CAPÍTULO 2

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Ese día, Hermione y Ron ni siquiera se miraron cuando iban cada uno a su trabajo. Quería salir lo más pronto posible de ese ambiente tan tenso, por lo que Hermione, rompiendo su propia regla de "no aparecerse dentro de la casa", dio media vuelta y, en un par de segundos, se hallaba frente a la gran fuente que se encontraba en el Ministerio de Magia. Caminó un par de metros cuando escuchó:

- ¡Hermione!

- Oh, hola, Harry – dijo, sonriendo. Su mejor amigo caminaba hacia ella, con una sonrisa plantada en el rostro.

- ¿Qué tal todo?

- Bastante bien, para decir verdad.

- Oye, ¿no querrías almorzar conmigo hoy? Digo, si estás libre.

- Sí, hoy estoy libre – dijo Hermione, pensando en el hecho de que posiblemente, Ron no esté de humor para almorzar con ella.

- Perfecto, entonces hoy te busco en tu oficina – dijo, volviendo a sonreír, se despidieron y cada uno fue directo a su oficina.

*más tarde*

De repente, Hermione, mientras el rasgueo de su pluma sonaba, ella volvía a el tiempo en el que ella y sus dos amigos estaban en Hogwarts aún. De repente, recordaba los sentimientos que, en algún momento, tuvo por su ahora mejor amigo.

No negaba que cuando era una niña de entre doce y trece años, pensó sentir algo por Harry, pero ella lo tomó como algo pasajero, una simple fantasía de una niña, un simple y añorado amor platónico que se desvaneció con el tiempo.

Pero, ¿de qué servía rememorar eso? Ahora, Harry salía con Ginny, eran de las parejas más envidiadas del mundo mágico. Claro, el salvador del mundo mágico y la mejor buscadora de las Arpías de Holydead, no era cualquier cosa. Y ella... ella salía con Ron y sentía que su vida era bastante... sostenible.

Entonces, Hermione notó que la hora se le había pasado sumergida en sus melancólicos recuerdos. Notó que apenas quedaba media hora para que llegara la hora de almorzar. La emoción que la embargó saber que Harry llegaría a verla fue poco común en ella. ¿Será lo sentimental que se puso al recordar tantas cosas? Ya no importaba, mejor terminar lo que estaba haciendo y poder irse sin preocupación alguna.

NADA ES PARA SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora