~Efímero~

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En el Septo, aterrada en el fondo, seguía la voz del Apparat, así llegamos a un habitáculo. Donde el Apparat tras unos cuantos ruidos ungió mis quemaduras con una crema fría que reducía mi dolor. Sanaba las quemaduras con facilidad, no por completo, pero desde luego mucho mejor que cualquier ungüento que había conocido, aparte del… del que me puso en la herida que me hicieron los sicarios.
Este lugar, el Apparat, me recordaban el peor momento de mi existencia, aquel día, en el que por mis acciones y actos egoístas… provoque la muerte de una persona buena, pura.

Nesha estaba junto a mi esta vez, ya no estaba sola, pero eso era peligroso.
El Apparat me sanó parcialmente, luego me dio una crema que debía poner en mis quemaduras, por las noches, hasta que sanaran.
Salí del Septo con Nesha, estaba destrozada, había perdido la única oportunidad que tuve de revivir a… devolver la vida a la persona que más me amó y amará jamás, quien más se preocupó por mi, con quien fui tremendamente injusta.
Ya no podía hacer nada, dio su vida por mí, y ahora después del daño que le hice, ser la culpable de su muerte, había sentenciado su alma.
Sentía pedacitos de mi ser desvanecerse lentamente, era desgarrador.

Nesha estaba preocupada, yo estaba cansada, aunque ella lo entendió, me acompañó a mi alcoba y sin hacer preguntas se marchó.
Apenas dormí, pero tampoco me pasé lo que quedaba de noche llorando, las lágrimas ya no expresaban el dolor que sentía. Me mantuve la noche pensando, ¿acaso Nesha merecía lo que le estaba haciendo?, era una egoísta, estúpida, aprovechada, impulsiva, odiaba cada parte de mí. Sabía que yo era el problema, las personas que me amaban, acababan dañadas, no podía soportar que se repitiera el patrón.

Nuestra historia era bella, pero debía ser efímera, antes de que la estropeara, decidí abandonar, sabía que lo nuestro no era posible y que la había engañado desde el principio. Todos a quienes había amado habían terminado mal, no quería sentenciarla a ella también, no quería que sufriera por mí.  Tendría que decir adiós.

Nunca era buen momento para hacerlo, los días pasaban, mis quemaduras iban sanando, pasé semanas recluida en mi habitación, pintando. Nesha me llevaba la comida a la habitación y se aseguraba de que estuviera bien.
Esa mañana, cuando entró a la habitación, con su vestido anaranjado, sus ojos turquesa, su suave tez oscura y su precioso cabello castaño trenzado que reposaba sobre su hombro derecho.
La luz iluminaba su rostro, era preciosa, la miré y apesadumbrada le dije:
-Tenemos que hablar-
Dejó lo que estaba haciendo, me miró, pude ver la duda en su rostro y sentí la culpa sobre mis hombros.

Era una carga pesada, algo que me apesadumbraba, día a día recordaba mis errores, errores que dañaban a quienes el que se acercaba a mi. Trataba de no sentirlo tanto, de convencerme de lo contrario, pero el sentimiento volvía, porque la verdad era que yo era la culpable de su muerte, de mis mentiras, de todo.

Respiré hondo tratando de contener las lágrimas.
-Tenemos que dejarlo-dije
Pareció sorprendida y preguntó
-¿El que?-
-Lo nuestro-contesté
Me miró con seriedad y pude intuir la tristeza en su mirada
-No puedo hacerte daño, he hecho mal a todo quien me a querido, no quiero el mismo final para tí- razoné tratando de convencerla
Se acercó, yo estaba sentada en mi cama, con un vestido granate y un corsé negro de encaje. Mi cabello ondulado caía sobre mis hombros, mis ropajes resaltaban mi tez pálida y mi cabello platino. Cabizbaja, rehuía su mirada, no podía, no era lo suficientemente fuerte como para mirarle a la cara. Las lágrimas afloraban y trataba de controlar la situación, algo difícil para mí, teniendo en cuenta lo impulsiva que era.
Esta conversación, cambió muchas cosas, removió mis cimientos…

Agarró mi mentón y me forzó a mirarle a los ojos,
Azulados, expresivos, decididos, valientes, allí habitaba la bravura del mar y su calma.
-Correré ese riesgo- dijo convencida
-No puedo dejar que lo hagas, si te pasa algo no podré perdonarmelo- afirme con las pocas fuerzas que me quedaban
-Lilith, si alejas a todo el mundo de te terminarás volviéndote loca- respondió
Sentí cada una de sus palabras, el que intentara convencerme de lo contrario lo hacía mucho peor.
-Creo que ya es un poco tarde para eso- dije cansada, sabiendo que la poca cordura que me quedaba, la perdí hace tiempo
- Entonces- dijo acercando su rostro al mío- Volvamonos locas juntas- concluyó convencida
Sus palabras, su tez suave, su delicada mano en mi mentón, ella, ella era. La amaba, pero ella merecía algo mejor, era la persona indicada. Pero en el peor momento, ella encontraría su persona indicada, pero no podía ser yo.

-Te he mentido- afirme, con rabia y dolor zafandome de su mano
Se apartó un poco y me miró, ese fue el momento, en el que supe que no habría un futuro en el que me quisiera
-Hay otra persona- concluí
Su mirada cambió, me soltó el mentón y se apartó de mi lado
-¿Quién? creo que merezco saberlo. -dijo entristecida, con un halo de rabia
-Una noble, no creo que sea justo que te diga quien. Es mi culpa, no la suya. - dije intentando no empeorar las cosas
-¿¿No piensas decírmelo?!- me gritó
La miré sin poder decir nada, el vacío se extendía y mis mayores miedos se confirmaban.
Se fue, y tras su portazo, supe cómo se sentía el silencio.

Corazón de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora