CAPÍTULO 4

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Harry volvía a su casa, apresurado. ¡¿Qué era lo que acababa de pasar?!

*flashback*

Harry y Hermione salían del trabajo. Harry no había podido ir a almorzar porque tenía demasiado trabajo pendiente, por lo que cambiaron el almuerzo por una cena. Decidieron ir a un restaurante muggle que les quedaba muy cerca, comieron y, sabiendo que después de eso no tendrían plan alguno, se quedaron conversando, recordando y riendo juntos.

La reunión iba bien, hasta que, después de haber tomado unas cuantas copas de vino, y el alcohol se les había subido ya a la cabeza, y en medio de la conversación, Hermione dijo:

- Eres muy atractivo...

- ¿Te... te parezco atractivo? – dijo Harry, un poco abochornado, pero una parte de él se sentía... ¿feliz ante ese comentario?

- Bueno... sí. Ya te lo había dicho antes Harry, eres muy... llamativo – dijo, intentando corregirse.

La respuesta de la chica dejó muy insatisfecho al moreno, pero de repente, sin esperarlo, la chica se levantó, sentándose en la silla que estaba al lado de él. Luego, como si con eso se lograría explicar mejor, colocó su mano en el rebelde cabello de su amigo, diciendo:

- Tu cabello todo despeinado te da un aire muy sexy, ¿sabes? – luego, bajó su mano por la frente, recorriendo la cicatriz suavemente – tus ojos son muy bonitos y la cicatriz te hace ver muchísimo más interesante...

- Hermione... – Harry la miraba atento; la cercanía hacía que el lograra sentir el perfume de la chica, que le nublaba los sentidos. Ella, por su parte, lo miraba fijamente, como si fuera la primera vez que se detenía a observarlo - ... ¿Qué es lo que haces?

Hermione se estaba dejando llevar por los impulsos, por lo que le dictaba el corazón en ese preciso momento. Y él... seguro acababa de pensar en ...

- No soy tan bonita como ella, ¿verdad? – dijo, volviendo a su sitio bruscamente.

¿Se refería a Ginny? Harry la miró, perplejo. No había pensado en ella en todo el tiempo que había pasado con Hermione, y... 'no es el momento para pensar en ella' – pensó.

- No es eso, Mione... Escúchame bien, cualquier hombre en su sano juicio notaría lo hermosa que eres.

- ¿Lo dices en serio? – dijo la chica, con los ojos bañados en lágrimas. Harry asintió, rodeándola por los hombros con un brazo.

- Claro que sí.

Harry pensó que la situación ya estaba controlada, cuando Hermione hizo lo impensable. Primero fue un simple roce entre sus labios, delicado. Harry se apartó levemente, y Hermione, mirándolo a los ojos, suspiró con voz queda.

- Por favor...

Y cumplió ese tácito pedido, indeciso, uniendo sus labios por primera vez. Después, no sabía cómo habían dado paso a besos llenos de necesidad y ansiedad, de añoranza, hambrientos el uno del otro, mientras ella enredaba sus dedos en el negro cabello del chico...

Como volviendo a la realidad, ambos se separaron, jadeando. Se miraron: en los ojos de ambos se expresaba cierto temor ante lo que acababa de ocurrir. Harry se levantó, yendo a buscar al mesero para pedir la cuenta, mientras que Hermione, aturdida, pensaba en lo que acababa de hacer.

Se despidieron de la manera más apresurada que podían, y ambos decidieron, mentalmente, no volver a mencionar si quiera lo que acababa de ocurrir.

NADA ES PARA SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora