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"Helen!" exclamó Tony, casi tropezando con su armadura mientras se apresuraba a comprobar a su niño.

"Tony, ¡Dios mío! ¿Qué ha pasado? ¿Quién es él?" preguntó Helen con sorpresa y preocupación en su voz.

"Luego te lo explico, necesito que me ayudes", balbuceó Tony con temblor en su voz, apenas audible. "Por favor..."

Los dos intercambiaron miradas llenas de incertidumbre antes de seguir adelante con su conversación. Tony necesitaba desesperadamente el apoyo de Helen, y estaba luchando por encontrar las palabras adecuadas para expresarlo.

En otro lugar, Peter se encontraba en una situación peligrosa con su tía May. La mano de ella estaba a punto de soltarse, y Peter sabía que no podía rendirse. Lanzó una telaraña y la llevó a la azotea de su edificio, salvándola en el último momento.

De repente, un hombre desconocido se reveló como Norman Osborn y culpó a Peter por la muerte de su hijo. Peter se defendió, explicando que había intentado salvarlo, pero Harry se había lanzado sin darle oportunidad de hacerlo. Recordaba cómo se sentía impotente al presenciar esa escena, sin saber que Harry no saltaba para suicidarse.

Norman amenazó con matar a la tía May, y un rayo salió disparado, atravesando su piel. Peter estaba devastado, sabiendo que su tía no tenía la culpa de nada.

En ese momento, resonó en su mente la famosa frase: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Recordando sus palabras, Peter se sintió abrumado por la carga que llevaba como Spiderman.

En otro lugar, Tony y Helen recibieron un susto cuando escucharon un grito. Peter había llegado a su encuentro, aparentemente agotado por todo lo sucedido.

"¡Peter! ¡Casi nos da un infarto!", exclamó Helen al verlo.

"Y-yo lo lamento mucho", se disculpó Peter con pesar en su voz.

"No te lamentes, niño. No es tu culpa", respondió Tony, acariciando la cabeza del niño. "Me preocupé mucho por ti".

"No sé qué decir", murmuró Peter con la esperanza de que su tía May estuviera bien.

"Lamento decirte, niño, que llegué demasiado tarde", dijo Tony con tristeza en sus ojos.

Peter solo susurró un "ouh" y lágrimas saladas comenzaron a brotar de sus ojos. Se sentía abrumado y creía que no merecía ser un héroe.

"No digas eso, niño. Lo hiciste muy bien, luchaste perfectamente", consoló Tony, acercándose y abrazando a Peter. "Lamento haber llegado tan tarde".

El niño simplemente lloró y se acurrucó en el pecho de Tony, agotado y finalmente se quedó dormido. Ese día había sido muy diferente a lo que Peter esperaba.

"Papá...", susurró Peter en su sueño, expresando su anhelo y el deseo de tener a alguien a su lado en ese momento difícil.

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