CAPÍTULO 11

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*el lunes*

Había pasado todo el fin de semana metido en su casa, junto con Teddy y Ginny. El niño le había inyectado un poco de su mucha energía y se sentía de lo más alegre. Llegó a su trabajo y su puso a hacer lo que tenía que hacer de la manera más rápida posible. Quería estar puntual para ir a ver a Hermione.

*en otra oficina*

Hermione no podía ni concentrarse bien en lo que hacía. ¿Qué se suponía que iba a decir? ¿Que todo fue porque se siente sola y necesitaba un poco del calor de alguien? ¿Que ya no quería seguir con Ron y por eso lo buscó? ¿Que, de una u otra forma, sentía algo más que una simple amistad por él?

Entonces, se pasó la mano por el recién peinado cabello, logrando que gran parte de él se despeinara. Resopló, se amarró el cabello como pudo y, tomando su pluma, y quitando por un momento de su cabeza a ese chico de cabello negro y ojos verdes que la tenía muy confundida, empezó a llenar uno de los pergaminos que tenía a su lado.

*a la hora del almuerzo*

Harry se levantó de un salto en cuanto vio que el reloj marcaba la 1 de la tarde. Subió al ascensor y fue a la cuarta planta, caminando a la oficina de Hermione, casi corriendo. Cuando llegó, tocó la puerta. La voz un poco cansada de Hermione le dijo:

- Pase – cuando entró, la chica lo miró y a los cinco segundos bajó la mirada – Ah, eres tú – murmuró.

- Te dije que vendría – dijo, apoyando una mano en el umbral de la puerta – Entonces, ¿vamos a almorzar?

Hermione pensó detenidamente. Quería ir, pero no debía ir. ¿Debía hacerle caso a su mente o a su corazón? Entonces, vio la mano extendida de Harry frente a ella. Se mordió el labio inferior, y, sabiendo que estaba a punto de cambiar todo, tomó la mano de su "amigo" y dijo:

- Vamos – suspiró. Estaba hecho. No sabía lo que estaba a punto de hacer, pero eso la hacía feliz.

NADA ES PARA SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora