26 Final

44 4 0
                                    

—Mi amor, ¿lista para mañana? —preguntó Nickolas alegre cuando su novia respondió su llamada.

—Sí, mi amor. Ya tengo todo listo, solo falta que pases por mí —comentó emocionada.

—Ya quiero verte, preciosa. Te dejo descansar, nos vemos mañana temprano —indicó.

—Nos vemos mañana, que descanses, mi amor. Te amo —se despidió sonriente.

—Te amo, preciosa —y terminó la llamada.

La noche transcurrió con una emocionante espera por la llegada del día siguiente. Cuando la mañana llegó, la de ojos color chocolate se despertó muy temprano brillando de alegría. Ayudó a su madre a preparar el desayuno y después todos juntos desayunaron.

—¿Cuándo te vas? —preguntó Alexa a su hermano.

—¿Ya quieres que me vaya? —se indignó bromeando.

—Claro que no —aclaró riendo—. Solo quiero saber si cuando yo regrese aún estarás aquí.

—Estaré alrededor de dos semanas más —le informó—. Así que cuando vuelvas me encontrarás todavía aquí —dijo travieso.

—Me alegra saberlo.

—Cuídate mucho, por favor —pidió con seriedad.

—Tranquilo, no pasará nada —le aseguró ella.

—De todos modos —interrumpió su madre—, cuídate mucho, hija.

—Sí, mamá.

Se escuchó la voz del magante de ojos azules saludando mientras atravesaba la estancia.

—Buenos días a todos —dijo sonriente.

—Hola, mi amor —lo saludó Alexa, poniéndose en pie y acercándose a él para darle un beso—. ¿Quieres desayunar?

Él asintió.

Se sentaron de nuevo a la mesa para terminar de disfrutar el desayuno.

—Cuida mucho a mi hermana, ¿sí?

—¡Ethan! —le reprendió Alexa.

—No te preocupes. Te prometo que no le apartaré los ojos de encima —aseguró él.

—Más te vale —lo amenazó en broma y ambos rieron.

—Confío en que mi hija está en buenas manos —concedió la señora Brown.

—Muchas gracias —dijo él, sonriendo con gratitud.

—Deberían darse prisa, se les hará tarde —advirtió.

—¿Estás lista, preciosa? —se dirigió a su novia.

—Más que lista —afirmó.

—Entonces nos vamos —informó él.

Se levantaron de la mesa y salieron al patio donde se despidieron de la familia. Luego Alexa y Nickolas tomaron camino hacia el aeropuerto.

—¿Pudiste despedirte de Emma?

—Sí, ayer vino a vernos. Me siento un poco mal dejándola sola con tantas cosas en el trabajo —manifestó apenada.

—No te preocupes. Cuando regresemos llegarás renovada para trabajar tan bien como siempre lo has hecho, incluso mejor —la tranquilizó, acariciándole el muslo con una mano y con la otra controlando el volante.

—Seguro que sí. Mientras tanto, disfrutaré de este viaje con mi novio —respondió con ternura, posando su mano encima de la de Nickolas.

—Verás que nos la pasaremos de maravilla, te lo prometo.

SIN BESOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora