-15: "¡𝙈𝙞𝙧𝙚𝙣 𝙖𝙧𝙧𝙞𝙗𝙖!".

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- Narrador -

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- Narrador -

SI ME DICES QUE ME QUEDE, créeme, no dudaré en hacerlo.

Aidan se acercó a la chica quien aún se encontraba de cabeza y acercó sus manos a su máscara.

— Espera...— le dijo la Mujer Araña al recordar que salía con su amigo, no podía hacerle esto...pero, de alguna forma el le hizo lo mismo sin importarle lo demás.

Aidan le bajó lentamente un poco de su máscara y se acercó para poder chocar en sus labios en un lindo y delicado beso que anhelaba tanto la chica como el. Fue poco pero inexplicable para ambos. Aidan sonrió levemente y _____ sacó su telaraña para alejarse de el e irse a descansar, dejando a Aidan con una sonrisa boba.

°°°

Con más de 8.200.000 habitantes en la ciudad y 21.800.000 en la zona metropolitana, Nueva York es el estado con mayor número de población de los Estados Unidos, con más de 5.000 hab./Km².

Y la única, dónde se encontraba la Mujer Araña, una de las héroes reconocida a nivel mundial en tan poco tiempo.

— ¡A un lado, a un lado!.— gritaba un bombero mientras corría con uno de los sobrevivientes.

Y también dónde cada cuánto hay incendios tanto forestales como citadinos.

— ¡Mi hijo, mi hijo!.— gritaba una madre desesperada mientras trataba de safarse de los brazos de las personas que le interrumpian el paso de exponerse al peligro.— ¡Mi bebé, por favor, necesito a mi bebé!.

— ¡Miren arriba!.— gritó una chica quien señalaba a la Mujer Araña llegando con sus típicas redes para después entrar de una forma épica al hotel, quebrando una de las ventanas.

La madre del niño no dejaba de rezar al ver cómo más fuego sobresalía de aquel lugar, pero una explosión no se hizo de esperar.

— ¡Nooooo!.— gritó desesperada, la Mujer Araña salió rápidamente caminando hacia la madre para entregarle a su hijo.

— Aquí tiene a su hijo, está bien.— se lo devolvió a lo que lo tomó entre sus brazos.

— Oh, mi bebé.— lo abrazó.— Que Dios te bendiga, Mujer Araña, que Dios te bendiga.— besó a su hijo a lo que la chica sonrió bajo su máscara.

— ¡Aquí está, que no escape!. ¡Alto, está arrestada!.— comentó el policía llegando dónde la Mujer Araña.

— ¡Hay alguien adentro aún!.— gritó la mis ma desconocida después de escuchar el grito de una mujer.

— Debo ir.— le dijo la Mujer Araña al policía.

— Te esperaré aquí.— avisó.

— No volveré.— comentó igualmente.

— Vaya, ¡Vaya!.— ____ empezó a correr y tiró una telaraña que la hizo llegar al piso de arriba.

— ¡¿Dónde está!?.— le gritó en busca de su grito.

— ¡Ayuda!.— un pedazo de techo cayó a su lado a lo que se movió de lugar empezando a caminar entre el fuego.

— Pronto estará a salvo.— comentó reconfortante al verla de espalda.— No se asuste.— la iba a tomar del hombro pero está volteó dejando ver qué era el Duende Verde quien no tardó en golpearla, haciendo que volará hasta el piso.

— Eres pateticamente impredecible, como un insecto a la flama.— se burló enojado mientras que la chica se levantaba.— ¿Que has pensado de mi generosa propuesta?. ¿Quieres participar o te quedas afuera?.— preguntó al tener una granada guardada detrás de ella, preparada por si se negaba.

— Tu eres el que está fuera, fuera de tiempo.— escupió cansada.

— Respuesta equivocada.— activó la granada y se la tiró junto con sus demás amigas.

— Oh no.— susurró asustada al ver cómo estás tenían cuchillas a sus lados, no eran unas normales granadas.

La Mujer Araña saltó evitando que las tres primeras no la tocaran y dió otro salto evitando que las otras dos, también fallaran en el intento.

Al recomponer su postura, el Duende Verde la recibió con un buen golpe en el rostro haciéndola retroceder y sin darle tiempo, este la volvió a golpear, se agachó gracias a su sentido arácnido, evitando las cuchillas nuevamente pero no otro golpe del Duende. Está cansada no se quedó atrás y empezó a golpearlo, el Duende se agachó para evitar su propias cuchillas a lo que la chica golpeó una con su puño, otra con su antebrazo pero la última le dió en el brazo izquierdo a lo que se quejó.

Una venía de enfrente y otra por detrás a lo que se agachó levemente para que ambas chocarán y explotarán encima de ella.

— ¡Ah!.— el Duende Verde la iba a volver a golpear pero antes ella le dió un golpe en la entrepierna a lo que perdió su postura, lo golpeó nuevamente para que quedará en el aire y lo atrapará con su telaraña para golpearlo en el rostro y lanzarlo lejos de ella, quebrando varias vigas y ocasionando más fuego.

¡Pelea, pelea!.

¡Pelea, pelea!

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ˢᴾᴵᴰᴱᴿ⁻ᵂᴼᴹᴬᴺ // ᴬᴵᴰᴬᴺ ᴳ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora