parsimonia hacia el comedor, donde prácticamente solo había alumnos del fuego y algún madrugador de otros niveles. Una vez tuve en la bandeja mi café cargado, mis tostadas con mermelada y mi zumo de naranja, me encaminé hacia la mesa que solía compartir con mis amigas. Estaba concentrada leyendo uno de los capítulos del libro mientras mordisqueaba una tostada, cuando oí una voz a mi lado .- Veo que estás muy sola, así que vengo a arreglarlo ofreciéndote  el placer de mi compañía ¿te apetece?-. Alcé la vista, sorprendida con aquellas palabras y cuál fue mi sorpresa al encontrarme con el rubio guardián. -¿Disculpa?- Pero su pregunta había sido más bien retórica, Steph ya se había sentado frente a mí y mordía una manzana, sin apartar su burlona mirada de mi. -Perdonada estas, Pelirroja, ¿Qué haces desayunando sola? Te tenía por una chica sociable.- Formé una sonrisa sarcástica en mi rostro, no es que yo fuera anti-social, pero desde luego tampoco era sociable. .-Se ve que las apariencias engañan entonces-. Contesté dirigiendo mi vista de nuevo hacia las páginas del libro. .-Pues resulta que ninguna de mis amigas tiene clase a esta hora, de modo que normalmente disfruto de un desayuno tranquilo... y solitario-. apostillé dirigiendo apenas unos segundos mi mirada de nuevo a él. Mi comentario arranco una sonrisa al joven americano, que acto seguido me cerró el libro con un suave golpe. .-Es de mala educación no mirar a una persona cuando estás hablando con ella-. explicó alzándose de hombros, con una sonrisa inocente, al recibir mi fulminante mirada.

.-También lo es cerrar el libro de una persona que está leyendo-. agregué con una nota de molestia en la voz mientras hacía a un lado el volumen. -Oye, llevo 4 meses yendo contigo al nivel del Fuego, y siempre me has visto desayunar sola los viernes ¿Qué es lo que te ha hecho venir a ...complacerme con tu presencia justamente hoy?-. inquirí con curiosidad. De nuevo esa sonrisa burlona en sus labios. Me ponía bastante nerviosa que todo se lo tomara como una broma, pero la verdad es que esa sonrisa le quedaba bien. -Pues resulta, pelirroja, que ayer cuando fuisteis a despedir a vuestra encantadora amiga, reparé en que nuca habíamos hablado, salvo algún saludo-. explicó pasando su mano por su cabello dorado, que llevaba un poco largo y echado hacia detrás con gomina. -Y como hoy te he visto sola, pues he pensado que esta era mi oportunidad de cruzar unas palabras contigo, pelirroja-. finalizó alzando los hombros. Pelirroja. Desde que se había sentado solo me había llamado así, ¿era posible que en 4 meses no hubiese sido capaz de aprenderse mi nombre? -Creía que alguien como tú tendría gente mejor con la que relacionarse-. comenté con cierta diversión, señalando con la mirada un grupo de tres alumnas del agua que no hacían más que mirarlo. Él les dedicó un guiño y una encantadoramente socarrona sonrisa, rompiendo a reír al ver que todas ellas se sonrojaban y fingían no haberlo visto. Sacudí mi cabeza, poniendo los ojos en blanco en una actitud que venía a decir "Niñatas....". - Y una cosa, playboy, ¿me llamas pelirroja por qué no te sabes mi nombre o...?- pregunté con cierta diversión.

-Bueno, lo cierto es que tengo algunas fans-. dijo reclinándose en la silla -Pero me pareces más...bueno, no me pareces estúpida como ellas. Y por supuesto que conozco tu nombre, Selene...Derderián-. finalizó tras pensarse mi apellido unos segundos. -También sé que eres española y que huiste de tu país por algo, pero no se porque -. noté como me faltaba el aire al ver que el chico conocía esas cosas de mi pasado -Que tu don es la aeroquinesis y que bailas ballet- cuando vio la incrédula mirada que le lanzaba, soltó una carcajada y se apresuró a explicarse.

Academia MiolnirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora