Prólogo

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Aquella mujer, de una peculiar cabellera anaranjada que estaba más arriba del cuello, me sonrío al verme. Yo apenas tenía 3 años, y la razón por la que les puedo contar esto, es porque ella me lo dijo. Sus ojos marrones, iguales a los míos brillaban y brillan cada vez que me veía.

Ella es mi tía, Mito-san, a quién la consideró como mi madre, ya que siempre está para mí desde que llegó con una maleta de cuero en manos a la casa en la que vivía con mi abuelita Abe, una mujer muy amable, la madre de mi padre, quién se fue cuando se enteró que mi madre estaba embarazada, pero no me importaba porque, me parecía muy difícil odiar a alguien al que no conozco su rostro.

Yo al principio lo hacía, hasta que Mito-san me dijo:

- No deberías odiar a aquellos a los que no conoces, ya sea si sabes cual es su rostro o no. No deberías pensar en eso, él se pierde la gran felicidad que yo siento al tenerte conmigo. -Decía dulcemente, a la vez que me acurrucaba contra su pecho, sintiendo sus pálidos brazos envolverme en un cálido abrazo. 

Mito-san siempre me dice que no debería odiar a nadie, porque es mejor vengarse con los demás demostrando que tú eres mejor persona. Tal vez es la razón por la que por más que intento odiar a alguien, no puedo.

Y no entiendo la razón de este consejo del todo, tomando en cuenta todos los sentidos de la palabra, pero justamente eso, es lo que me ha causado tantos problemas.





Cadenas inquebrantables || KilluGon || YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora