Capítulo 20: Solo Nosotros Dos

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Después de la emocionante victoria en el Gran Premio de Singapur, Mick, Amelia, Alberto, Corinna y Gina se dirigieron a un lujoso restaurante de Singapur para celebrar la pole position de Mick y su increíble triunfo. El ambiente estaba impregnado de felicidad y emoción mientras brindaban con copas de champán y compartían anécdotas de la carrera.

El restaurante estaba decorado con elegancia, con vistas espectaculares de la ciudad iluminada. Las luces de Singapur brillaban como estrellas en el horizonte, y la brisa cálida de la noche creaba un ambiente perfecto para la celebración.

Alberto, el padre de Amelia, levantó su copa y dijo con orgullo: "Mick, hoy demostraste una vez más por qué eres uno de los mejores pilotos en el mundo, vas en camino a convertirte en tu padre, dalo por seguro. ¡Salud a tu éxito!"

Corinna, la madre de Mick, asintió con una sonrisa radiante. "Estamos tan felices por ti, Mick. Tu determinación y habilidad son inigualables".

Gina, la hermana de Mick, se unió al brindis. "¡Mick, eres un campeón en todos los sentidos! Sobre todo el campeón de nuestros corazones ¡Salud!"

Amelia, mirando a Mick con admiración y amor, levantó su copa y añadió: "Y a ti, Mick, mi héroe. No puedo estar más orgullosa de ti y de todo lo que haz logrado, se que se vienen muchas cosas más para ti".

Después de una deliciosa cena y risas compartidas, la celebración continuó en el hotel lujoso de Singapur donde Mick y Amelia se hospedaron. Al entrar en la habitación, el ambiente estaba lleno de romance y emoción. Mick tenía una sorpresa preparada para Amelia.

Había decorado la suite, que se llenaba con el suave resplandor de las  velas aromáticas y pétalos de rosas, creando un ambiente íntimo y acogedor. Una botella de vino espumoso estaba lista para ser descorchada. Mick tomó la mano de Amelia y la guió hacia el borde de la cama donde ambos se sentaron, uno junto al otro. Detrás de ellos una hermosa vista hacia la ciudad.

Mientras las luces de Singapur destellaban a su alrededor, Mick le dijo a Amelia con cariño: "Amelia, esta noche es especial. Quiero que sepas cuánto significas para mí y cuánto valoro todo lo que compartimos".

Amelia, con los ojos brillantes de emoción, lo abrazó y respondió: "Mick, tú eres mi mundo. Esta victoria es tuya, pero también es nuestra. No puedo esperar para celebrar juntos cada uno de tus éxitos".

Mick comenzó a acariciar la piel de Amelia con ternura, explorando cada parte de su cuerpo, sus manos siguiendo la curva de su espalda, el contorno de sus caderas, recorriendo cada parte de ella con devoción. Sus labios se encontraban en besos apasionados, expresando el deseo que habían guardado durante tanto tiempo. Amelia respondía a sus caricias con suspiros de placer, sus manos acariciando la espalda de Mick con urgencia y pasión, su cuerpo arqueándose hacia el suyo en busca de más. Sus labios buscándose con hambre mientras se deshacían de sus ropas con urgencia pero con amor. Sus cuerpos se encontraron en el centro de la cama, fundiéndose en un abrazo apasionado que expresaba amor y deseo mutuo. Compartían un momento íntimo y apasionado que habían estado esperando con ansias. Cada caricia, cada beso, era un tributo al amor profundo que sentían el uno por el otro.

La habitación estaba llena de susurros de amor y gemidos de deseo, una sinfonía de pasión compartida que llenaba el aire. El tiempo parecía detenerse mientras se entregaban el uno al otro, sin restricciones ni inhibiciones. Se movían en perfecta armonía, sus cuerpos entrelazados, enredados el uno al otro entre las sábanas como si encajaran perfectamente y estuvieran destinados a estar juntos para siempre.

Después de su encuentro apasionado, compartieron momentos de ternura y complicidad. Se acurrucaron juntos, sintiendo el calor de sus cuerpos mientras se abrazaban con cariño. La atmósfera en la habitación estaba llena de un amor palpable, y sus miradas se encontraban con un brillo de complicidad.

Mick trazó suavemente patrones invisibles en la espalda de Amelia con la yema de los dedos, y ella cerró los ojos, disfrutando de la sensación y del latido constante de su corazón. El reloj en la mesita de noche marcaba el tiempo, pero en ese momento, el tiempo parecía haberse detenido.

Amelia rompió el silencio con una risa suave. "Mick, esto ha sido increíble. No puedo evitar sentirme la mujer más afortunada del mundo".

Mick la miró con cariño y respondió: "Y yo me siento el hombre más afortunado. Tenerte a mi lado, celebrando juntos en este momento, es un sueño hecho realidad".

Amelia apoyó la cabeza en el pecho de Mick y escuchó su corazón latir en un ritmo constante y tranquilizador. Se sentía segura y amada en sus brazos, y esa era la sensación más reconfortante del mundo.

Pasaron horas hablando en voz baja, compartiendo sueños, deseos y risas. Se abrieron el uno al otro de una manera que solo el amor verdadero permite. Cada palabra y cada risa fortalecían su conexión y su compromiso mutuo.

Finalmente, la fatiga de la carrera y la intensidad de la noche los alcanzaron. Se acomodaron bajo las suaves sábanas, sus cuerpos aún entrelazados, y cerraron los ojos, sabiendo que tenían todo lo que necesitaban el uno en el otro.

Mick besó la frente de Amelia con ternura y susurró: "Buenas noches, amor mío".

Amelia respondió con una sonrisa soñadora. "Buenas noches, campeón".

Juntos, se sumieron en un sueño profundo, rodeados de amor y gratitud por lo que compartían. La noche en Singapur había sido una celebración de su victoria en la pista, pero más importante aún, había sido una celebración de su amor.


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Hace cuánto tiempo están esperando este capítulo ¿No? ¡A mi no me engañan!

¿Qué les pareció? ¡Los/as leo! <3

Amor a la Alemana | Mick SchumacherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora