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-Así que eres, Killua Zoldyck, ahora entiendo por qué sentía que ya te había visto -dijo Mito.

-Sí -contestó, viendo como Abe le servía café-. Gracias.

-No es nada, jovencito -dijo, y se sentó en la mesa que compartía Killua con la familia Freecss.

-Tampoco sabía que estudiabas en el colegio de mi sobrino -dijo, volteando a ver a Gon.

Gon solo apartó la mirada, sonrojándose levemente de las mejillas.

-Para mí fue más sorprenderte ver que compartiríamos salón -comentó Zushi.

Killua ahogó una risa, pero luego su semblante cambio.

-Nunca había conocido ese lado de la señora Shezen -repuso Kilua.

-Es una bruja -dijo Zushi-. Y yo que creía que Retzu era la peor.

-¡Zushi! -espetó Gon.

-¿Qué? Es la verdad.

Killua dio un sorbo a su taza de café.

-Bueno, eso no es lo importante. Volviendo al tema del que quería hablar con ustedes. Si me permiten, me gustaría ayudarles con su negocio.

Gon lo miró extrañado. Su tía iba a hablar, pero Gon se le adelantó.

-¿Y a qué te refieres con ayudar?

Mito la miró con el ceño algo fruncido, pues ella era la que se supone que tenía que encargarse de las preguntas, pero Gon no se inmutó ante su mirada. Por dentro, seguía algo molesto y encolerizado por la escena de la madre de Retzu. Solo se limitó a apartar la mirada y a crear una barrera entre ellos al apoyar su mejilla en su mano izquierda.

- A que su negocio prospere. 

-Me gustaría que fueras más específico, por favor -instó Mito.

-No sé, ayudarle con lo que usted necesite. Almacenamiento, limpieza, entretenimiento, productos en stock, repartición a domicilio, reparaciones al local...

-Espera, espera -interrumpió Mito-. Yo creía que querías trabajar aquí, pero no. No voy a aceptar que inviertas tu dinero.

Gon y Zushi se habían sorprendido al darse cuenta de adónde iba Killua con todo eso. Abe no reaccionó, pues primero quiere escuchar todo bien.

- ¿Y por qué no? -preguntó Killua.

-No quiero ser desagradecida, pero no planeó aceptar tal oferta. 

-¿Por humildad? -inquirió Killua.

-Más que eso, es porque no lo entiendo. ¿Por qué querrías ayudarnos?

-Simple. No me gusta que pisoteen así a la gente. Y esa señora tampoco tiene el derecho de hacerlo con ustedes. Para ser sincero, no me gusta que ese tipo de personas maltrate o pisotee a los demás. Es lo que más odio de una persona. Solo quiero colaborarles porque para mí no es problema. Yo puedo hacer lo que quiera con mi dinero, y, para ser sincero, no soy de usarlo mucho. Ustedes podrían aprovecharlo mejor.

-Sigo sin estar convencida.

-Opino igual -agregó Gon.

-No es por lástima, si eso piensan. Solo quiero hacerlo. Además, si lo desea, ayudaré hasta donde usted desee. Y para ser más conciso, solo ayudaré hasta que tenga una clientela estable, para que al menos tenga con lo que mantener su negocio. Estoy haciendo esto sin pedir retribuciones. Por favor, acepte mi ayuda.

Gon, no muy convencido, pensó un poco. Era una propuesta tentadora, y conociendo como era Killua, estaba seguro de que cumpliría su palabra, pero aun así se le hacía muy extraño. Nadie ofrecía ayuda sin obtener algo a cambio. En lo personal, no aceptaría por principios, pero... era necesario para el local. Era necesario, en realidad.

Mito también se vio indecisa.

-No estoy segura.

-Killua, siempre supe que eras buena persona, pero nunca pensé que tanto -opinó Zushi, viendo con admiración a Killua-. Señora, Mito. No es por entrometerme, pero es una gran oportunidad.

Gon codeó el codo de Zushi con discreción, a manera de pedirle que se calle. Zushi lo hizo y se acomodó en su silla para guardar silencio y controlar la emoción de hace un rato.

Killua vio a todos los presentes. El silencio era latente y él pensó rápido en algo, antes de que se les ocurriera responder que no.

- Pueden pensarlo cuanto deseen. Mi solicitud no caducará. Solo díganle a Gon que me avise si cambian de opinión -dijo Killua, sonriendo. Se levantó y dejó el dinero por el café-. Gracias por la comida, estuvo deliciosa. Ojalá más personas puedan probar sus delicias. Ya se está haciendo tarde, debo irme. Nos vemos en la escuela, chicos.

-Nos vemos, Killua. Adiós -dijo Zushi.

Gon vio a Killua y, al cruzar miradas por unos segundos, apartó la mirada, sintiendo que sus mejillas comenzaban a arder. Killua se fue. Zushi poco después también, y, durante el resto de lo que quedaba del tiempo para irse a dormir, luego de ordenar toda la tienda para el día siguiente y mientras se preparaba para dormir, notó como su tía anduvo pensativa. Supuso que estaría pensando la propuesta de Killua. Y lo que le dijo en la mañana siguiente, lo dejó sorprendido.

Cadenas inquebrantables || KilluGon || YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora