Capítulo 9

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Mi corazón seguía acelerado, aún podía sentir su aliento chocar en mis labios. Dulce aroma. ¿A que sabrán sus labios? La proximidad que tuvimos horas atrás me hizo darme cuenta de las leves pecas que le cubrían el puente de la nariz. Si, horas, y a pesar de que ya ha pasado un tiempo considerado, mi cerebro no puede olvidar sus tiernos ojos mirándome mientras trataba (tal vez solo por impulso) de besarme.

Pero no podía dejar que ese acontecimiento me nublara mis planes con Henry. Por que creo que la venganza, como sus labios, sabrán a un dulce espectacular.

No puedo echarme para atrás<<

Observé el reloj de manecillas que estaba en la pared frente mio, junto al televisor sin control remoto. Eran las 20 horas, las cortinas sin gracia tapaban de mi vista al hermoso astro plateado que reflejaba la luz de la gran estrella. Si no fuera por el lamentable foco colgando del techo, no fuera necesario tener ojos.

Una enfermera entró en la habitación sin dignarse en hablarme, no me importó, solo cambió el suero y salió del cuarto con paso firme, la hora de visita terminó hace poco más de un par de horas y el sueño invadió mi sistema.

Desperté al sentir una mano acariciar mi cabello, los ojos me pesaban y duré un poco en acostumbrarme a la luz del sol que entraba agresivo por mi ventana. Pensé que sería mi madre, pero aprendí que su palabra ya esta devaluada.

Seguí con la mirada el brazo que me acariciaba hasta toparme con los almendrados ojos de Jen. Se había colocado algo de rímel que resaltaba sus ojos, y sus cabello estaba peinado en dos trenzas que la hacían ver algo infantil, su vestimenta era un mini-short color negro que le llegaba un poco más arriba del ombligo, poseía una blusa blanca con grandes letras azabaches donde se podía leer la palabra "DIE". Siempre tan positiva.

-Tienes el sueño algo pesado, Lid.

Comentó con una amplia sonrisa, sus ojos brillaban, como las estrellas.

¿Eso es un chupete?<<

-Suéltalo Jen, ¿Cómo estuvo tu cita con el tipo ese?

Respondí con una mirada picara, se sonrojo un poco y tapó su cara mientras la movía de un lado a otro, reteniendo un grito de emoción.

Destapé su cara, debajo de sus manos aun estaba esa sonrisa que hacía que sus ojos se vieran diminutos. Lanzé una carcajada divertida, la sacudí levemente y tomó una gran bocanada de aire.

-Bien, bien, bien. Deja te cuento...

"Hace cinco días, de echo fue el día que salimos de vacaciones; al llegar a mi casa Ruben estaba en la entrada recargado en la pared de al lado de la puerta con un ramo de rosas azules ¡Dios! se veía tan guapo ¡Lidrew, lo hubieras visto! ¡Casi me desangro en ese mismo instante! -Tomó aire- bien, esto..¡Ah, si! Caminé disimulando mis nervios por que... ¿Qué hacía en mi casa? digo... si hubiera sido otro tipo lo pateaba hasta que saliera de mi patio- Jen es algo... expresiva- y no me importa si se desangra  en medio de la calle!, espera, me estoy desviando del tema... ok, Ruben estaba en mi casa... ¡Cierto!, entonces me dijo: Doblas, buenas noches - Jen Doblas, tiene descendencia española- su voz Lidrew ¡Su voz!, le conteste con un: Buenas noches, Gundersen, creo que lo dije algo entrecortado por que se rió por lo bajo, me tendió las flores como todo un caballero y sonrió de lado ¡Su sonrisa! ¡Muero de solo recordarlo! - Se mordió el labio y prosiguió- y luego dijo: Como no pensé que fueras a tardar tanto, bueno, se me acaba el tiempo, así que, tu, yo, el lunes, te espero fuera del instituto, ¿te parece a las 4 de la tarde?, estaba todo paniqueada que solo pude afirmar con la cabeza, ¡Ruben Gundersen me invitó a salir! ¡A mi!, luego besó mi mejilla - subió su mano a su mejilla derecha y dirigió la vista al techo recordando lo ocurrido hace días- luego se fue con paso lento, ¡Se veía tan sexy! y cuando estaba a punto de entrar a la casa me llegó un mensaje de texto de su parte que decía: Nunca anhelé tanto un Lunes." 

Jen poseía una mirada brillante al terminar su relato, comenzé a reír y la abrazé con fuerza, luego volví a visualizar el chupeton.

Si ese tipo le hace algo yo misma me encargaré que no vulva a usar sus labios<<

-Entonces... ¿Qué pasó el Lunes? ¡Cuenta, cuenta!... Aparte, creo que así podre saber la razón de este "diminuto" chupeton- comenté con sarcasmo.

Lo cual hizo que ella reaccionara avergonzada tratando de tapar con las manos la consecuencia de su cita.

-Pues veras...

"Al saber que estabas hospitalizada pensé en cancelar si no despertabas antes del Lunes, pero lo hiciste, lo cual, bueno, no era solo por verlo a él, me preocupaba que no despertaras Lidrew- Tomó mi mano- salir con él no valdría la pena si tu ya no estas en mi vida- Le dediqué una sonrisa le pedí que continuara- entonces fui, me cambié de ropa, me puse una falda blanca y una blusa azul marino y peine mi cabello en una coleta, es que ¡Que calor!- Torció los ojos y movió la mano frente a su cara para "echarse aire"- Bueno, prosigo, lo vi en la entrada del instituto, su cabello estaba algo despeinado, peor lo hacía ver sensual... Eh, me pidió mi mano y bueno, se la di, daah... ¡¿Sabes a donde me llevó?!, tal vez nos sea tan sotisficado, pero sabes que también odio esas cosas- Asentí con la cabeza- bueno, me llevó al parque y tenía un tipo picnic lejos de las familias... platicamos, tocó mi pierna y pues... una cosa llevó a la otra- Indicó con el dedo su chupetón-  y llegué a casa como a las 11pm...

-¡¿Tuvieron sexo en el parque?! ¡Jen!

-N-no alcanzamos a hacerlo. ¡Lo detuve! ¡Te lo juro!

Su rostro se había contraído y ahora me miraba pidiéndome perdón. ¿Por qué? Confió en ella, en él...

Tomé su mano, parecía que ella era la que ocupaba atención médica en vez de mi, y besé su mejilla, la izquierda, claro esta, porque ahora la derecha es propiedad de Gundersen...

-Lo hubieras hecho.

Comenté picara. Obviamente los mataría (a ambos) si alguna vez llegara a pasar, pero ver sus mejillas sonrosadas por la vergüenza era algo que no se ve todos los días.

-¿Eh? pero ¡Lidrew!

Amaba verla tan inocente, por que la mayoría de las veces su perverción le nubla la vista, infló los cachetes y subió sus brazos a la altura de su pecho, su cara se desfiguró para poner una sonrisa perversa justo después de que yo lanzara una tremenda carcajada.

-Tienes razón, no se la iba a acabar.

Comenzamos a reír y sacar frases pervertidas de donde no sabíamos que las teníamos. Hasta que Jen recordó nuestra promesa.

Poniendo la habitación en un suspenso ejemplar.

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