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Al día siguiente por la mañana, Alexa abrió los ojos con dificultad debido a los fuertes rayos de sol que atravesaban la ventana. Cuando se despertó por completo se dio cuenta de que Nickolas no estaba en la cama, además se sintió desnuda por debajo de las sábanas. Se levantó y se colocó una camisa blanca que rebuscó en el enorme closet del magnate. La abrochó dejando ver el inicio de sus redondos pechos y cayéndole por encima de los muslos.

Salió de la habitación y caminó escaleras abajo buscando a Nickolas. Lo buscó por la sala y no lo encontró, se dirigió a la cocina y ahí lo vio, de espaldas mirando hacia la estufa, solo con el pantalón de pijama puesto.

—¡Aquí estas! —soltó ella al encontrarlo y se adentró más en la cocina.

—Oh, ya te levantaste. Estaba a punto de ir a despertarte, el desayuno está listo —le informó, dando la vuelta para mirarla con una sonrisa.

—¿Te molesta? —le preguntó al percatarse de la mirada que le dio él al verla con su camisa puesta—. Puedo ir a cambiarme, es que es cómodo...

—No, no me molesta. Solo estaba admirando lo sexi que te ves con mi camisa puesta —respondió travieso.

Ella sonrió satisfecha y con un toque de seducción.

—¿Tú cocinaste? —quiso asegurarse al notar un platillo bien servido.

—Sí —confirmó volviéndose al plato—. Este es tuyo, siéntate —le indicó tomándolo y llevándolo al enorme desayunador que está en el centro de la cocina.

—Wow, se ve delicioso —lo halagó mientras, tomando asiento, contemplaba el platillo.

—Gracias. Es algo que disfruto hacer —confesó alegre dirigiéndose al desayunador ahora con su plato.

—Bueno, ahora yo disfrutaré de lo que cocinaste —dijo divertida mientras se llevaba el primer bocado a la boca.

Terminaron de desayunar y Alexa decidió irse a su departamento y Nickolas a la empresa, así que él se ofreció a llevarla.

Cuando el elevador del edifico la dejó en el piso correspondiente, salió con dirección a su departamento. Llegando a su puerta, se quedó pasmada con lo que vio.

A la altura de su frente, había un post-it pegado en la puerta que tenía escrito «No me gusta que salgas con otros hombres y menos vestida así. Tú eres mía Alexa. Axel». Lo que leyó le produjo un escalofrío derivado del miedo que le provocaron esas palabras y además de que la nota estuviera pegada en la puerta de su departamento.

Ni siquiera intentó abrir la puerta. Despegó la nota y se dirigió al área donde se monitorean las cámaras de vigilancia del edificio.

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—¡Ese tipo es un psicópata! —exclamó Emma horrorizada después de leer la nota sosteniéndola con una mano—. Tienes que denunciarlo, Ale.

—Sí, lo sé. Pero no creo que con esta nota la policía haga algo —dijo frustrada.

—Es cierto, la policía no siempre ayuda mucho que digamos. Como sea, mientras tanto te quedarás en mi departamento aquí conmigo, ni siquiera pienses en quedarte sola —demandó.

Emma acompañó a su amiga a su departamento para empacar suficiente ropa que cubriera los próximos días.

En algunas ocasiones Alexa tenía que ir a su departamento por cosas que en ciertos momentos necesitaba. Encontró uno que otro post-it pegado a su puerta, todos los guardaba pues le servirían de evidencia para poder denunciar el acoso y amenazas que recibía de Axel. Además de las notas, estaban las grabaciones de las cámaras de seguridad donde se veía a Axel frente a la puerta pegando las notas.

SIN BESOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora