La casa de Dios

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barreras hechas con mesas, también tenían algunos alambres de púas para retrasar o matar a los monstruos o tal vez a las personas. Los hombres nos miraron, como si nos estuviera examinando y luego nos dejaron entrar, pero nos no dejaron pasar, primero nos manosearon, para ver si teníamos armas, a mí me quitaron el destornillador, mi amigo le quitaron una pistola que tenía oculta y Luego de unos minutos llegamos a una gran puerta, estaba protegida por dos hombres y varias luego de eso nos dejaron entrar.

- bienvenidos a la casa de Dios, su nueva casa – ya me arrepiento de estar aquí.

- ¿Tenemos nuevos miembros? – un hombre con una túnica de iglesia, con un collar de una cruz, con piel blanca y pelo negro – bienvenidos, soy la mano derecha de Dios y también el que llevara a todos nosotros afuera, juntos vamos a ir al cielo juntos – sí tú lo dices.

- gracias, me presento, mi nombre es Sofia y él – le agarré de la mano – es mi novio.

- que bien, es bueno ver una pareja aquí, es muy raro, esté lugar es el infierno antes de la vida, pero no importa, saldremos, Dios es mi pastor, Dios es mi guía y nos ayudará a salir.

- gracias por todo – dijo mi "novio" – estamos muy cansados y queremos descansar.

- lo entiendo ¿Primer día? – yo moví de la cabeza afirmativa – recuerdo mi primer día, lo único que tenía era mi cruz – él agarró su collar y lo beso – por eso estoy vivo, gracias a Dios – él sonrió – los objetos que nos dan son representación de nosotros, son objetos que nos describen ¿Aún tienen sus objetos?

- a mí me lo quitaron, era un pequeño destornillador, creo que me lo quintaron por pensar que era un arma.

- tranquila linda, te lo devolveré, ese objeto es muy importante para ti, dame unos minutos ¡Hugo! – él chico que nos salvó se acercó.

- ¿Qué necesita señor? – dijo serió.

- recuerdas a está señorita – él me agarró del hombro y me acarició el hombro, mi "novio" se acercó a él, se veía enojado e hizo sus manos un puño, pero yo le hice señas de que parará.

- claro, la salvé de un demonio.

- que bien, pero necesitamos algo muy importante, su destornillador, se supone que se lo quitaron ¿Lo podrías conseguir ya? – él movió su cabeza de manera afirmativa.

- deme unos segundos.

- está bien, te esperamos – Hugo, creo que así se llama, se fue – bueno, esperemos a Hugo – él cura miró a mi "novio" – lo siento, te olvide.

- no pasa nada, mi objeto se perdió hace mucho.

- lo siento mucho, pero hay que seguir adelanté, para avanzar hay que mirar hacía adelanté y nunca para atrás, así que, lo siento.

- no pasa nada, no era nada importante.

- yo creo que sí, pero no importa – él se alejó un poco de nosotros - ¿Le puedo hacer una pregunta sin incomodar? Y quiero que sean sinceros.

- claro, pregunta – tengo miedo de la pregunta que vaya decir, pero no le puedo decir que no.

- ¿Ustedes ya se casaron? – mi "novio" y yo nos miramos, no sabía que responder y creo que el tampoco.

- todavía no – dije nerviosa, no quería que nos descubriera la mentira.

- tranquila, está bien, se que puede ser incomodo y no sé cuándo se conocieron, así que puede ser algo incómodo para ustedes.

- no pasa nada – reí un poco nerviosa.

- ya veo que tú eres la que manda en la relación, no juzgo, Dios hizo el amor para personas, cualquier tipo de amor y si Dios lo hizo, yo lo acepto – miré a mi "novio" y vi que estaba apenado, muy apenado.

Experimento 3308Donde viven las historias. Descúbrelo ahora