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Bajé del techo del tren y me posicioné enfrente de el. Ya no me importaba mi rostro a la vista de todos ni mi identidad, ahora solo importaban ellos, sus vidas.
- No puede ser.
- ¡Nos vamos a morir!.- gritó un hombre a lo que negué.
- ¡Dígale que se sujeten!.- ordené buscando una rápida solución al problema.
- ¡Sujtetense bien!.- ordenó a todos los pasajeros, rápido bajé un ambos pies tratando de detener el tren o al menos hacer que bajara su velocidad.
Pero eso no funcionó y solo terminé lastimandome el pie izquierdo, el cual puse más presión.
- Auch, auch.- me quejé en silencio en busca de alguna herida.
- ¿Alguna otra brillante idea?.- preguntó sarcástico el señor que trataba de parar el tren sin palanca.
- Si tengo, muchas.- me defendí mirándolo de reojo y mirando a los lados. Rápido empecé a tirar telarañas a ambos lados y las sostuve entre mis manos golpeando mi espalda contra la pared del tren.
Las telarañas regresaron a mi al haber desprendido de las paredes de los edificios haciendome caer por poco.
- ¡Ah!.- regresé como pude a mi postura.
- ¡Cuidado!.
Empecé a tirar varias telarañas, más que las de antes a lugares azares y sin mirar para estar más tenta a lo de adelante.
- ¡Ahhhhh!.- grité del dolor al sentir como los vidrios se partían a la fuerza, mi traje se estaba rasgando en la parte de los brazos y mi torso.
- ¡Disminuye la velocidad!.
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