~Reunión de princesas~

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Estaba tumbada en mi cama, pensando en todo lo sucedido, en el daño que estaba haciendo y en mi propio dolor también. Sintiendo la culpa caer sobre mis hombros por mis actos inconscientes e impulsivos, ideando formas para recuperar a mis seres queridos, sin dañarlos, sin ponerlos en peligro. Aun así había un halo de felicidad, había conseguido una amiga, sin mentiras, sin miedo a perderla.
Pero nada que compensará la melancolía y pesadumbre que sentía.
Llamaron a mi puerta, me levanté y recibí una carta, en el fondo sabía que no sería de Nesha pero en verdad hubiera dado lo que fuera por que mis ilusiones se hicieran realidad.
Era una invitación a la boda de Altair y Orquídea al de dos lunas, los nuevos reyes, la cual sería una boda en intimidad.
Me preparé y salí a ver a Zephir, hacer un par de tareas, con el propósito de distraerme y evadirme de lo que estaba viviendo. Me encontré a Daemon quien parecía atareado,
-Hola-le saludé
-Hola, Lilith-contestó
Ya más cerca me fijé en el pin que llevaba, Altair lo debía haber elegido como la mano del rey. Estaría más que atareado con la boda.
Señalé su pin.
-Me alegro mucho por tí-dije
-Gracias Lilith, hay una noticia que tengo que darte -contestó con una sonrisa
-Oh, claro Daemon puedes confiar en mí- concluí
-No es un secreto en realidad, ha nacido nuestro hijo-dijo
-Ah, me alegro mucho hermano- me alegré en realidad
-No lo puedo ver mucho con todo esto, pero Festivia está con él-comentó
-Si quieres te puedo ayudar o relevar en lo que sea, para que puedas estar con él- contesté, con lo q debo admitir que no eran las mejores intenciones
-No, no es necesario- concluyó
-Claro, pues iré a conocerlo cuando pueda-dije feliz de conocerlo
Nos despedimos fuí a ver a Festivia y al pequeño primo de Zagreo
Fue un bonito momento, me animó el saber que Zagreo pronto estaría aquí. Pronto conocería Ganimedes.
Ya el día de la boda, cuando la ceremonia estaba por comenzar, ví a Louis, Ignis, y un grupo de personas rodeados de una muchedumbre y me acerqué a Ignis a preguntarle a qué se debía todo esto.
Ignis me aclaró que se debía, eran parte del nuevo consejo real.
No habíamos acabado de hablar cuando Dhalia Tyrrel nos interrumpió.
-Un momento, ahora vuelvo-le dije a Ignis
-Lilith, necesitamos tu ayuda. Hay alguien en ese pasillo y creemos que es un intruso por la boda- empezó a decir Dhalia ajetreada
-No digas más, vamos-le corté
Fuimos corriendo hacia el pasillo donde lo había visto, donde nos encontramos con Alana y otra mujer las cuales iban avanzando por el pasadizo.
-¡Alana!- gritó Dhalia molesta
La arrastré hacia ellas y les pedí que me explicaran lo que había sucedido. Me dijeron cómo habían visto a un encapuchado con una capa roja y negra entrar al corredor  y se habían alarmado porque lo habían visto sospechoso. Y sin pensar fueron trás él, luego me buscaron ya que sabían que conocía mejor el castillo.
Les aclaré que ese hombre probablemente estaba tratando de entorpecer la boda o traicionar a la corona, ya que era un pasillo del servicio el cual daba al salón real donde se celebraría la boda.
Saqué uno de mis puñales,  Caribdis ,la mujer que venía con Alana, ya había desenvainado su espada. Oímos pasos y Dhalia nos dijo que guardáramos las armas, era lo lógico quieras o no, no sabíamos quien venía. Guardé el puñal que había sacado de mi tocado, y le dije a Caribdis que escondiera su espada. La escondió en su espalda pero sobresalía. Para cuando conseguimos que la enfundara, ya habían llegado.
Tras unos gritos lejanos preguntando sobre su y nuestra identidad, la bienvenida que recibimos fue un cuchillo que vino hacia nosotras.
Nos preparamos para atacar, Caribdis degolló a la primera en un abrir y cerrar de ojos. En cambio con el segundo fue más complicado, yo fui directamente a por él tratando de placarle y así  poder sacarle la información después.
Cuando me aproximé tras un forcejeo, me empujó desequilibrandome y clavó su cuchillo en mi hombro donde tenía una de mis quemaduras. Estaba acorralada hasta que Alana lo colocó en el suelo sujetándolo y con una de sus dagas pegada a su cuello. Me alejé un poco, aprovechando el momento y conseguí cerrar la herida con un hechizo.

Corazón de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora