Demasiadas Emociones.

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Ahora sí  que volvía a sentir cosas, una mezcla de asco, rabia, ira... Un torbellino  de emociones negativas que me hicieron levantarme de la cama temblando furiosa. Fui a coger la carta, tentada de quemarla allí mismo y mandar al infierno a Eydís y a sus explicaciones, pero me picó la curiosidad. .-Veamos como se justifica esta cabrona -. dije mientras abría el sobre. Normalmente no usaba ni insultos ni palabrotas, pero estaba demasiado cabreada en ese momento. 

" Sé que no vas a hablar ni conmigo ni con Steph, así que él me ha pedido que te escriba esto. No voy a disculparme por lo que pasó la otra noche. Se que Steph y tú teníais algo ...raro, pero tenía que aprovechar mi oportunidad de acercarlo a mi antes de que lo vuestro se convirtiera en algo serio. No erais nada, de modo que no voy a pedirte perdón, porque yo también siento cosas por él. Pero, por mucho que no pueda entender porqué, Steph te prefiere a ti. Supongo que ahora no te lo creerás, después de lo que viste, pero es así. Esta tarde he hablado con él. Yo creía que habría reflexionado y se habría decantado por mí, y por eso quería hablar conmigo, pero no era así. Me ha llamado para decirme que se las había apañado para que nunca más tuviéramos que patrullar juntos y me ha ...ordenado que no vuelva a dirgirle la palabra jamás. Pero antes me ha pedido que te escribiera esto, porque pensaba que si era yo la que lo escribía entonces si lo leerías. Sabe que no te creíste ni una palabra de que lo te dijo el otro día y que probablemente esta carta tampoco cambie nada, pero quiere que sepas que te elige a ti, y solo a ti. Creo que esto es lo más patético que he hecho en mi vida, enviarle a la chica de la que está enamorado el chico por el que yo llevó muriéndome un año diciéndole que  la elige a ella. Por Dios, no creí que fuera a caer tan bajo. Bueno, pues eso Derderián, que tu sabrás lo que haces. Aunque, sinceramente, por mi mejor si sigues impidéndole que se acerque a ti.

Eydís"

"¡¡¡¡¿¿¿¿ QUÉ????!!!!". Casi me caigo al suelo cuando terminé de leer aquello, pero por suerte pude apoyarme contra la pared.  Qué demonios acababa de leer. Mi cerebro se había quedado muerto, cortocircuitado, sin procesar nada. Demasiadas emociones para mí, iba a estallar en cualquier momento. Corrí de nuevo hacia mi cama, hundiendo la cara en la almohada y gritando con todas mis fuerzas mientras golpeaba el colchón con los puños. Repetí el proceso unas cuantas veces, hasta que sentí que había liberado parte del cóctel explosivo emocional que llevaba dentro. Luego, me senté en la cama en posición de flor de loto, alzándome unos cuantos centímetros en el aire, y me concentré en inspirar y expirar lenta y controladamente, hasta que mis alteradísimos nervios se calmaron un poco. Volví a dejarme caer sobre la cama, todavía incrédula y con el corazón acelerado pese a mis esfuerzos. ¿ Y yo que se supone que tenía que hacer con eso? ¿Ir a hablar con Steph? En esos momentos no sabía si quería partirle la cara, besarle o partirle la cara y luego besarle. O mucho alcohol, eso quizás me ayudaría. Volví a leer detenidamente la carta, tratando de no cabrearme demasiado al leer la parte inicial donde la irlandesa dejaba muy claro que ella no creía que hubiera hecho nada malo. " la chica de la que está enamorado el chico por el que yo llevó muriéndome un año". Esa frase concreta retumbaba en mi cerebro. Siendo sincera, aquellas palabras habían conseguido atravesar mi coraza, probablemente por que estaba tan destrozada emocionalmente que no tenía fuerzas ni para estar cabreada. Bueno, al menos no mucho rato.  Después de unos minutos de bipolaridad, en los que cada segundo cambiaba de opinión sobre que hacer con el dichoso americano, decidí que hablaría con él. Eso si, yo no pensaba acercarme a él. Si lo que decía Eydís era cierto, solo tenía que esperar a que el centinela se acercara de nuevo a mi.

"Ahora sí que me voy a dar esa ducha" pensé. Tenía la mente agotada de tanto darle vueltas a las cosas, de tanto sobresalto, de tanta tristeza... Y necesitaba aclararme las ideas. Mientras los chorros de agua ardiendo rebotaban contra mi cabeza, pensando en la de problemas que nos estaban dando ahora mismo los chicos a Fran y a mi, caí en la cuenta de que Maddie no había vuelto a decir nada de LeClaire desde el día de la cafetería. Aunque, entre la organización de la hoguera y... todo lo demás era bastante probable que el francés andase escaso de tiempo. Aún así, tendría que encontrar un momento para preguntarle por él.  Me apoyé contra la pared, quedándome adormilada y dejando que el agua se llevara con ella parte de mis tensiones. Salí de la ducha cuando las yemas de mis dedos ya empezaban a estar arrugadas, sintiéndome invadida por un sopor a causa del calor del agua. Me sequé con cuidado el cuerpo, poniéndome la túnica con parsimonia y trenzando mi pelo, pues me daba demasiada pereza secarlo. Seguía sin apetecerme ver a nadie, pero llevaba todo el día sin salir de la Academia y no me vendría mal un paseo, ya nocturno teniendo en cuenta la hora. Cogí un pañuelo de mi armario y abandoné discretamente mi cuarto. 

Hice el recorrido de mi dormitorio a la puerta principal lo más rápido que pude para evitar encuentros indeseados, y lo conseguí. Salí del edificio gótico inspirando el  frescor de la noche, dejando que llenara mis pulmones antes de voltear las manos y elevarme en el aire ligera como una pluma.  Me dirigí hacia el bosque, ganando la altura necesaria para sobrevolar los pinos sin chocarme contra ellos. El viento frío alborotaba mis cabellos detrás de mi, dándome esa sensación de libertad que tanto amaba y que siempre sentía cuando volaba. La luna brillaba plateada sobre la ciudad, iluminándolo todo con una luz mortecina. Descendí un poco, yendo a posarme sobre las ramas más altas de uno de los árboles para contemplar al hermoso satélite, que a su vez parecía estar observándome a mi.

Academia MiolnirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora