Capítulo 13

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[GUS]

Ah, que paja...<<

Destapé mi cara con pesimismo al escuchar al maldito despertador sonar a la maldita hora de siempre.

Levantarse temprano en vacaciones, ¡mátenme!<<

Arrastré mi cuerpo al cuarto de baño y enjuagué mi cara esperando a que despertara al menos lo necesario para darme un baño. Nada.

Prefiero mil veces la escuela a esto<<

Tomé el uniforme del restaurante, pantalón de mezclilla y polo negra, y abrí la llave caliente de la regadera.

Lo que pasó ahí dentro no necesitan saberlo.

Antes de salir de casa pasé por la habitación del pequeño engendro, Jen, la cobija le cubría gran parte de la cara mientras que sus piernas estaban totalmente destapadas. De su boca colgaba un delgado hilo de baba. Reí para mis adentros y besé su frente para salir al pasillo.

No te preocupes Jen, ya lo arreglaré yo, aunque aún no sé cómo...<<

Al llegar al restaurante me sorprendí al no ver gran cantidad de personas desayunando animadamente como usualmente se ve en este lugar, pero no le tomé gran importancia de todas maneras Lucker se las puede arreglar solo. Me senté en un banco algo oxidado por el paso de los años en el cuarto de la cocina observando como la nueva cocinera no se preocupaba ni en lo más mínimo en realizar su trabajo a una velocidad aceptable, pareciera que esperaba que la corrieran.

Suspiré cansado y algo agobiado, moví sutilmente mis cabellos afros de mi vista y saqué de mi bolsillo trasero la deteriorada cartera azabache que me ha acompañado desde mis días en secundaría, mi credencial me recibió con esa foto que me perseguirá por el resto del semestre; labios partidos y ojos cansados.

¡Pero si yo estoy bien guapetón!<<

Rebusqué detrás de todas las tarjetas que solo ocupan lugar para que la cartera se vea un poco más interesante, o tal vez para que no se vea tan vacía, y encontré esa hoja de papel, amarillenta por el tiempo; esa con la que empezó todo.

Sonreí de lado con un poco de nostalgia en la mirada, recuerdo que cuando Jen me la entregó me embriago un sentimiento de felicidad, aunque aún no estoy seguro de por qué, es decir, solo le había imprimido una tarea y ya era mi "Compa", nunca pensé que alguna  de las amigas del engendro fuera a preocuparme tanto; si respondí esa nota (en la madrugada del día siguiente), pero las que prosiguieron de esa (aunque me llenaran de esa inexplicable alegría) casi nunca podía corresponderlas por los trabajos excesivos de los profesores de la universidad, hasta que un día cesó de mandarlas.

Recuerdo haberle dado su anillo de "compromiso", me preguntó si aún lo tiene<<

Las personas comenzaron a llegar asemejando a manadas de animales salvajes, en poco tiempo ya había lista de espera y yo no veía la hora de poder detenerme para, tan siquiera, dar un respiro.

-¡Doblas, ayúdame!

Lucker me miraba impaciente con miles de platos sobre sus brazos, el sudor le perlaba su blanca frente y corrí hacía él, soportando el punzante dolor que me proporcionaban mis extremidades inferiores.

-Estas muy cabizbajo Tavo, ¿pasa algo?

Cuestionó el oji-marrón de mi amigo cuando pudo descansar sus brazos al pasar todo el peso a los míos.

-No es nada Luck, creo que Steph necesita tu ayuda en la cocina.

Alcancé a ver sus ojos brillar antes de que saliera en una carrera sin tiempo límite por su amada Stephani, lo cual era gracioso ya que hoy es su día de descanso.

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