Capítulo 2

159 7 2
                                    

Saqué las llaves de mi mochila al mismo tiempo que las primaras estrella subían al firmamento; giré la perilla de la puerta y entre sigilosamente, revisé la correspondencia, pero no había ninguna carta de mi hermano. Iba subiendo las escaleras cuando alguien me llamó, pensé que ya estaba dormido.

-Te dije que llegaras temprano.

Su voz se escuchaba entrecortado por el efecto del alcohol y se tambaleaba de vez en vez, trague saliva ideando una respuesta, pero terminé respondiendo lo usual.

-Lo siento, el autobús se retrasó.

Bajé la mirada y el primer golpe apareció, sentí el calor expandirse por mi mejilla, mientras lágrimas imprevistas salían escasas por mis ojos, hice una mueca de dolor tratando de no gritar, no quería despertar a mamá.

-Que no se repita, estúpida.

No respondí, solo di media vuelta tratando de seguir mi camino hacia la habitación.

-¡Contéstame cuando te hablo!

Gritó mientras corría hacia mi luego sentí sus brazos empujarme y mi cabeza chocar con la pared de las escaleras, caí al pasillo inconsciente, todo se volvía negro.

Mi cabeza palpitaba y tuve que dar un gran esfuerzo para abrir los ojos, afuera estaba amaneciendo pero la puerta de la recamara de mi mamá seguía cerrada.

Todavía tengo tiempo de llegar a la habitación<<

Me levanté como pude, pero mis piernas seguían débiles y casi vuelvo a caer al piso; di los pasos que me faltaban y me tiré en el suelo del cuarto, respirando entrecortada-mente mientras recuperaba fuerzas para tomarme un baño.

No puedo preocupar más a mi madre<<

El agua caliente se resbalaba por mi piel desnuda, relajante, aunque la mejilla aun me ardía y sentía mi cabeza explotar de dolor.

Minutos después ya estaba desayunado junto a mamá, parecía muy feliz que me hizo sentir no querer molestarla con lo que paso anoche, nunca lo hago.

-¿Has visto mi pluma negra?

Pregunté, tratando de crear conversación, aparte de que en serio no encuentro mi pluma negra, subió su vista y me miró confundida frunciendo el ceño.

-¿La que te dio Jake?

Jake era mi hermano mayor, se fue de la casa una noche y no regresó, pero me dejó una pluma con una nota (su letra no es la mejor de todas):

Pequeña:

Perdón si te dejo con, ya sabes quién..., pero sabes que ya no lo soporto más, si pudiera te llevaría conmigo, lo sabes, pero mamá necesita a alguien que la cuide, ya sabes lo despistada que es; encontré un trabajo, cada quincena te enviare algo de dinero (cómprate algo bonito) junto con una carta.

Te dejo esta pluma, siempre ha sido mi favorita y me recuerda a ti, sencilla, bonita y es tu color favorito.

Se fuerte, sé que lo eres.

Te extrañaré.

Con Amor, tu hermano Jake.

Cuando la encontré bajo mi almohada aquella noche no pude creer que ese sería el adiós, reprimí las lágrimas y tomé la pluma negra, mirándola fijamente, siempre la traigo conmigo, pero justo ayer la perdí de vista, sé que decir que la pluma me hace sentir cerca de él es algo incoherente, pero realmente es lo que siento cada vez que la veo, recuerdo nuestras noches juntos, cuando nos quedábamos despiertos jugando con sus legos o cuando me cubría cada vez que rompía algo. O cuando juró protegerme cuando mamá se volvía a casar... y aunque no lo cumplió, sé que trató de hacerlo, recibió varios golpes por mí, lo cual agradezco.

&gt;&gt;ISin_TítuloI&lt;&lt;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora