—¿Fuiste a cenar ayer con Ale? —preguntó David antes de tomar un sorbo de su americano frío.
—No. ¿Ayer? ¿A cenar? —preguntó de vuelta Nickolas, ladeando la cabeza con sus azules ojos llenos de confusión.
—Sí. Ayer por la tarde, fui a visitar a Emma a su oficina, entonces me encontré con Alexa y me comentó que estaba pensando proponerte ir a cenar, ya que era el último día que podrían verse, dado que hoy llega su hermano —miró la hora en el reloj de su muñeca—. Bueno, a esta hora ya debe estar con Alexa aquí en Londres —le explicó despreocupado—. ¿No fueron a cenar? —cuestionó con extrañamiento por el gesto de confusión de su amigo.
—No —respondió pensativo—. Supongo que para eso fue la llamada —murmuró entre dientes.
—¿Cuál llamada?
—Ayer por la tarde, Alexa me llamó. Yo estaba en el pent-house, pero estaba Olivia y ella contestó. Cuando le quité mi teléfono vi que se trataba de ella, pero ya había colgado —le contó molesto y desanimado.
—Entiendo —respondió el de ojos verdes, asintiendo con los ojos entrecerrados, como analizando la situación—. Supongo que al escuchar a Olivia pensó que ya tenías planes. Pero dices que colgó la llamada antes de hablar contigo —dijo con sospecha mientras se acariciaba el mentón—. Si sumamos esto con la discusión de la última vez que se vieron, y si consideramos la posibilidad de que la cena era para dejar esa discusión atrás, estoy casi seguro que Alexa no está nada contenta contigo —argumentó, seguro de sus deducciones.
—Eso ya lo sé —respondió con obviedad.
—Deberías llamarla tú.
—Lo hice pero no respondió —respondió, mirando su taza de café, con actitud de fracasado.
—¿Cuántas veces le llamaste?
—Una vez.
—¡No te vayas a cansar de llamarla! —exclamó el rubio con sarcasmo, negando con la cabeza en desaprobación—. ¿Por qué sigues viendo a Olivia? Esa rubia lo que tiene de guapa lo tiene de odiosa. Nunca me cayó bien, no sé cómo la soportas —opinó—. ¡Nicki! —soltó, imitando a Olivia burlonamente.
—Cállate David. Además, ni siquiera la invité, ella llegó por su cuenta —increpó, fulminándolo con la mirada—. Por cierto, ¿Por qué fuiste a visitar a Emma hasta su empresa? —lo interrogó ahora él, tomándolo por sorpresa haciendo que casi se ahogue con su americano al escuchar la pregunta—. Hay algo que no me estás diciendo, ¿por qué no le cuentas a tu mejor amigo, eh? —le reclamó, fingiendo estar ofendido.
—Emma y yo estamos saliendo, saliendo en serio, como una pareja —confesó, sonriendo entusiasmado.
—¿Y desde cuándo me estabas ocultando eso? —reclamó de nuevo, aun fingiendo indignación.
—¡Ay! Apenas hace unos días —se justificó.
—Me da gusto por ti —le animó sonriendo dándole una palmada en el hombro—. Espero que sean muy felices juntos.
—Muchas gracias. Yo espero que las cosas entre Alexa y tú se arreglen.
—Sí, también yo.
—No solo espero que las cosas entre ustedes se arreglen, también espero que no la dejes ir y termines perdiendo a esa gran chica —soltó con seriedad.
—¿De qué hablas?
—No te hagas. Se nota a kilómetros lo enamorado que estás, cada vez que hablas de ella los ojos te brillan y ahora que las cosas están tensas entre ustedes tienes cara de perro regañado, que tú no te quieras dar cuenta es tu problema. Pero me preocupa que al final termines arrepentido por no abrir los ojos y no darte cuenta antes de lo que sientes por ella.
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SIN BESOS
RomanceNickolas y Alexa se conocen por primera vez en un antro, mantienen una divertida relación abierta en la que los besos no están permitidos. ¿Quién crees que se enamore primero en este divertido juego en donde los besos están prohibidos? ¿Y qué pasa...