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—Nunca he tenido una relación formal. Me enamoré de un chico iniciando la universidad, pero solo me ilusionó y después de un tiempo, de repente dejó de hablarme y empezó a salir con otra chica de la misma universidad —relató seria—. Pero nada tan drástico como lo que te pasó —dijo divertida.

—¡Auch! —exclamó Nickolas con un gesto alegre.

—Por cierto, en una semana voy a visitar a mi mamá. En tres días llega mi hermano de Canadá y se quedará conmigo. Me iré con él y con Emma a verla, es su cumpleaños y nos quedaremos unos días allá —le hizo saber, mientras se acomodaba en su asiento, subió las piernas, las flexionó y las abrazó.

—¡Que bien! Espero que lo disfrutes mucho. Supongo que tu madre estará muy feliz de tenerlos allí con ella.

—Sí, estaremos muy contentos. Así que, esta sería nuestra última noche juntos hasta que regrese —le advirtió.

—Ah, no. Claro que no señorita. Mañana también nos veremos. Vayamos a Phonox con el par de tortolos —le sugirió persuasivo.

—De acuerdo —respondió con una risita, convencida por esos ojos azules como el hermoso mar que la miraban.

Nickolas sugirió que ya era hora de dormir, Alexa aceptó, salieron de la sala de cine y subieron a la habitación. Alexa se colocó una camisa de él por la cual se transparentaban sus pezones.

—Eres mala. Es difícil contenerme viéndote así —admitió frustrado tumbado en la cama.

—Ah, ¿sí? —gateó en la cama, hacia él mirándolo provocativa—. Que divertido —rio burlona tumbándose también en la cama. Provocó una sonrisa en él.

—¿Sabes? Nadie más que David, mi hermano y ahora tú, saben lo que me pasó en la preparatoria. Eres diferente a las otras, contigo me la paso realmente bien —confesó, dedicándole una cálida mirada.

—Me alegra escuchar eso, yo también me la paso muy bien contigo —dijo con una gran sonrisa y los ojos iluminados.

—¿Y no quieres pasártela mejor? —insinuó coqueto.

Alexa soltó una carcajada—, que conveniente, ¿no?

El también rio—, Ya hay que dormir. En unas horas tienes que denunciar a ese imbécil —le recordó mientras se volteaba para apagar la lámpara de noche.

—Sí —dijo ella en un suspiro.

—Tranquila, todo estará bien —trató de animarla.

Ella asintió sonriendo y le deseó buenas noches.

—Descansa —dijo él.

Alexa se reacomodó en la cama. Dándole la espalda a Nickolas. Tenía los ojos abiertos aun, no podía dormir, pues su mente no dejaba de crear pensamiento tras pensamiento. Se preguntaba si empezaba a sentir cosas por ese hermoso hombre que dormía a su lado, si así era, sentía pena por ella misma al saber que no es ni sería correspondida. Por otro lado, el idiota de Axel la estaba haciendo pasar por un mal momento. Por suerte no estaba sola, tenía a su mejor amiga y a Nickolas, y ¿por qué no a David? Si ya lo consideraba un amigo. Además, pronto llegaría su hermano mayor, aunque a él no le contaría su situación de acoso, tampoco a su madre. No veía necesario preocuparlos, ella se encargaría del problema.

La lluvia de pensamientos fue interrumpida por el repentino abrazo de Nickolas. Dio un pequeño sobresalto al sentir su brazo rodearla por la cintura, abrazándola y pegándola a él, sintiendo su respiración detrás de su cuello.

«Tal vez solo fue un reflejo ahora que está dormido», pensó. Pero no pudo evitar sentir cómo su corazón aumentó la velocidad de los latidos. Estando abrazada por Nickolas se sintió protegida, como en casa. Se sentía tan bien estando así, que deseó que esos brazos la arroparan siempre.

SIN BESOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora