Capítulo 11

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La noche llegó y fingimos quedarnos dormidos a ver a una enfermera pasar frente a la puerta abierta, era la enfermera que me trajo a esta habitación horas atrás.

Esto parece más bien un hospital psiquiátrico<<

Dylan sacó una linterna bajo su cama e iluminó la cara de Zamira, quien ya se había sentado en su cama moviendo la cabeza al compás de una canción inexistente, al retirar la luz de su cara y apuntarla a la pelirosada, los ojos de Zamira eran lo único que se apreciaba en la oscuridad. Audrey gruñó al contacto de la luz en su rostro, y con una jalón de cobija, que parecía costarle todas sus escasas fuerzas, tapó su cara con un "Maldito Dylan" entre dientes. Yo estaba consiente de que la luz ahora llegaría a mi y no me sorprendí al cegarme tan repentinamente. Entonces Dylan apagó la linterna.

-Hoy no Dylan, quiero dormir.

Gruñó Audrey entre las sabanas color alcatraz, parecía solo un pequeño vulto de huesos.

-Pero tenemos que ayudar a Lidrew Sykes.

Dylan comenzó a decirme por mi nombre completo, menos mal que no le dije que también me llamaba "Acaniss".

Malditos segundos nombres<<

-Tendré ideas frescas en la mañana, ya duérmete cabrón.

Lo insultó Audrey lo más fuerte que un susurro puede llegar a ser sin destapar su delgada cara.

Dylan desenterró las agujas que le suministraban algo de suero y se levantó descalzo de la cama, tomó mi mano y me jaló fuera de mi refugio (por suerte, ya no necesitaba maquinas para co-existir). Se sentó en la cama de Audrey, yo solo me quedé parada frente a ella.

No la tocó, ni si quiera se acercó demasiado a su rostro, sabía que si invadía aunque sea un poco su espacio logaría llamar su atención.

-Cabrón, te dije que ahora no.

Pero el "cabrón" logró que Audrey destapara su cara; desde donde yo estaba podía visualizar su interminable intercambio de miradas, y a ella frunciendo el ceño mientras que él sonriera en medio de la noche.

-Vamos hermosa, sabes que la noche es el único momento en que podemos hablar sin que las... molestas enfermeras pasen cada cinco minutos.

Gruñó irritada, torció los ojos y me miró con el ceño fruncido.

-Tienes suerte de que me agrades, cabróna.

Y tu a mi, "cabróna"<<

Sonreí de lado mientras observaba como se esforzaba en sentarse recargando su espalda en el respaldo de la pobre cama. Frágil.

-¡Papá Dylan, Papá Dylan! ¿Yo también puedo ayudar?... No, tu no Ximpuh, tu tienes que dormir Shhh.

Zamira colocó el dedo indice en sus gruesos labios (o eso me imaginé, ya que con esta oscuridad apenas si puedo apreciar el brillo de sus grandes ojos).

Dylan caminó hacía la pequeña de esponjados cabellos y la tomó entre sus brazos, llenos de cicatrices, delicadamente, escuché que la muñequita le plantó un beso en la mejilla.

El rubio encendió la lampara con la luz apuntando al techo, iluminando, solo un poco, la angosta habitación de hospital.

-Entonces... Lidrew ¿cierto?- dijo Audrey, yo solo asentí con la cabeza- Bien, ahora serás Cabróna- lanzé una risa natural, Audrey sonrió despreocupada- ¿Estás segura de que quieres matar al degenerado de tu padrastro?

Antes de que oscureciera y que llegara la hora de "dormir" le conté por partes mi vida, ya que las enfermeras entraban, a veces, solo para mirar por la ventana. Omití a Jen y a los tipos, también al suicida y a los gemelos, y si los mencione fue solo superficialmente.
Muchas veces quizé desviar el tema y preguntar sobre su vida pero no me lo permitieron, Dylan decía "Tenemos tiempo para eso, continua", Audrey solo bufaba molesta y, bueno, Zamira no me escuchaba del todo.

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