Capítulo 22.

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[LIDREW]


El día anterior había contado todo a Mitch, sin la presencia de los Psicos mi necesidad de que alguien me escuchara incrementaba con gran notoriedad.

Le dije todo. La muerte de mi padre, el nuevo matrimonio de mamá, Henry y sus golpes combinados con caricias perversas y palabras escalofriantes, Jake y su desaparición, el accidente...

En ese momento llegó Kate y Mitch volvió con su actitud seria y distante, deteniéndome en el punto correcto. No podía decirle de mis planes de asesinar a Henry.

Se lo llevó casi a rastras dedicando miradas de odio a mi persona, podía sentir el fuego arder en su interior.

No te preocupes linda, el odio es mutuo<<

-Me pregunto porque aún no salgo de aquí. Yo me siento muy bien.

Hablar en voz alta para nadie aparente se volvió una pequeña costumbre que me era difícil cambiar. Quizá por eso creen que estoy loca, o quizá es porque el mundo me odia y conspiró en mi contra para retenerme aquí toda mi mísera vida. Sí, debe ser eso...

-¡Drew!

Primer horario de visita y Mitch ya estaba aquí. Sí me concentraba demasiado podía imaginar cómo se vería con la cabellera rubia. Pero amo como le queda el negro.

Tenía las manos detrás de la espalda donde se asomaba un ramo sencillo de flores.

-Sabes que odio las flores.

-Pero sé que amas los claveles.

Se hincó frente mío y me tendió el ramo besando mi mano como un príncipe maricón sacado de unos de esos estúpidos cuentos de hadas que les cuentan a las niñas para que sean tontas e ilusas.

-Igual, no las quiero.

Rodó los ojos fingiendo molestia y realizó una sonrisa torcida que logró helarme la sangre por un instante.

-Qué poco romántica- Le sonrio con todos los dientes y veo que saca algo de su bolsillo trasero- Por eso traje una reserva.

Apenas vislumbre la envoltura marrón y se la arrebaté de las manos. Chocolate.

-Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.

Besaba al dulce como solía hacerlo de pequeña antes de comerlo. El oji verde me miraba incrédulo.

-No sabes que comida de mierda me dan aquí.

Mitch reía a carcajadas, una risa que no había escuchado en un largo tiempo; y aunque su tono haya cambiado por uno más grave aún logra contagiarme de una felicidad que ya creía perdida.

-Me tienes que dar.

-Es gracioso que aún creas que te ofreceré de MI chocolate.

Levantó los hombros cubiertos por una playera negra de una banda llamada "Like months to flame" y sonrió levemente.

-Al menos lo intenté.

El tiempo pasaba entre carcajadas y recuerdos tontos de aquellos años infantiles, cuando jugábamos hasta altas horas de la noche y la Luna se convertía en nuestra única luz para indicar el camino a casa. Antes todo era tan seguro...

Varias veces llegó a disculparse por haberse ido aquel 17 de Octubre de ya casi ocho años y no podía evitar bajar la mirada, aunque fuera solo por unos cuantos segundos, y no era porque él se hubiera ido, sino que no tuve la oportunidad de despedirme de papá...

¿Y sí en vez de asesinar a Henry, te acompaño halla dónde estés?<<

-¿Desde cuándo te tiñes el cabello?

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