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Las mejillas le arden aún con solo recordar aquel susurro. Era estremecedor. Las cosquillas seguían latentes y su espalda se erizaba con solo recordar repetidas veces. 

Gon casi no había podido dormir durante toda la noche y ahora tenía que trabajar con sueño. Su tía salió un momento a hacer unas compras y su abuela Abe estaba descansando en el segundo piso, pues no debía esforzar tanto su pierna. Estaba totalmente solo en el mostrador y, por fortuna, toda la noche fue suficiente para que la pintura se secará. Atender a los clientes no fue un problema debido a la poca clientela, y, por lo visto, así sería todo el día domingo. No era muy raro de todos modos, pero esperaba que hubieran más personas. Así ganarían más dinero, ya que las cosas no se pagaban solas, y su tía estaba pensando seriamente en subir los precios a algunos postres y bebidas, lo cual le parecía lo mejor, pero tal vez eso no le agradaría a los clientes. Y sí, tal vez algunos si se den el gusto de pagar cosas caras por un capricho, pero no todos se aventarían a esa norma. El mercado era amplio, la competencia siempre va a ser reñida por donde se mirará, así que lo mejor sería ver la forma de atraer más clientela que perderla sin causar un desequilibrio en los costo. O, al menos, eso fue lo que Killua dijo el otro día cuándo estaban hablando.

<<Qué lástima...>>, pensó Gon. <<Al parecer este domingo será diferente. Maldita sea...>>

La campanilla en la puerta de entrada resonó en sus oídos y Gon abrió los ojos para saludar al cliente, pero enmudeció al ver que era Killua, quien le sonrió amablemente.

-Buenos días -saludó Killua.

Los hombros de Gon se tensaron.

-Bu-buenos días -tartamudeó, y las palabras de Retzu resonaron inconscientemente en su mente, y los susurros de Killua inundaron sus sentidos.

<<Mierda... Ya olvídalo.>>, maldijo Gon.

Killua se acercó con una sonrisa.

-Veo que te sorprende verme, ¿Qué sucede?, ¿Te asuste? -indagó.

-N-no... Es solo que... pensé que nos veríamos el lunes.

-Sí, pero no pude evitarlo, quise pasar a ver como iba todo, y de pasó ver si todo estaba en orden -dijo, mirando el lugar.

Gon escrutó su rostro y, por alguna razón, sintió que algo no encajaba. Se veía cansado

<<¿Vino... solo para ver unas paredes?>>, pensó extrañado. <<¿A está hora?, ¿No hubiera sido mejor ir temprano?>>

-Entiendo -dijo y se levantó de la silla detrás del mostrador-. ¿Te invitó un café? Te ves cansado.

-Sí, gracias, pero uno frío, por favor, y que sea algo grande -pidió Killua, tomando una silla cercana para sentarse junto al mostrador.

Gon fue a la cafetera, dándole la espalda al mostrador y comenzó a preparar café. Esperó a que los granos de café soltarán su esencia en el agua caliente para que cayera en el vaso. Tomó un momento, pero lo justo para no hacer esperar a Killua por mucho tiempo. Al final, le puso unos hielos que sacó de la congeladora horizontal y le entregó a Killua su pedido.

-Listo -dijo Gon, dejándole la taza en el mostrador junto a unos sobres de azúcar.

Killua miró detalladamente la taza, casi con la mirada perdida, y la recibió. Bebió un poco y se relajó al sentir el penetrante aroma a café puro anestesiando su cansancio.

La respiración de Gon se detuvo por un momento.

-¿Está bueno? -preguntó, algo tenso.

-Muy bueno, gracias. Justo lo necesitaba -contestó relajado-. ¿Cuánto debo?

Cadenas inquebrantables || KilluGon || YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora