“Hazme pedazos de todas las formas posibles. Porque algo es seguro, y es que tu sonrisa lo arregla todo”_____________________________
Domingo en la tarde, y lo único que había hecho en todo el día había sido dormir y hablar con mi tía.
Con ella nada era malo. Ni siquiera los momentos donde podíamos estar tan aburridas que no encontrábamos que más cosas contar. Todo lo contrario, nos encantaba estar sin hacer nada y hablar sobre cosas insignificantes.
Ella me había apoyado toda la noche. Me ayudó a limpiar mi rostro y todas las lágrimas que había llorado. Tía Agatha siempre se mantuvo tranquila, aunque sabía muy bien que la mortificación se la comía por dentro. Me sirvió café y esperó a que le contara la parte de la pelea; aunque no pude contarle porqué sustancias me veía influenciada. No quería que se decepcionara de mí. Hablamos sobre mis sentimientos, y los pensamientos intrusivos que había tenido toda la noche mientras pensaba en lo que había causado.
Justo ahora, ella se había dormido en el sofá de su sala, y yo solo me disponía de verla ahí dormida.
Anoche Eros había llamado un par de veces, pero no quería hablar con él. Y no era por el hecho de que no lo quisiera o simplemente fuese un estorbo para mí; era porque mi cargo de consciencia era superior, y la vergüenza que sentía por como me había encontrado la noche pasada era gigante.
Él había sido muy tierno conmigo, y también había sabido comprenderme en todo momento. Nunca me presionó, y mucho menos hizo preguntas fuera de lugar. Él sólo esperaba que yo me abriera por mí cuenta con él.
En el reflejo de mi celular, que tenía la pantalla apagada, pude notar como mi nariz se veía un poco jodida, mi labio tenía una cortada que había hecho un poco de cicatrización, y un golpe en el pómulo que hacía lucir un hematoma morado y verde. Me veía de la mierda, y mañana tendría que ir a la preparatoria nuevamente.
Si así lo hubiese querido, no hubiese estudiado éste año y continuaba con el que si había pasado anteriormente. Éste año era como para preparar muy bien a los nuevos adultos-adolescentes. Y era una idiotez, no quería seguir con esto. No me gustaba la preparatoria para nada, y menos estudiar un año más con la opción de no hacerlo.
Pero ya qué, si así lo había elegido, ahora sí era obligatorio pasarlo, o tendría que seguir eligiendo si cursarlo nuevamente o irme a la mierda.
Eros volvió a llamar y sentí que algo dentro de mí se removió. Por un segundo pensé en contestarle, pero no podía hacerlo. Él estaría mejor de ésta manera.
Pasé el resto de la tarde en casa de tía Agatha, pero al fin, tenía que volver a casa.
Así lo hice, y nadie me hablaba. Mamá no me miraba a la cara, y tampoco dirigía sus palabras hacia mí. Papá se sentía un poco incómodo por como lo veía, y podía intuir que estaba triste por la situación. Pero aún así no me hablaban. Lori si me daba rápidas miradas furtivas. Me tenía lástima, pero ahora que yo sabía su secreto, yo sentía mucha más compasión por ella y por como no podía expresarse libremente ante su círculo homófobo de amigos.
No quise llamar a Eros en la noche, pero ello no significó que no me durmiese releyendo nuestras conversaciones.
...
Lunes en la mañana y había fumado un cigarrillo antes de salir de casa. Traté de irme lo más rápido posible, sin desayunar, tampoco quise arreglarme demasiado. Solo quería salir de casa.
Pero antes de salir, papá llamó a mi nombre y sentí mi estómago volcarse. No quería hablar ahora, y mucho menos con ellos. Giré y caminé hasta donde se encontraba papá, y le hablé:
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El día que la luna bajó a la tierra ©
Teen FictionMoira Spellman es una chica completamente descolocada de todas sus emociones y sentimientos. Buscando alguna forma de desahogo y hundiéndose cada día más en su miseria, hasta que algo cambia en su historia. Ella recorre un viaje que hará cambiar tod...