¿Dónde estoy?

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Me levanté de mi cama, me dolían los oídos y la luz me lastimaba los ojos, algo muy raro pero que yo no le tomé importancia. Yo era perezosa así que volví a la cama, pero noté que está era muy fría, así que me levanté rápida de ella y me caí, porque soy una idiota. Abrí los ojos y vi mi cama, que en realidad no era mí cama, era diferente, está ni se parecía mucho a una cama y estaba helada, luego vi a mi alrededor y vi que toda la habitación era totalmente blanca, eso ya era muy preocupante, esta no es mi casa, no tengo ni idea donde estoy. Me hice bolita en una esquina de la habitación, esto no era verdad, era un sueño, seguramente cuando habla los ojos estaré en mi cuarto arropada. Pero eso nunca paso, no importa que tan fuerte cerraba los ojos, seguía aquí, así que me levanté con una respiración algo agitada y caminé por el lugar para ver si encontraba algún indicio de algo, de saber dónde estaba, pero no había nada, solo una pequeña ventilación, donde yo cabría por ahí, así que tan pequeña no es; también intente abrir la puerta, está estaba bloqueada y no se podía abrir, así que me rendí y me volví a sentar en una esquina, esperando a que algo mágico pasará.

- hola experimento tres mil trescientos ocho, bienvenida a nuestro pequeño experimento – era la voz de un hombre, una muy grave.

- ¿Qué quieres maldito? ¿Dónde estoy?

- tranquila, no te asustes, no te haré daño, espera cambio mí voz – se quedó en silencio unos segundos - ¿Mejor? – su voz cambió, ahora era un poco más aguda, pero aún tenía ese toqué de varonil.

- un poco, pero igual sigue siendo una mierda, tú y todos los que me metieron acá.

- ¿Qué te hace pensar que yo te metí acá? – quería decir algo, pero la verdad es que él o ella o tenía razón – y otra cosa, pueda que sea una voz programada para relajar y para explicar todo y muy pocas veces ayudar, pero está maquina tiene sentimientos y acabas de lastimar los míos - ¿Máquina? – pero bueno, no soy vengativo y al final solo vengo a darte una simple cosa, te voy a explicar que haces aquí y como tienes que salir.

- por favor, sácame.

- déjame terminar – mejor me quedó callada – como decía, estás en un pequeño experimento, lo que tienes que hacer es salir, nada más, él problema es que es un laberinto, uno muy grande, donde caben mínimo tres mil trescientos ocho personas, pero tranquila, en el lugar hay baños, cafeterías y personas, solo tendrás dos problemas, la primera será las cosas que están aquí adentro y la otra es las trampas mortales escondidas, pero después de eso, no hay nada más.

- ¿Trampas? – dije muy asustada.

- sí, pero no importa, solo es un pequeño problema, pero eso no es todo, en tu bolsillo hay un objeto que te representa o un objeto especial para ti, bueno eso es todo, lo demás lo aprenderás con él tiempo ¿Alguna pregunta? – de hecho, tengo varias.

- bueno la verdad es que ¿Por qué estoy aquí?

- para ayudar a nuestro país y no, no aceptaste en participar en esto por si lo preguntas, te obligamos a hacerlo, pero tranquila es por un bien común, imagínate que tú muerte significara la salvación de niños en Australia no sé, pero tranquila, aun puedes sobrevivir.

- ¿Cuántos han salido? – creo que sé la respuesta, pero igual quiero saber.

- no, nadie lo ha hecho, pero hay varias cosas, hay varias secciones, tú tuviste suerte y te tocó en la última sección, la más cerca a la salida, así que creo en ti y antes de irme, cada semana alguien se despierta, dura cinco minutos encerrado en el cuarto para que sepan que es de verdad y no un sueño.

- que bien – golpeé la pared - ¡Sácame maldito! ¡¿Crees que voy a creer todo lo que dijiste?! ¡Qué estupidez! – golpeé otra vez la pared - ¡Dime que tengo que hacer!

Experimento 3308Donde viven las historias. Descúbrelo ahora