La semana había transcurrido rápido, y ya era el día sábado. Ese día, Gon se levantó más temprano que nadie, pues, al ver que su tía se había quedado hasta muy tarde tratando de vender tanto como podía, ya que ese día iban a cerrar, decidió ser él el que le haga comenzar un buen día. Preparó el desayuno y lo sirvió en la pequeña mesa de la cocina.
Él comió y bajó a retirar las mesas y sillas del local. Ese día iban a pintar el mural que querían, así que todo debía estar preparado para cuando llegará el papá de Kurapika.
<<Te aconsejaría tener todo el lugar ya libre, así mi padre se quedaría más tranquilo. Créeme, si se estresa, el trabajo para terminar el mural será más complicado>>, recordó Gon el consejo de Kurapika. Y eso decidió hacer el día anterior para que todo saliera bien, ya que en serio no quería que hubiera problemas en nada, y más con su tía. Está renovación del sitio es muy importante, y no quería que su tía se estresará cuando aún veía una oportunidad para salvar el local. Si su tía confiaba en que todo saldría bien, él también estaría dispuesto a pensar positivamente.
El área del comedor terminó completamente libre y comenzó a limpiar desde las esquinas del suelo hasta las del techo. Abrió la puerta y las ventanas para que el aire fresco entrará y le quitará el olor a guardado a la habitación, y, al sentir el suave viento mañanero en su rostro, se refrescó. Sin embargo, aun tenía mucho por hacer.
Trapeó el piso, limpió las persianas y las ventanas y, finalmente, pudo rendirse en uno de los sofás del área de lectura por el cansancio. Fue agotador, pero necesario para ayudar a su tía. No importaba lo que tuviera que hacer, él en serio la quería mucho y estaba dispuesto a ayudarla en todo, ya que, al no tener a su mamá, estaba agradecido con ella por haber tomado ese rol por propia voluntad. Ella le enseñó muchos buenos valores, y él solo quería demostrarle que fue alguien bien educado y bien cuidado. No le gustaría lastimar a su tía en absoluto.
Ella era una mujer muy buena y amable y, a su punto de vista, alguien que no mataba ni a una mosca. Por eso, siempre se preguntaba por qué la madre de Retzu, Shezen, siempre transpiraba odio contra ella. No lo entendía, y, al parecer, su tía Mito tampoco quería explicárselo, y él solo respeto esa decisión. Sin embargo, le parecía injusto, y solo pudo llegar a la conclusión de que, tal vez, todo fue una confusión, una de la cual no sabía la causa.
<<Esa mujer debe de estar mal. Esa bruja... >>, pensó Gon, ahogando la impotencia que sentía mientras sus dedos se aferraban con fuerza a la tela rota, que anteriormente fue una parte de una playera vieja de cuando era niño, mientras pensaba en aquel día en el que llegó a la cafetería.
<<Se lo vamos a demostrar... ¡No le daremos nada!>>, se dijo con coraje. Y, sin darse cuenta, ya había terminado de limpiar todo, y la hora de llegada del padre de Kurapika se acercaba cada vez más, por lo que decidió ir a prepararse y estar bien presentable.
Al subir, sonrió al ver que su tía estaba comiendo junto a su abuela Abe en el pequeño comedor que había en medio de una pequeña cocina.
-Buenos días -saludó, y siguió su camino por el pasillo para ir al baño. De fondo, escuchó como Abe y Mito lo saludaban.
Gon se arregló y, en el fondo, no pudo evitar estar muy inquieto. Estaba evidentemente nervioso de que algo saliera mal mientras el padre de Kurapika trabajaba; sin embargo, no podía negar que cada vez que pensaba en que Killua vendría, algo se removía dentro de él. Era una rara sensación que lo hacía ensañarse con la misma idea.
<<Killua va a venir.>>, <<Killua va a venir.>>, le repetía su mente, y fue inevitable el leve sonrojo que se asomó en sus mejillas, pues las tontas ideas que Retzu le repetía sobre Killua aún rondaban en sus recuerdos. Lo peor era que se repetían como un video repetido mil veces, esos de los cuales ya sabes lo que ocurrirá, pero que aun así sientes ansias de ver lo que sabes que va a pasar.
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Cadenas inquebrantables || KilluGon || Yaoi
Fanfiction¿Han escuchado sobre las "Maldiciones Generacionales"? Se dice que dependiendo de las acciones de nuestros padres, nosotros seguiremos el ejemplo, y si seguimos su mismo camino, nosotros sin darnos cuenta, seremos iguales. Por eso mismo está pasando...