Capítulo 4

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No reflejé  mi sorpresa al escuchar mi nombre salir de sus labios, solo contesté:

-Sí, ¿Te conozco?

Corrió a abrazarme. Cosa que no correspondí. Olía a flores; rosas y claveles, y su tacto era fino, como el de una pluma de ave, yo era la más sorprendida entre todos los presentes.

-¿Podrías apartarte?

Susurré lo suficientemente alto para que me escuchara; lo hizo, pero no quitó sus manos de mis hombros, sonriendo. No detectaba ninguna gota de falsedad en su expresión.

-No me recuerda, ¿cierto?

Preguntó ladeando la cabeza, sentía la mirada de todos en nuestra conversación y odiaba ser el centro de atención.

-¿Debería?

-¿El nombre Kate no te dice nada?

Siete años atrás:

Era otoño en aquella ciudad, el viento era fresco y los árboles perdían sus hojas, o a su defecto, ya estaban completamente calvos, asemejando un esqueleto.

Una niña brincaba feliz al lado de su hermano mayor, su nombre era Lidrew, Lidrew Sykes, estaba emocionada porque dentro de pocos días sería su noveno cumpleaños y había conocido a un chico que pronto se convirtió en su mejor amigo, su nombre era Mitchell King, él tenía una hermana gemela, Kate, esta última no era mucho del agrado de la pequeña niña que saltaba al lado de su hermano mayor por su noveno cumpleaños, no, creía que era mimada y caprichosa, pero siempre estaba pegada a Mitchell, así que Lidrew fingía que le agradaba su presencia, total, solo era una niña de ocho años, casi nueve.

El viento movía los cabellos de la niña que volteo a ver a su hermano, Jake, un adolescente de 14 años que solo pensaba en el bienestar de su hermana, era una familia unida, por eso a Lidrew no le costaba sonreír.

El día de la fiesta, Octubre 17, la sonrisa de Lidrew era más brillante que otros días, su madre había organizado una pequeña reunión son la familia, el único amigo de esta niña saltarina que asistiría sería Mitchell, junto con el inconveniente de su hermana.

Jake vistió una corbata negra ya que su hermana se lo pidió, "Te verás muy guapo", fue la excusa que utilizó para convencerlo, ella lucía un sencillo vestido azul, similar a su personalidad.
Los invitados comenzaron a entrar por la puerta principal del recinto Sykes, pero Lidrew solo esperaba ver la cabellera rubia de su amigo, y sus ojos verdes ubicarla entre la multitud.

Faltaban unas horas para que su sonrisa fuera una expresión pasada.

Llegó la hora de la comida, sin rastros de él, luego el pastel, los regalos, la piñata, la casa se fue vaciando y su querido amigo nunca apareció "Tal vez Mitch simplemente no pudo venir". Estaba tan absorta en que no recibió el abrazo de cumpleaños de parte de Mitch, como ella le gustaba llamarle, que no presencio la salida de su padre a la tienda "Mamá, ¿y papá?" preguntó la pequeña a su madre "No lo sé cariño, ya debió de haber regresado".

La fiesta había acabado y Lidrew esperaba a su padre sentada en el sillón de la sala, moviendo sus piernas de atrás para adelante.

Pero la puerta no se abrió esa noche.

Ni la mañana siguiente a ese día.

"Mami, ¿papi ya no va a regresar?" preguntó la pequeña al ver los ojos de su madre ser atrapados por un mar de lágrimas la mañana del 18 de Octubre. Dicen que la sonrisa de la niña no fue la misma desde aquella noticia desgarradora, ahora le faltaba el característico brillo de felicidad.

Y por si la partida de su padre a un mundo mejor fuera poco, no volvió a ver a Mitch, días después se enteró en la escuela que la familia King se había mudado a la cuidad vecina. Lidrew ya no tenía muchas razones por lo cual sonreír, pero empezó a fingir hacerlo, por Mamá, por Jake.

>>ISin_TítuloI<<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora