POV'S EROS
En cuanto recibí la llamada de Moira, corrí sin pensarlo. Su voz al decirme que me necesitaba no me hacía sentir reconfortado con ello, solo me dejaba con una preocupación incesante en el pecho. Cómo si mi corazon pudiera irse por la borda de mi boca. Estaba nerviosa, que más daba. Ella era un punto débil.
Tomé las llaves de la minivan de mis padres, y me escabullí con cuidado de no hacer ruido hacía el garage, teniendo en cuenta que sería la parte más difícil. Al llegar, tuve que pasar la llave por la ranura, y bajar el freno de mano mientras la puerta del garage se abría lentamente.
Empujé el auto con toda la fuerza que tenía hasta las afueras de la casa. Esperaba que mis padres no se despertaran, era algo que me traería muchos problemas si llegaba a pasar. Así que, cuando el auto estuvo ya afuera, y el garage cerrado, prendí el auto y me puse en marcha para buscarla.
No sabía dónde se encontraba así que le escribí pidiendo su dirección. Manejaba dando vueltas, ya que tenía que estar alertada de que respondiera.
Y así lo hizo. Me pasó su ubicación en tiempo real, y me dí cuenta que estaba un poco retirada de Gashfield.
¿Cómo fue a parar hasta allá?
Entonces la preocupación me abordó denuevo pensando en que pudo haberle pasado para que se encontrara así. No quería sobrecargarla a mensajes, y mucho menos agobiarla. Pero sentía un desespero en mi pecho muy incómodo.
Mi marcha fue rápida. No podía perder el tiempo y mucho menos preocuparme más sin saber que ocurría con ella, o la gravedad del asunto.
No había tenido tiempo de cambiar mi vestimenta. Iba vestido con un pijama en conjunto azul, y unas pantuflas nuevas. No quería parecer ridículo, pero de verdad sonaba como una urgencia.
Luego de manejar un largo recorrido hasta las afueras d ella ciudad. Pude divisar al lado de la carretera de la ruta a Moira, sentada en el suelo con las palmas escondiendo su rostro. Estacioné la minivan justo a su lado, y me bajé de un salto. Ella no pareció inmutarse, y mucho menos desesperada por necesitarme. Pero había notado sangre en sus manos, y fue ahí que mis nervios abordaron todo mi cuerpo.
—Moira, ¿Qué te ha ocurrido?— Pregunté, acercandome a ella, y estando a su altura para poder observarla mejor— ¿Por qué tienes sangre?
Desjunté sus palmas dejando su rostro al descubierto, y sentí un revoltijo en mi estómago. Tenía los ojos rojos, y el rostro lleno de sangre; también su nariz era la que sangraba, manchando toda su cara. Lucía triste, y muy cabizbaja. No hablaba, no decía ni una palabra que pudiese quitar ésta sensación de que algo muy malo ocurrió.
—No quiero que me veas así— Puntualizó.
—Vamos, te llevaré al hospital.
Ella se levantó, haciéndome lucir pequeño en el suelo. Su mirada se volvió fría, aunque sabía que la tristeza rondaba su mente.
— No, Eros— Demandó, llenando sus ojos de lagrimas— No quiero. No puedo.
Finalmente se derrumbó en mis brazos justo en el momento en el que me levanté para sostenerla. Ella no estabas bien, y yo lo sabía a la perfección. Una chica como ella no podía cargar con tantas cosas como lo hacía Moira. Guardaba sus sentimientos para no tener que lidiar con el enfrentamiento de éstos. Moira no sabía cómo lidiar con lo que sentía, y en cambio, hacía cosas que no la llenarían con el paso del tiempo, pero sí momentáneamente. No quería afrontar su problema con los vicios, y mucho menos solucionar todos los traumas que tenía.
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El día que la luna bajó a la tierra ©
Teen FictionMoira Spellman es una chica completamente descolocada de todas sus emociones y sentimientos. Buscando alguna forma de desahogo y hundiéndose cada día más en su miseria, hasta que algo cambia en su historia. Ella recorre un viaje que hará cambiar tod...