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SALTA Y NO MIRES ATRÁS.
El Duende verde dió uno de sus gritos, me asustó al principio pero sentí que caía.
- Despierta.- escuché la voz de mi tía. Ahí comprendí que todo era un sueño.- Vete a casa hija, te ves terrible.
- Y tú te ves preciosa.- alague en un susurro audible.
- Te lo agradezco.- me sonrió.
- No quiero dejarte aquí.- comenté.
Era verdad, temía que el finde verde volviera y la lastimara a la primera oportunidad y yo no estuviera otra vez para poderla defender.
- Estaré bien.
- ¿Pudo hacer algo por ti?.
- Haces demasiado, la escuela, el trabajo, pasas tiempo conmigo, no eres Superman, hija.- esto me hizo soltar una risa nasal.- Por fin sonríes, no te he visto sonreír desde que Aidan estuvo aquí...
- Oye...¿No estabas dormida?.- la miré sonriente a lo que rió un poco.
- Tenías como seis años cuando la familia de Aidan y este se mudaron al lado. Cuando el bajó del auto y lo viste por primera vez, me sujetaste y me dijiste: "Tía May, tía May, ¿Ese es un ángel?".
- ¿Yo dije eso?.
- Lo recuerdo bien.
- Bueno, ahora Harry lo ama a el.- murmuré cabizbaja.- Es su novio.
- Te recuerdo que aún no decide el.
- No tiene idea de lo que siento.- negué.
- ¿Porque no abres tu corazón?. Eres tan misteriosa últimamente, dime, ¿Tiene algo de malo que Aidan se entere de lo que sientes?.- soltó una risita nasal.- Lo saben todos lo que te rodean.
- Ahora vuelvo.- me levanté rápidamente y salí de la habitación para tomar el teléfono fijo y empezar a marcar.
- Hola, soy Aidan...
- Hola Aidan...
- Llámame después del pip.- comentó su contestadora.
- Hola Aidan, soy yo....______, ¿Estás ahí?. Solo hablaba para ver si estás bien, llámame cuando puedas. Ammmm, por favor, no te metas por callejones...- de repente alguien tomó el teléfono del otro lado.- Aidan....- una sonrisa malévola se escuchaba...mierda.
- ¿Quiere la mujer araña venir a jugar?.- era el duende verde.
- ¿Dónde está?.- pregunté entre dientes.
°°° - Aidan -
Sentía frío, era lo que más sentía, estaba preparandome para dormir pero todo se puso negro gracias a un golpe en la cabeza aquel recibí. Desperté en un lugar desconocido, me levanté como pude para tratar de descifrar en dónde estaba, di un paso en seco al sentir que ya no había más piso. Voltee tratando de no caer, oh Dios mío....estaba en la punta del puente.
- ¡Ahhhh!.- me agaché rápido al ver cómo pasaba sobre mi volando.
Era una persona, este se rió de mi sufrimiento. Lo que parecía ser el villano pasó sobrevolando el cablebus sin dejar de cantar.
- ♪La pequeña araña se metió al agua, vino el duende verde y araña se acabó♪.
Claro, ¿Cómo no lo había notado antes?. Era el enemigo de la mujer araña. El duende verde sacó de su transporte unas bombas e incendió una pequeña casa cercana al agua. Yo solo me sostuve fuerte por el impacto de la explosión.
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- Duende verde, ¿Que has hecho?.- ví como todo una bodega explotaba. Cuando escuché la voz del duende verde, no dude en pedir la dirección en dónde se encontraba Aidan, me coloqué el traje, me despedí de la tía May y llegué lo más veloz que pude.
El tipo malo hizo que el cablebus se solatar pero rápidamente lo tomó soltando su típica risa de mierda. Bajé por la pared para tirar dos telarañas a dos banderas cercanas, lo que tenía pensado era usarla de resortera y llegar más rápido hacia el. Al soltarme y salir volando, tiré una telaraña hacia el puente donde ví a duende verde sosteniendo el cable del cablebus y Aidan del cuello.
- Por esto solo los tontos son héroes. Porque nunca sabrás cuando llegara un lunático a hacerte una propuesta sádica. Dejar que muera el hombre que amas...- estiró más su brazo mientras que Aidan pataleaba
- No, por favor.- rogó el ojiverde al borde de lágrimas.
- O que sufran los pequeñines, toma tu decisión mujer araña y contempla como recompensan a una héroe.
- ¡No lo hagas duende!.- pedí en un grito. En estas ocasiones solamente se puede hablar.
- Solos lo que elegimos ser...¡Ahora decide!.- soltó a los niños y Aidan.
- ¡Nooooo!.- sin dudarlo salte primero hacia Aidan para poderlo salvar. Este aún gritaba en la caída y me dolía que esto era en parte mi culpa.- ¡Aidan!.- lo tomé en el aire y tiré la telaraña en el puente donde me lance con el hacia el cablebus dónde detuve la caída de los niños.
- ¡Escuchenme niños, pondremos la barcaza debajo del vehicular!.- avisó uno de los pescadores en su no tan pequeño barco.
Ambos alzamos las vistas al escuchar que el duende verde merodeba arriba con intención de acercarse y terminar con su cometido.
- ¡Ahí viene de nuevo!.- gritó Aidan con miedo.
- ¡Escúchame, necesito que te deslices!.- pedí al sentir como mi fuerza se terminaba poco a poco.
- ¡No, no puedo!.- cerró sus ojos.
- ¡Si, si podrás!.- la telaraña se empezó a deshacer haciendo que todos gritaran del temor.- ¡Aidan, puedes hacerlo....tienes que hacerlo!...confía en mí.- asintió levemente sujetandose de la siga de metal que sostenía del cablebus.
- Con cuidado....- miré a mi lado asustada al ver cómo se acercaba el duende verde con su típica risa.- ¡Date prisa!.
- ¡No lo lograré!.- negó temeroso.
Mierda....
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