Ignífuga.

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Estuve ahí sentada hasta que mis párpados empezaron a pesar, producto del sueño que tenía. Ahí, protegida por las alturas y la luna, había conseguido tranquilizarme de verdad. La pena seguía arraigada en mi corazón, pero los nervios por fin se habían ido. Con cuidado para no caerme, me puse de pie en la rama y alcé el vuelo de vuelta a la Academia. Si alguien hubiera pasado por debajo de mi en mi recorrido, habría distinguido una sombra negra recortada contra un cielo de estrellas. Mis pies se posaron suavemente en los escalones de entrada, ante la mirada de dos guardianes que no me miraron del todo bien. .-Tranquilos, no he salido de los límites-. dije antes de colarme dentro el edificio. No me apetecía en absoluto andar, y volando llegaba antes, de modo que volví a elevarme y a ir así hasta mi habitación.

.-Dios...-. susurré mientras caía a plomo sobre mi mullido colchón. Ni siquiera me molesté en quitarme la túnica ni en ponerme un despertador. Después de no haber dado señales de vida en toda la noche, seguro que alguna de mis mosqueteras venía a buscarme con tiempo suficiente para la ceremonia del entierro. Solo de pensarlo, me estremecí, pero estaba tan cansada que me dormí casa de inmediato. "Tengo que ir de negro..." pensé antes de sumirme en un merecido y necesitado descanso. 

Pese a mis planes de que fuera alguien, y no algo, quien me despertara, lo que me acabó sacando e mi sueño fue la luz del sol. Con las prisas por meterme en la cama, me había olvidado de bajar la persiana. .-Mierda-. musité dándome la vuelta, porque no quería levantarme aún. Eché una ojeada al reloj de la pared: Las once de la mañana. Tenía tiempo de sobra hasta las 6, hora en la que empezaba la ceremonia y... para hablar con Steph. Habíamos quedado a las cuatro para practicar con las dagas. No pensaba bajar puntual, le iba a hacer esperar hasta que pensara que no iba a aparecer. Sí señor. Con la fuerza que me dio aquel pensamiento, por fin me levanté. Lo primero tenía que ir a ver a Ele. Conociéndola, sería la que más preocupada estaría porque ayer no me hubiera aparecido. Me lavé la cara, cubriendo mis ojeras con maquillaje  y aplicando un poco de rimel sobre mis pestañas. Después, me puse unos pantalones holgados y una camiseta de tirantes, porque no me apetecía ponerme la túnica, y salí de la habitación. 

.-¿Ele?-. dije mientras tocaba con los nudillos en la puerta de su habitación. Oí un golpe dentro, como si algo se hubiera caído, y después oí los rápidos pasos de la escocesa venir hacia la puerta. .-Sel, hola-. dijo aliviada, abalanzándose sobre mi para abrazarme. .-¿Va todo bien?-. .-¿Eh? Oh, si. Pasa, pasa-. se apartó de mi, haciéndose a un lado para dejarme pasar. .-Es solo que ... después de todo... me alegra veros. Y como ayer al final no viniste, pensé que igual te había pasado algo-. agitó las manos en el aire. .-Estoy paranoica, lo se -. .- No estás paranoica Ele, entiendo lo que quieres decir. Es que ayer cuando me fui a mi cuarto... Se me juntó todo y me agobié. Necesitaba estar sola-. Elektra me miró suspirando, asintiendo con la cabeza .- Supongo que tu tendrás todavía más cosas encima... Bueno, Fran y tú.  .-Hablando de eso...-. respiré hondamente y le conté a mi amiga, casi sin respirar, lo de la carta de Eydís. .- Madre mía... A esa chica le falta un tornillo, está trastornada o algo. La próxima vez que la vea le voy a decir cuatro cosas bien dichas-. Agradecí a Ele con la mirada sus palabras .-Pero no ... no quiero hablar de eso.Aparte de a verte y a tranquilizarte, he venido a pedirte ayuda. Ya he conseguido, mas o menos, dominar la extinción y creación de las llamas y el modelado de figura, pero me da pavor empezar con lo de volver ignífuga la piel-. confesé. Era totalmente cierto. Con las otras disciplinas corría riesgo de quemadura, claro, pero con aquella no solo lo corría, sino que estaba convencida de que iba a terminar con las manos abrasadas. Ella asintió, suspirando. La verdad, creí que a las dos nos iba a venir bien estar juntas pero centradas en algo que no fueran problemas. Estuvo unos minutos explicándome lo básico, y luego procedimos a intentarlo. La escocesa me trajo una de sus velas aromáticas, la encendió y la colocó frente a mí. .-Recuerda, visualiza una barrera que recubre tu piel. Si no estás convencida, no funcionará-. Yo asentí, pero no estaba nada convencida de que la cosa fuera a salir bien. Miré la llamita con desconfianza, acercando mi mano lentamente hacia ella. "Barrera en mi piel, barrera en mi piel..." me repetí antes de poner la mano sobre la llama. .-

¡¡AUUUU!!-. como era más que predecible, me quemé. Ele me trajo rápidamente agua, la cual echó sobre la quemadura para mitigar el olor. .-Tranquila Sel, esta parte es muy complicada. En los últimos días has avanzado a pasos agigantados, has conseguido dominar las tres primeras pruebas de este nivel, que hasta hace nada se te resistían. Date un tiempo con esto, perfecciona las demás antes -. sugirió con voz  pausada. .-Tienes razón... debería ir más despacio-. Miré el reloj apoyado en su estantería, la una y cuarto. .-¿Te parece que vayamos a buscar a Maddie y a Fran y bajemos a comer? Me muero de hambre-. .-Claro, claro. Vamos-. Hicimos ronda por las habitaciones, bajando lentamente al comedor.  Ninguna estaba de humor aquella mañana, de modo que la comida transcurrió en un incómodo silencio, solo roto por el sonido de los cubiertos al chocar con los platos. Me estaba poniendo muy nerviosa, así que decidí empezar una conversación contándoles a Madds y Frankie lo que había pasado con Eydís. .-Mira, esa maldita chula me tiene más que harta. ¿Pero de que va?-. dijo Fran dando un golpetazo sobre la mesa. .- La próxima vez que la vea por alguna parte, le voy a dejar bien claro que nadie le toca las narices a las mosqueteras que me quedan-. .- ¿Y cómo piensas hacer eso, exactamente?-. La voz de Eydís sonó inquisitiva detrás de nosotras.

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