Capítulo 12

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[JEN]

Salí de la habitación con mi cabeza hecha un lió. ¿Lidrew me había dicho que me fuera?, pero, ¿Por qué? Teníamos una promesa. Acepto tal vez que no me lo quisiera decir después de todo, pero ¿irme?
Lidrew me preocupa cada vez más.

-Jen...

Un brazo me tambalea suavemente y siento mi cuerpo ponerse rígido por un segundo. ¿Y si necesita mi ayuda?

-Jen Doblas.

Rubén me toma de los hombros y me mira seriamente, sus ojos marrones eran penetrantes; sentí miedo por un momento. Desapareció como llego.

-¿Pasa algo, criaturita?

Desvié la mirada, no tenía ganas de hablar de eso ni de cualquier otra cosa. ¿Así se sentía Lidrew? ¿Con tantos problemas que simplemente opta por guardarlos?

Se siente horrible<<

Beso sus labios para desviar el tema y auqnue no parece muy convencido no vuelve a insistir en ese instante.

Hombres...<<

Caminamos un largo tramo tomados de las manos, sin decir palabra alguna, por lo menos no de mi parte.

-Jeny, ya, dime que te pasa.

Ruben me retuvo entre sus brazos, mi cabeza terminaba en su pecho y podía escuchar su corazón latir preocupado. Besó mi nuca.

-No quiero hablar de eso.

Respondí en un leve susurro. Y es que no quería, era algo que solo me incumbía a mi y nadie más, aunque quisiera decírselo todo, realmente no puedo. No puedo. No puedo. No puedo.

-Vamos, confía en mi.

-Lo siento, mejor me voy.

Solo faltaban un par de manzanas para llegar a casa y no me importaba recorrerlas sola. Rubén dio media vuelta y escuché una lata ser pateada y estrellarse en algún lugar de la calle.

Al abrir la puerta mi hermano mayor -el de cabellos rebeldes- me saludó, seguida de una pregunta eh, ¿irritante?

-Hola, ¿cómo esta mi Lidrew?

¡¿Su Lidrew?!<<

-Si tanto te importa ve a verla tú.

-Hey, tranquila, que tu nuevo novio te haya desechado no es culpa mía.

Comentó burlón lo que hizo que mi cólera aumentara y le lanzará una mirada asesina que solo provocó la amplitud de su cínica sonrisa.

-¡Jen!, mira lo que dibujé.

Karina, mi hermano pequeña, es linda cuando quiere.

-Esta horrible, vuélvelo a hacer.

Respondío con sarcasmo, olvidando que ella aún no comprende lo que eso significa. Fue con mamá y me acusó. La consentida de mamá...

-¡Jen!, no seas grosera con tu hermana.

-Si, no te pases Jennifer.

Comentó Gus con el ceño fruncido. Bueno, la consentida de mamá y Gustavo.

-Aag, déjenme en paz! Fue un mal día, ¿de acuerdo?

Silencio. Subí corriendo a mi cuarto arriesgándome a caer en el trayecto. Me tiré en la cama y hundí mi cara en la suave almohada de algodón.

Estúpida vida adolescente<<

Estiré la mano al cajón al lado mio, mi extremidad se guió sola, abriendo un pequeño cuaderno viejo, dentro suyo acaricié un diminuto dije de plata que Lidrew alguna vez me regaló. Recuerdo ese día, era en nuestros tiempos de secundaria, aunque en esos días nuestras platicas no sobresalían de un "Hola", ella se la pasaba las horas con Caroline y yo con Ally, fue en el momento que Caroline conoció a Anthony que Lidrew se hacía más pequeña para los ojos de su intima amiga hasta desaparecer. Lidrew no es buena socializando a menos que la otra persona comience la platica, y entonces fue cuando Ally se acercó, Lidrew tiene el don (por así decirlo) de sonreirle a todo mundo, hasta a su mismo secuestrador; cuando yo llegué ambas ya estaban muy animadas y Lidrew no dejaba de hacer reír a Ally con ese humor tan peculiar suyo. Pronto Ally me unío a la platica y el tema de la música vino a flote "¿Has escuchado The Killer?" pregunté (recuerdo sus ojos brillar) y solo me respondío cantando un pedazo de alguna canción de ellos con su melodiosa voz de adolescente, "Si, me gusta,-dijo- aunque yo prefiero las bandas más pesadas", ese día me fui con una sonrisa en rostro. A la mañana siguiente una sencilla cajita de cartón me esperaba en la paleta de mi mesa-banco, lo tomé curiosa y retiré la tapa con cuidado, encontrándome con un dije platinado del logo de "The Killers" junto con una nota con simples ocho palabras que se convirtieron en el inicio de una nueva aventura "Supongo que a ti te gustan más -Lidrew". Al levantar la vista observé que me sonreía desde la puerta del salón de clases y avancé hacia ella, feliz; desde ese momento su presencia en mi vida a sido tan indispensable como el agua en mi sistema.

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