Capítulo 3: Conociendo a Lewis

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¿Quién es Mick? ¿Por qué esa señora es tan cariñosa conmigo? No podía dejar de pensar en lo mismo. El sonido ensordecedor de los autos interrumpió mis pensamientos. La carrera comenzó, y una larga hilera de autos se formó en el circuito. Poco a poco, los autos comenzaron a adelantarse unos a otros. Mi padre observaba el espectáculo emocionado. A pesar de su retiro, la Fórmula 1 seguía siendo su vida. Tantos años dedicados a la misma pasión que le había dado tantas alegrías.

Esta era mi primera carrera sin que mi padre fuera uno de los competidores. Los recuerdos de mi niñez inundaron mi mente. Los autos, las banderas, las personas gritando enardecidas. Recuerdo que todo me llamaba mucho la atención, pero no entendía exactamente lo que estaba sucediendo. Amaba acompañarlo y corretear por todos lados, saludando a cualquier persona que se cruzara en mi camino. Cuando mi padre me alzaba para una foto, era mi momento favorito. Era una niña extrovertida y vivía con felicidad el trabajo de mi papá. Miré hacia el circuito. Los pilotos se adelantaban unos a otros, y el deseo de ganar era palpable en el aire. Los profesionales querían dar lo mejor de sí mismos, y la presión de la crítica era inmensa.

El auto de Lewis Hamilton tomaba la delantera mientras Charles Leclerc lo seguía de cerca. Hamilton aceleraba y aceleraba sin perder la posición líder. George Russell se encontraba en tercer lugar, seguido por un auto de Haas que aún no podía identificar. Norris y Verstappen venían detrás.

Después de sesenta y nueve vueltas, solo faltaba una más para el final. Leclerc había logrado tomar la primera posición, con el auto rojo, azul y blanco siguiéndolo de cerca. Todos estábamos tensos y serios, tratando de anticipar lo que sucedería a continuación. A pesar de las expectativas de los fanáticos de Leclerc, Hamilton lo superó y ocupó el primer lugar, lo que hizo que sus seguidores gritaran de alegría. El segundo en cruzar la línea de meta fue el piloto de Haas.

Una voz resonó a través del micrófono: "¡ESTO FUE INCREÍBLE! ¡SEÑORAS Y SEÑORES, LEWIS HAMILTON ES EL GANADOR!" Todos en la zona VIP aplaudimos. Poco a poco, las personas comenzaron a abandonar la zona. Algunos estaban contentos, otros no tanto. Aunque no conocía tanto a Lewis Hamilton, siempre supe que era muy talentoso y dedicado en su carrera. Antes de levantarme del asiento, mi padre habló.

"Vamos a saludar al campeón, Amelia," me dijo.

"Tienes razón, papá. Estoy emocionada por verlo en persona," respondí. A pesar de que mi padre era muy conocido en el mundo de la Fórmula 1, nunca había conocido a los pilotos que admiraba. Solo los veía en las revistas como una auténtica fanática. Hoy era mi oportunidad, y planeaba aprovecharla.

Nos dirigimos a la zona donde se reunirían todos los competidores. Mientras mi padre saludaba a conocidos, yo exploré un poco por mi cuenta. Llegué a donde estaban todos los periodistas, ansiosos por obtener las primeras palabras de los pilotos. Traté de pasar desapercibida para evitar la atención de los medios. Me escondí detrás de algunas fanáticas. Finalmente, pude reconocer a Lewis en medio de la multitud y escuché lo que decían.

"¡Eso fue increíble, Lewis! ¿Cómo te sientes con la victoria?", preguntó el reportero a gritos para hacerse oír entre la multitud.

"Estoy muy contento de poder sumar otra victoria, después de tanto tiempo deseándolo", respondió Hamilton.

"¿Crees que el DRS ha facilitado los adelantamientos?", preguntó el reportero.

"Antes de tener el DRS, los adelantamientos eran mucho más difíciles. Podías intentarlo, pero dependía del circuito y las condiciones. Con el DRS, los pilotos tienen la oportunidad de decidir cuándo intentar un adelantamiento. Esta vez decidí hacerlo", explicó Lewis.

"Y ahora, mi última pregunta. Con toda la tecnología que tienen disponible como equipo, ¿cómo podemos determinar quién es el mejor?", cuestionó el reportero.

"No es una pregunta fácil. La única

forma sería poner a todos en el mismo coche y dejarlos competir al mismo tiempo, porque las condiciones siempre cambian y el circuito evoluciona", concluyó Lewis.

"Muchas gracias por tu tiempo, señor Hamilton. Disfruta de tu victoria y esperamos muchas más en el futuro," despidió el reportero.

Después de su entrevista, Lewis comenzó a firmar autógrafos y tomarse fotos con los fanáticos durante varios minutos. Estaba a punto de reunirme con mi padre, que estaba a pocos pasos de distancia, cuando el campeón fijó sus ojos en mí.

"Vaya, ¿estoy viendo a la hija del mismísimo Alberto Maxwell?", preguntó mientras se volvía hacia mí.

"¿Me reconoces?" estaba nerviosa, y eso fue lo primero que se me ocurrió.

"Por supuesto. Tu padre es un modelo a seguir para todos los pilotos de mi generación", respondió Lewis con alegría. Estaba al borde de desmayarme. ¡Lewis Hamilton me reconoció!

"¿Está por aquí?", preguntó Lewis. Mis palabras apenas salían de mi boca, pero logré levantar la mano y señalar a mi padre. "Voy a saludarlo. Ven conmigo", me dijo. Por supuesto, lo seguí, emocionada por la oportunidad de conocer a mi ídolo.

Los dos nos dirigimos hacia mi padre, quien estaba conversando nuevamente con Corinna. Casi olvidé la invitación que nos hizo. Aún tenía muchas preguntas sobre ella y sobre el mencionado Mick. Tal vez podría esperar hasta el almuerzo para obtener respuestas.

"¿Estoy soñando? ¡El gran Maxwell volvió a Mónaco!", comentó emocionado.

"Así es, jovencito. Vine por el homenaje que tienen para mí. La verdad es que fue la excusa perfecta para regresar al país que tantas alegrías me dio. ¿Cómo te ha ido, Lewis?".

"Todo ha ido muy bien. Sigo dando lo mejor de mí en la profesión que amo, la misma que tú me enseñaste a amar", continuó Lewis. Estaba dispuesto a seguir hablando cuando un hombre lo llamó.

"Lo siento mucho, mi manager me necesita. Espero que tengamos otra oportunidad para hablar", se disculpó Lewis y se despidió. Apareció una joven junto a Corinna. Era muy parecida a la mujer anterior.

"Soy Gina", se presentó. Por su parecido con Corinna, deduje que era su hija.

"Ahora podemos irnos. Mick se nos unirá más tarde", comentó Corinna.

"Vámonos entonces", dijo mi padre. Los guardaespaldas nos seguían. No me había dado cuenta de su presencia; actuaban con gran discreción, como debería ser.

Nos subimos a la limusina y nos dirigimos al Nobu Fairmont. Estaba ansiosa por conocer más sobre Corinna, su relación con mi padre y el enigmático Mick.

Amor a la Alemana | Mick SchumacherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora