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Los clientes llegaban de a poco, y como siempre: solo venían unos tres o cuatro. Las vitrinas de exposición de los postres seguían casi igual de llenas que la semana pasada, pero eso ya era normal. Sin embargo, era preocupante para Gon, porque no podía vender productos que pasarán mucho tiempo guardados a los clientes, lo que significa que costará comprar nuevos a los panaderos de negocio independiente que provee la tienda. Era más fácil conseguir productos locales que de una pastelería con marca establecida, sería muy costoso. 

<<Ahora entiendo por qué mi tía está aprendiendo a preparar más recetas de postres variados.>>, pensó, limpiando la mesa que hace poco fue abandonada por un cliente. Había ordenado una taza de café mientras leía un clásico, y lo había dejado sobre la mesa. Según tenía entendido, ese era el libro favorito de su difunta madre.

Tomó el libro y lo dejó en su sitio, junto a los otros seis libros clásicos que teníamos. Se acercó a la mesa nuevamente para limpiarla y la campanilla que tintinea cuando la puerta se abre, sonó.

Volteó a ver, y una sonrisa conocida lo hizo sonreír; aunque no se esperaba verlo hasta el día siguiente. El recién llegado se acercó a saludarlo:

-Hola Gon -dijo Zushi.

-Hola Zushi. ¿Qué te trae por aquí? Pensé que te vería mañana.

-Sí, pero vine a ayudarte.

- ¿Qué? -preguntó, extrañado.

- No me mires con esa cara. Vengo a ayudarte a atender a los clientes -dijo airosamente, animado.

- Zushi, no es necesario. En serio, el lugar está mayoritariamente vació, como puedes ver. Tengo todo controlado.

- ¿Estás solo? -inquirió-. ¿Y tu tía y tu abuela?

- Mi tía la llevó a un centro médico. Ni bien llegué me dijeron que no tardarían en venir. Me olvide de que hoy iban a llevarla a ver como estaba su pierna. Creo que le quitarán los puntos de su operación.

- Ah para que camine como antes.

- Obviamente no caminará como tú o yo, pero al menos ya no necesitará la ayuda del andador o la silla de ruedas.

- Que bueno. Pero no me saques del tema, que te conozco.

<<Diablos...>>

- Ahora que estás solo es cuando más ayuda necesitas.

- Zushi, no tenemos el dinero para luego pagarte tus servicios.

- No es necesario. Seré un voluntario sin sueldo.

- Pero es mi responsabilidad, Zushi. En serio no necesito ayuda. Si te preocupa que haga mis tareas tarde, no te preocupes. La estoy haciendo detrás del mostrador.

- Eso no me convence, Gon.

La campanilla volvió a tintinear. Gon inclinó la cabeza a un lado de Zushi para ver quien entró, y quedó mudo de la sorpresa. El cliente recién llegado era Killua. Llevaba un gorro rojo con case que cubría un poco sus ojos, unos pantalones negros, zapatillas blancas de marca, como era de esperarse, y una camiseta blanca de cuadros verde lima que dejaba al descubierto su camiseta azul oscuro. En su hombro llevaba su mochila de la escuela, y Gon casi entró en pánico. No tenía ganas de mezclar su trabajo con su vida escolar.

- ¡Hola chicos! -saludó Killua, con una sonrisa.

Zushi volteó al escucharlo.

- Oh, ¡Killua! Bienvenido. No creí verte aquí.

- Bueno, la verdad es que casi no vengo -comentó modesto, sobando su nuca, mientras se acercaba.

- ¿No vienes?

- Estuve llamando a Kurapika varias veces para saber si sabía la dirección de la casa de Gon, como recordé que un día les había tocado hacer un trabajo en grupo...

- Sí, sí. Lo entiendo -dijo-. Pero, ¿Qué haces aquí?

- Quise venir a ver el lugar para saber como era. No pensé que este sitio sería un bar y una pequeña librería a la vez -comentó, mirando el sitio-. El ambiente se ve muy acogedor.

- Gracias -musitó Gon, algo apenado por el alago.

- ¿Es posible que pueda probar algún postre? -preguntó, mirando y señalando la vitrina con pasteles.

- Sí, claro -dijo, sacando su libretita y un bolígrafo del bolsillo de su delantal blanco-. ¿Qué te gus...?

- Espera, Gon. Dame una oportunidad -interrumpió Zushi-. Yo atenderé a Killua.

- Pero...

- ¿No te molestaría, no Killua?

- Yo... no entiendo, ¿Qué sucede? -preguntó confundido.

- Solo quiero ayudar a Gon con los clientes. Él está atendiendo solo en estos momentos, y solo quiero ayudarlo. Pero creo que en el fondo temé que arruine algo.

- ¡No es eso, Zushi! Y no tienes por qué explicar tanto -espeto serio.

<<Maldita sea..., ¿Por qué siempre se te escapa la lengua, Zushi?>>, maldijo por dentro. Vio a Killua y algo en sus ojos le dio mala espina.

- Bueno, el trabajo es trabajo, Zushi. Creo que solo quiere cumplir con lo que le prometió a su familia -dijo Killua, para mi confusión-. No creo que Gon te este prohibiendo trabajar porque desconfié de ti.

- Entonces estás de su lado...

- Podría decirse que sí -dijo con una sonrisa leve, haciendo un gesto indiferente-. Lo siento, Zushi.

- Bueno, ya entendí -dijo rindiéndose.

Gon miró a Killua de reojo sin darse cuenta. Él solo reía dulce por el gesto de Zushi. Y al notar que lo miraba demasiado, apartó la mirada al cuadernillo entre sus dedos, mientras sentía que sus mejillas se calentaban un poco.

 - Bueno..., ¿Cuál postre te apetecería probar? -preguntó con timidez. 

- El pastel de chocolate se ve bien.

- ¿Y deseas algo para beber? -volvió a preguntar, anotando.

- Un café estaría bien, gracias.

- ¿Algo más? 

- No, solo me gustaría eso.

- De acuerdo, entonces solo tienes que pasar al mostrador a pagar y luego te entregaré tu pedido en tu mesa. Sígueme.

- Claro.

Luego de llevarle el pedido a Killua a su mesa, Gon se dispuso a hacer su tarea de nuevo. Zushi al final no se rindió y lo ayudó a limpiar la cocina mientras terminaba con algunos ejercicios de matemáticas. No pudo negarse a eso por más que le insistió en que no era necesario. Inconscientemente, levantó la mirada, y se percató de que Killua también estaba haciendo la tarea, y se le veía muy cómodo escribiendo en su cuaderno para luego probar el café y el pastel. 

No sabía cuales fueron sus intenciones al presentarse al café, pero lo tenía sin cuidado. Además, por dentro lo admitió. Mientras Killua usaba esos lentes delgados para leer, lo que al parecer era el libro de geografía, no pudo evitar quedarse embobado por un segundo. No podía negar que se le veían bien.

Cadenas inquebrantables || KilluGon || YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora