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- Narrador-
UN GUERRERO ASTUTO NO ATACA AL CUERPO NI A LA MENTE, SINO QUE AL CORAZÓN.
— Estás equivocado, padre.— titubeó nervioso.
— Te daré un consejo sobre tu oportunista noviecito, haz lo que tengas que hacer con el y después lo dejas.— cerró enojado el elevador para dejar de hablar.
Harry entró al departamento cabizbajo.
— Gracias por defenderme, Harry.— comentó sarcásticamente Aidan para levantarse, tomar sus cosas y disponerse a irse.
— ¿Escuchaste?.
— Todos oyeron al cretino.— escupió enojado mientras se colocaba su saco.
— Ese cretino es mi padre.— lo defendió.— Con suerte llegaré a ser la mitad de lo que es el, así que cierra la boca sobre temas que no entiendes.
Aidan negó y abrió la puerta.
— Harry Osborn.— le llamó la atención al chico la tía May.
— Lo siento tía May.— Aidan se disculpó y salió de ahí.
_____ bajó la mirada un poco incómoda y triste por Aidan.
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Horas después y kilómetros alejados se encontraba Norman disputando con la máscara verde.
— La mujer Araña es todo, menos invencible.— comentó la máscara.— Pero a Parker, si podemos destruirla.
— No puedo.— sollozó, pues aunque no quería, sabía que en cualquier momento iba a ceder y no quería hacerle daño a la chica que le tenía tanto aprecio y que quería como una hija más.
— ¡La traición es imperdonable, tenemos que enseñarle a Parker!.— Osborn volteó a verlo.
— ¿Que debo hacer?.— oh no.
— Enséñale lo que es una pérdida y una pena, hazla sufrir, haz que desee estar muerta.— explicó.
— Si...
— Luego concedele su deseo.
— Pero...¿Cómo?.— preguntó gateando hacia este.
— Un guerrero astuto no ataca al cuerpo ni a la mente...— explicó.
