Capítulo 6: Tu nombre...

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POV'S MOIRA

Había recibido una llamada la noche anterior de la estación de policía. Ahora, justo en estos momentos me encontraba con Bill entre mis brazos derrumbandose como nunca.

Jamás lo había visto de aquella manera, por lo que hizo que algo en mí sintiera empatía por él. Si había visto su rostro triste, pero nunca de esa manera. Bill lloraba y me apretaba más contra él.

No quería que lo abandonara. Se sentía solo, lo sabía. Yo me había sentido así cientos de veces.

Lo sostuve un poco más entre mis brazos para luego apartarlo con delicadeza, y observar que estaba cabizbajo y fuera de sí. Me había enterado que la madre de Bill no había presentado cargos por lo que había hecho, y aún mas me confundía el hecho de porqué Bill había golpeado a su padrastro de tal forma. Por lo que lo empujé fuera de la estación luego de recoger sus pertenencias, y salimos a la calle.

—¿Que pasó anoche?— Me atreví a preguntarle.

Él siguió mirando hacia el suelo, analizando la situación quizás, o tal vez sólo se sentía vacío. Pero lo que importó fue la manera en la que subió su mirada hacia mí y me pude sentir identificada con sus sentimientos. Como sí todo estuviera al borde del fin y no pudiésemos hacer nada para impedirlo.

—Yo solo... Fui hacia allá y... — Pude percibir un temblor en él, como sí recordar fuera tan agrio que no podía soportarlo en su cuerpo— Yo golpeé a ese hombre, y justo frente a mi hermana... Una hermana que ni siquiera sabía que tenía.

No pudo parar de llorar, y ahí entendí que se sintió lo peor del mundo. Era cierto que Bill podía ser drogadicto, tener problemas con alcohol y fuese una persona mentalmente inestable, pero con todos esos defectos, Bill nunca había sido agresivo. No se había metido en problemas con nadie, y tampoco lo había visto en alguna pelea. Solo era aquel chico burlon y gracioso que te hacía pasar los mejores momentos, pero ahora, no había rastros de mi amigo.

—Lo golpeé delante de ella. Justo como él lo había hecho. Soy como él— Dijo con dolor.

Desde ese momento, Bill comenzó a contarme todo sobre lo que había ocurrido desde su infancia hasta la noche antorior, donde había golpeado al marido de su madre. También recalcó que no se sentía bien después de lo que hizo, pues no se sintió satisfactorio. Siempre había soñado con el momento en que pudiera partirle la cara y devolverle todo el daño que le había causado a él y a su madre. Sin embargo, todo eso quedó en el olvido al hacerlo, ya que no había sentido nada más que culpa.

Bill y yo caminamos hacia su departamento, dejándome pensativa en la miserable vida que llevaba mi mejor amigo.

🌙

Había llegado tarde a algunas clases y aún así pude asistir a las demás. Con el tema de Bill no me dió tiempo de llegar temprano a la preparatoria y verle la cara a los profesores que mejor podían llevarse conmigo.

Ya era la hora del almuerzo, y había notado como Lori ya se encontraba sentada junto a su grupo de amigos, compartiendo y hablando. Me sentía más que dolida, ya no hablábamos y tampoco teníamos todo lo que las hermanas siempre tenían: complicidad. Pero Lori tenía mucha culpa y yo era una persona rencorosa, que no buscaba el afecto falso de una persona que solo podía pensar en sí misma, o peor aun, en el qué dirán.

El día que la luna bajó a la tierra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora