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🇨🇦»»——⍟——««🇲🇽

  De acuerdo, ahora Canadá sí estaba algo asustado de no encontrar a su Micxic. Lo había estado buscando por todos lados y hasta le preguntó a todos los empleados que encontró.

  —¿No es él? —le contestó una de las empleadas, señalando a un muchacho a lo lejos.

  —¡Sí, es él! ¡Gracias!

  En putiza Canadá corrió y se detuvo a su lado.

  —¡No te separes tanto de mí! —dijo recargándose en sus rodillas para recuperar el aliento del susto.

  Pero México no le prestó atención, estaba demasiado ocupado mirándose en un espejo frente a él.

  —¿Crees que me veo ridículo?

  Canadá alzó la cabeza y de inmediato notó a qué se refería: el mexicano llevaba puesta una pequeña falda sobre su pantalón. Sonrió un poco al verlo.

  —¿Tú piensas que te ves ridículo?

  —Sí.

  —Si fuera así, ¿qué importaría? —lo abrazó por la espalda, recargando su cabeza en el hombro mexicano. Ambos se miraban en el reflejo—. ¿Desde cuándo al gran México le interesa la opinión de otros?

  México bufó riendo.

  —No pronuncies bien mi nombre, suena raro cuando viene de ti.

  —Yo creo que "México" suena bien.

  —No si lo dices con tu acentito de gringo.

  —¡Pensé que te gustaba mi acento!

  —Me gusta, pero te impide decir palabras indispensables como "frijoles". ¿Cómo vives así?

  —Puedo hacer algo mejor que eso.

  —¿Ah, sí? ¿Como qué?

  —Puedo susurrarte cosas bonitas en el oído.

  Ambos se miraron a los ojos por unos segundos hasta que Canadá se acercó al oído mexicano.

  —Tu es belle —susurró dulcemente.

  —¡Haces cosquillas!

  A todos los que pasaban por ahí les tocaba escuchar las risas, empujoncitos y forcejeos juguetones que se daban los norteamericanos porque México quería escapar, pero era atrapado una y otra vez.

  —Pourquoi es-tu si incroyable?

  —¡Bastaaa!

  —Je veux t'embrasser partout!

  —¡Todos te están viendo raro!

  —Mexique, merci d'avoir donné de la couleur à ma vie —susurró dulcemente y plantó un beso en la mejilla del chico.

  Los forcejeos y risas pararon en ese instante.

  —¡Perdón! —dijo rápidamente Canadá y soltó a su amado— ¡Lo lamento, lo lamento tanto!

  México no contestó, solo sujetó la mejilla donde fue el beso y se alejó un poco.

  —¡No estaba pensando, me dejé llevar y-!

  —No importa —interrumpió sin verlo a los ojos—, solo no lo hagas de la nada.

  —S-Sí, entiendo.

  Horas después salieron de la tienda y se pasearon por la plaza cargando bolsas que contenían el conjunto que México llevaba puesto, un par de abrigos y ropa cálida para dormir.

𝙱𝚘𝚗𝚓𝚘𝚞𝚛 𝙼𝚘𝚗 𝙰𝚖𝚘𝚞𝚛 | 𝓒𝓪𝓷𝓶𝓮𝔁 | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora