• Capítulo 41 •

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JENNIE

Estaba viendo televisión en la cama cuando entra Lisa corriendo al baño, me levanto y voy tras ella preocupada.

La veo mirándose al espejo, tiene la ropa llena de sangre, también tiene los ojos rojos y llenos de lágrimas. Se toca el pecho y se sienta en el piso.

- Lo maté. -murmura y las lágrimas salen solas.

Una sensación extraña recorre mi cuerpo, no se describir bien que es. Digo, era mi padre, un horrible padre y tengo sentimientos encontrados.

Me siento junto a ella en silencio, me mira llorando en silencio y recuesto mi cabeza en su hombro. Lisa me abraza con fuerza y cierra los ojos sollozando.

- E-estaba muy e-enojada... Y-yo...no... -se mira las manos manchadas de rojo- Yo no me di cuenta de lo que hacía hasta que terminé...

Se levanta de golpe y entra a la ducha, empieza a pasarse jabón por todo el cuerpo desesperada, aún con la ropa puesta.

- ¡Hey! -la tomo de los hombros, está temblando.

La abrazo y ella llora en mi hombro abiertamente. Minutos después se calma, me mira a los ojos y me besa posesivamente mientras el agua nos moja a ambas.

- S-soy una a-asesina, nini -Dice de golpe y traga grueso- Soy igual a lo que quería eliminar...

Niego.

- No, no eres como ellos -ella niega- Jamás vas a ser como el, mommy.

- Me siento tan mal -solloza- me doy asco.

Se deja caer y me voy al suelo con ella sin soltarla. ¿Qué se supone que le diga? Estoy aquí para ella, creo que se lo estoy mostrando al estar tirada en el suelo sin dejar de sujetarla entre mis brazos.

Como una hora después se calma, se levanta lentamente y nos damos una ducha juntas. Luego de vestirse, se sienta en la cama mirando al piso.

Quisiera entrar en su cabeza para sacar esas ideas malas que tiene de sí misma.

Muchas veces yo también caí a un agujero, sentía que no iba a salir jamás y me molesta no poder hacer algo cuando ella a hecho tanto por mí.

- Compré algo está mañana -dice- ¿Recuerdas los juegos de mesa que querías?

Asiento.

- Están abajo ¿Vamos?

Le dijo que si con la cabeza, me sonríe y la sigo. Me pide que espere sentada en el suelo, le obedezco y al rato vuelve con una bolsa en la mano junto con dos tazas de gelatina con fresas y leche condensada.

Saca todo mientras yo como, ella arma un Jenga. Se me queda viendo fijamente y arrugo las cejas.

- ¿Qué?

- Primero, no hables con la boca llena -me regaña- Y segundo, solo me gusta mirarte -me sonrojo- Esto también me gusta.

Me besa la mejilla y sonríe.

- ¿Ya estás mejor?

- Si -dice dejando escapar un largo suspiro.

Mi celular vibra en el bolsillo, lo sacó y en la pantalla aparece mi apodo para Rosé, le dedico una mirada de disculpa y me levanto para contestar.

- Hola Ros.

- Jen -se escucha agitada- ¿Dónde estás?

- Justo ahora estoy de pie en la sala viendo a Lisa comer.

- Jen... -hace pausa, quiere decirme algo, la conozco- Es que...

- ¿Qué pasa? ¿Te comió la lengua el gato -me burlo.

- No es tan fácil ¿Ok? -se le traba la lengua.

- No hagas una estupidez, alejate de ese teléfono! -escucho que gritan al fondo, reconozco la voz , es Kai.

- ¿Estás bien?

- Yo... voy a decir algo...

Su voz se escucha torpe, imposible que este bebiendo un miércoles a las tres de la tarde.

- Se lo que sucede -me tenso teniendo que sepa lo que Lisa y sus verdaderas intenciones al volver a este pueblo- y quiero que sepas que nada va a cambiar entre nosotros pero debo decirlo.

Frunzo el ceño ¿Ahora de que rayos habla?

- ¡Dame eso estúpida!

- ¡No, debo decirle!

- ¡Ya perdiste la cabeza!

La llamada finalizó frunzo el ceño, vuelco a sentarme frente a Lis, ella se acerca y deja un beso en mis labios.

- ¿Todo en orden?

- Rosé que cada día está más loca. -sonrío y ella asiente.

Nuestra tarde se pasó jugando y riendo, vemos películas, le ayudo con unos papeles que tenía que firmar, vamos a la cama y me hace cosquillas hasta que casi me orinó en los pantalones, me hace mimos y me dice que me ama muchas veces lo que me hace sentir un calor el pecho. En ocasiones la siento ida, como si su cuerpo estuviese aquí pero su mente en otro planeta.

La hora de la cena llega, ella es la que cocina, cuando pasa por mi lado me roba besos y me regaña si me como algo de la cocina... Se siente tan bien que podría acostumbrarme.

Ella con un moño desordenado, bailando y cocinando al mismo tiempo mientras toma una cuchara de madera como micrófono, me canta y río... ¡Dios! ¿Hace cuánto tiempo no me sentía así? Todo se siente tan... Irreal, a veces me pellizco para comprobar que no es un sueño.

El timbre suena y Solar es la que abre, Lisa le dijo que podía ir a su casa a descansar pero dijo que no lo haría hasta que su horario finalizara.

Los señores Manoban aparecen en nuestro campo de visión, ella les sonríe y apaga la música.

- Hola, no sabía que venían hoy. -les da la espalda para revolver lo que hay en la estufa mientras yo los saludo con la mano sentada en la encimera.

- ¿Hasta donde vas a llevar con todo esto? -Jiyong tira un periódico y ella lo alcanza en el aire.

- Pensé que habíamos venido con un objetivo claro, ibas a vengarte por lo de tus padres y yo por la muerte de mi hijo -habla Chaerin y Lisa se tensa- ¡No veníamos a matar a nadie!

- ¡¿Qué pasa contigo?! ¡Hace unos años no eras así! -ella baja la mirada jugando con sus dedos, su comportamiento de la mañana viene a mi cabeza inmediatamente encendiendo mis alarmas- ¡Está no eres tú!

- ¡Estás tan llena de odio que no te reconozco!

- ¡Basta! -grito logrando que los tres me miren- ¡Dejen de juzgarla! ella no ha hecho nada malo! -Jijong quizo hablar pero no sé lo permití haciendo un gesto con mi mano- ¡Fuí, yo, yo lo hice!

(...)

¡Hola mis queridos Lectores!

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Bay!

-Jentop 🔥



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