Una Hoguera en la Noche.

77 9 0
                                    

 Los grupos empezaron a avanzar, por orden de niveles, con el Magister asignado a la cabeza y un grupo de guardianes detrás. Eramos una extraña comitiva, una especie de procesión multicolor. Mientras avanzábamos por los terrenos de la Academia, yo buscaba sin éxito a Steph y en mi cabeza no paraba de resonar la misma pregunta "¿ Cómo vamos a hacer para pasar desapercibidos frente a los no-mágicos?" porque una gran parte del bosque estaba fuera de la barrera que protegía nuestro hogar. Pero había subestimado los poderes del Aquelarre.  Los Magistri habían conjurado un hechizo, similar al de protección del campus, que envolvía en una esfera de magia a cada grupo, ocultándolo de las miradas indiscretas. Aún así, sentí que un escalofrío me recorría la espalda cuando cruzamos la barrera. Gracias a Dios, avanzamos sin percances hacia el bosque, donde el camino a seguir estaba iluminado por unas bolas de fuego que chisporroteaban en el aire. No se oía ni un ruido, tan solo el de nuestras pisadas, pues todos estábamos nerviosos por la importancia de aquel acontecimiento que íbamos a tener la suerte de vivir. Tras unos minutos que parecieron eternos, llegamos hasta el claro donde una enorme hoguera ardía, y nos colocamos en círculo en torno a ella. Eché una rápida mirada a mi alrededor, y localicé a una personita de la cual la tensión había hecho que me olvidara. Saludé con una sonrisa a Mo, que estaba un poco apartada apoyada en el tronco de un árbol.  

Cuando los últimos alumnos de electricidad ocuparon sus puestos, LeClaire se acercó a la hoguera, la cual me percaté que ardía sin leña, y se aclaró la voz para dirigirse a nosotros .-Queridos alumnos y alumnas, espero que seáis conscientes de la suerte que tenéis de poder vivir esta celebración tan especial. En este mismo claro, tres generaciones de brujos han realizado esta misma ceremonia, dejando una leve huella de magia en la tierra. Si os concentráis, todos podréis sentir ese caudal mágico que fluye bajo vuestros pies.- LeClaire siguió hablando, pero yo dejé de prestarle atención. Cerré los ojos, intentando sentir aquella magia que corría por la tierra, y para mi sorpresa lo conseguí. Era como... era como tener un amuleto vinculado a todos los elementos, magia en su estado más puro latente bajo el suelo, esperando a ser utilizada. .- Y dicho esto, los Magistri abandonaremos el Bosque, y os dejaremos disfrutar de esta ceremonia de nuestros antepasados.- aquellas últimas palabras me sacaron de mi ... conexión con aquella energía ancestral, y pude ver las siluetas erguidas de los Magistri abandonar el claro y avanzar hacia la Academia por mismo camino por donde vinimos.  

Frankie y Madds se acercaron rápidamente a mí, y unos segundos después también lo hicieron Elektra y Malorie. .-Bueno chicos..¡ que empiece la fiesta¡.- gritó alguien antes de que, de algún lugar, empezara a salir una música que llenó el ambiente. .-Oh si, nena, me encanta esta canción-. Fran puso su mejor cara de pervertida y empezó a bailar sensualmente, arrancándonos risas a todas. Todas la seguimos, agitando nuestros cuerpos al ritmo de la melodía. Era extraño, una celebración tan antigua amenizada por la música de última tendencia en las discotecas irlandesas. Miré a mi alrededor, tratando de localizar a Steph, pero seguramente estuviera perdido entre las sombras de los árboles asegurando el perímetro o algo así. Lo que quisiera que hicieran los guardianes. Alguien, probablemente un piroquinético, hizo saltar de la hoguera unos pequeños fuegos artificiales, que levantaron un murmullo de admiración. Cuando me fijé en mis compañeros, vi que la mayoría de ellos llevaban botellas, y me arrepentí enormemente de no haber traído las mías. Pero, de nuevo, alguien volvió a sorprenderme, Mo. .-Os he traído un regalito chicas, para...amenizar la velada-. No me lo podía creer. Mi inocente Mo acababa de sacar, no se muy bien de donde, tres botellas de vodka que nos repartimos por parejas, y la tercera para las tres. Por desgracia, nos las tuvimos que beber a chupitos pero, qué más daba, el efecto era el mismo. Conforme la noche avanzaba, las risas eran más frecuentes, los bailes más atrevidos y descoordinados, y más parejitas se alejaban de la hoguera buscando la intimidad del bosque. Yo seguía bailando con las chicas, cada vez más suelta, sin poder contener las carcajadas, pero un cambio en la música nos cortó toda la motivación. Una canción lenta, de estas que en las pelis se bailan pegados, llenó el aire con sus suaves notas. Frankie y Eelektra pusieron los ojos en blanco, mientras que Mo y Maddie pusieron una carita que revelaba cuanto les gustaría tener a alguien con quien bailarla. Yo... yo no sabía que pensar. Por una parte quería que viniera Steph, pero por otra me daba muchísima vergüenza. Pero el guardián podía ser un caballero cuando se lo proponía, y apareció de entre la maleza rumbo hacia nosotras. .-Señoritas...-. dijo saludando a mis amigas con una inclinación de cabeza. .-Selene... ¿me concedes este baile?-. me tendió la mano galante, pero con un reflejo burlón en sus ojos dorados. Yo reí, tomando la mano que me ofrecía y dejándome guiar más cerca de la hoguera, donde otros alumnos ya bailaban. 

Me tomó por la cintura, y yo pasé las manos por su cuello, olvidándome de todo en un instante y solo centrándome en sus ojos, que parecían cambiar de color con los destellos de la hoguera. .- Estás preciosa...-. susurró comiéndome con la mirada. Yo me sonrojé, estoy casi segura, pero el alcohol me volvía siempre un poco más atrevida. .-Yo siempre estoy preciosa, pero gracias, rubito-. contesté divertida. Él sonrió, con esa puñetera sonrisa que fundía hasta mi último nervio, y me besó mientras girábamos al ritmo de aquella canción. Vale, era todo muy romántico, quizás hasta demasiado cursi, pero en aquel momento yo estaba encantada. Seguimos intercalando los besos y las miradas, hasta que las notas de la melodía se callaron y empezó otra canción, una de las de discoteca. Nos separamos entre risas, mirándonos como si no supiéramos que hacer ahora. .-Tengo que irme, Pelirroja, el deber me llama. Pero .. te veo luego, ¿vale?-. me besó fugazmente y se fue, desapareciendo de nuevo entre las sombras.

Academia MiolnirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora