Capítulo 5

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-¿Quién es, Lidrew?

Escuché gritar a Ally, me aparté de Mitch antes de que ella llegara, él volvió a su actitud seria y distante de antes. Esos ojos verdes me están matando.

¿Cómo es que son gemelos?<<

Cuando Ally llegó cruzó los brazos escaneando a Mitch de pies a cabeza, sus ojos eran tan chiquitos que juraría que estaban cerrados.

-¿Esta Kate?

Volvió a preguntar. Ahora era él quien cruzaba los brazos mientras la miraba fijamente. ¿Dónde quedó el chico de hace 7 años? Ally se relajó, volteó un poco su cabeza y gritó adentrándose de nuevo a la casa:

-¡Kate, ya lárgate!

Wow, que confianza<<

Y nos volvimos a quedar solos. Él me ignoraba, tenía la vista perdida en el firmamento, las primeras estrellas aparecían alumbrando el cielo.

¡Maldición, se me hace tarde!<<

Estaba a punto de dar media vuelta y marcharme cuando escuché su grave y rasposa voz hablarme.

-Los últimos siete años fueron una tortura sin ti.

Dijo mientras volvía su vista a la mía, cortándome la respiración. Ahí estaba el niño que conocí. Solo que ahora usa un caparazón, ocultando expresiones bajo una mirada de indiferencia, pero, ¿no lo hago yo siempre?

Sonreí de lado, y él, sin cambiar su expresión me mostraba su sinceridad con el brillo de sus ojos.

-Mitch...

-¡Mitch!

Kate me empujó y se abalanzó a su gemelo rodeándole el cuello mientras lo recibía con un beso en la mejilla. La apartó con fuerza pero sin aventarla y limpió con su cachete donde le había propinado el beso. Es cierto que a Mitch jamás le agrado ese tipo de contacto. Mucho menos con su hermana.

Dio media vuelta y caminó hacía la calle, dándole a entender a Kate que lo siguiera, esta solo me dedicó una mirada de desprecio. Siempre fue una buena actriz, pero lo que Kate hiciera o dejara de hacer me tenía sin cuidado, él que me preocupaba era Mitch.

Ni si quiera se despidió<<

Suspiré y entré en la casa tomando mis cosas.

-Me voy.

Les informé a los demás, todos se despidieron, Jen me miró, se acercó, me rodeó con sus delicados brazos y susurró a mi oído:

-Si me necesitas, solo llámame, no importa para qué.

Susurré un gracias en su oído y me dirigí de nuevo a la puerta de entrada. Alek no se despidió, perecía cabizbajo pero de repente se levantó de golpe y dijo:

-¿Quieres que te acompañe?

¡Sí!, claro, me encantaría<<

-Se cuidarme sola.

Salí rechazando su oferta, era cierto que me sonroje, que quería que viniera conmigo, tal vez conocerlo un poco más, pero no podía permitir desperdiciar el único tiempo en el que podía estar sola y saber que me gustaba estarlo. Aparte, no podía arriesgarme a que Henry viera que alguien me acompañaba a "casa". Menos un chico. Porque al final del día, yo era la más perjudicada.

Estúpido verano<<

La Luna apareció y podría jurar que su luz era más caliente que la del Sol, me estaba asando, quitándome mis fuerzas, pocas fuerzas. Pero dentro de poco tiempo los moretones desaparecerían, y entonces dejaría los suéteres y les daría la bienvenida a mis blusas sin mangas.

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