𝙱𝚘𝚗𝚓𝚘𝚞𝚛 𝙼𝚘𝚗 𝙰𝚖𝚘𝚞𝚛 | 𝓒𝓪𝓷𝓶𝓮𝔁 | TERMINADA

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🇨🇦»»——⍟——««🇲🇽

   01 de octubre, 2020.

  "—¿Quieres que ese sea tu regalo de cumpleaños?
  —Ya pasaron unos días, no cuenta como regalo de cumpleaños".

  Con esa excusa México pidió una semana en la ciudad, y aunque eso fue lo único que pidió, Canadá decidió que se hospedaran en el hotel más lujoso posible.

  En el momento en el que pusieron un pie dentro, los ojos mexicanos se iluminaron y estuvo unas horas explorando los alrededores; después estuvo otra hora revoloteando en la habitación. Mientras tanto Canadá usaba su laptop desde su cama, de vez en cuando volteaba a ver a su amado y sonreía, pero en eso recibió una videollamada. Contestó.

  Eran Ucraniana, Brasil, Holanda, Japón y Botsuana.

  —¡Hola!

  —¡HOLA! —respondió Ucrania— ¿Cómo están? ¿Ya llegaron?

  —Sip, ya llegamos. Estamos en el hotel.

  —Iiii, ¿tendrán una noche romántica? —preguntó Japón, que por alguna razón tenía un disfraz de lo primero que se te venga a la mente.

  —En ese caso estamos interrumpiendo algo importante —comentó Brasil riendo un poco, se notaba que aún estaba en su dulcería.

  Canadá bajó un poco el volúmen por la pena.

  —N-No, no interrumpen.

  —Aún.

  México salió de la nada, subiendo al lado del canadiense.

  —¡Hola, chicos!

  Todos los demás saludaron y a partir de allí siguió la conversación toda la tarde.

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  Uno por uno fueron abandonando la llamada. La noche había caído y los demás salían de sus trabajos para al fin llegar a su hogar. Al final Canadá cerró su laptop y se quedó junto a México en la cama, abrazados.

  —Gracias por traerme.

  —Es tu regalo de cumpleaños.

  —No mames, ya pasaron dos semanas, no cuenta como regalo de cumpleaños —bufó.

  Canadá soltó una risa y lo abrazó más fuerte.

   —Oye Can, si ya los dos nos dijimos que nos amamos, ¿significa que ahora sí ya somos novios?

  —Pues no me lo has pedido oficialmente~

  —Ush, ¿así que tengo que ser yo?

  Ambos rieron. Al calmarse, Canadá acarició la mejilla de su amado y lo miró a los ojos.

  —¿Puede ser aquí o debería esperar a hacerlo en un lugar mejor?

  —Aquí, aquí.

  Canadá respiró profundamente para tomar fuerzas.

  —México, ¿t-te gustaría ser mi novio?

  La respuesta fue un abrazo que hasta lo tumbó, después un corto grito.

  —¡SÍ! —se acurrucó en él— ¡Sí sí sí!

  El canadiense tuvo que tomar posición para recibir el golpe al momento que su ahora novio (qué bonito es escribirlo) lo tiró de la cama, quedándose ambos en el suelo. Después de tanto tiempo, de nuevo estaban juntos y tonteando como los adolescentes enamorados que fueron alguna vez, llenando la habitación con risitas y torpeces.