MY MOTHER-IN-LAW'S HOUSE

2.3K 181 17
                                        

Capítulo XXI


|LA CASA DE MI SUEGRA|


Cuando desperté el sol se estaba filtrando por las cortinas que se movían al son del viento, pues las ventanas se encontraban semiabiertas, en cuanto el sueño pudo abandonarme comencé a tantear con mi mano derecha el lugar donde se supone debería estar mi esposo, pero al no obtener resultado alguno, me incorpore para ver el cunero donde habían descansado mis pequeños.

Así que con pereza me incorpore, más no encontré a ninguno de mis hombres por ningún lado, suponiendo que se encontraban con su padre me di el tiempo que hace mucho no hacía, desde de disfrutar de un tan merecido baño de espuma para relajarme de todo el estrés acumulado, hasta darme el tiempo de maquillarme con clama y lograr un hermoso difuminado.

No cambiaría a mis hijos por nada, pero sin duda alguna ya extrañaba tener mi propio tiempo.

-      Creí que estabas aún dormida - hablo mi esposo entrando en la habitación con una bandeja de comida en sus manos.

-      Me traes de comer - dije emocionada, pues desde que habían nacido los pequeños ya no teníamos tiempo ni siquiera para estos detalles.

-      Oh, hasta crees, esta comida es para mí - se burló.

-      Maldito - gruñí, pero poco me importó le quité la bandeja y salimos al balcón de la habitación donde se encontraba pequeña sala de jardín donde podíamos apreciar la gran vista de las tierras altas de escocía - ¿Dónde están los niños?

-      Con mi madre, se los ha llevado al jardín trasero en compañía de sus damas de compañía o amigas como ella prefiere llamarles - aviso.

-      Creí que debería mantenerse en el anonimato - comenté.

-      Se supone, pero si esto fuera así de volvería loca, por lo que solo no deben relacionarla conmigo.

-      Es saludable tener confidentes - dije, recordando a mi mejor amigo del cual hace mucho ya no sabía nada

El viento acariciaba mi rostro dejándome sentir la poca brisa salada, del mar.

-      Tengo muchas dudas - hable de nuevo.

-      ¿Qué clase de dudas tienes?

-      La principal, ¿Cómo es que pretendes que nadie conozca a tú madre siendo dueña de semejante propiedad?, es que hay cosas que no concuerdan - digo viendo a los pueblerinos pasando de un lado a otro.

-      Ya lo sé, sé que suena estúpido, pero eso es causado por mi madre, se supone que ella no debería haber hecho amistades, pero al final le importo un comino lo que le pedí, eh hizo lo que se le vino en gana - hablo el - Aunque prefiero que sea feliz a que esté enfadada todo el día o incluso empiece a enloquecer por la soledad.

-      Debes darle un voto de confianza a tú madre - le dije.

-      Lo hago, pero ella ya sufrió demasiado y si lo puedo evitar lo haré - reprocho.

-      Me podría acostumbrar a esto - dije sonriéndole, mientras tomaba su mano y la llevaba a mis labios.

-      ¿A qué? - se rio - A tenerme todo el día para ti y nuestros hijos.

-      A la tranquilidad de este lugar - dije.

-      Eso me llena más a mí de tranquilidad - confeso.

Claro que sabía perfectamente a lo que él se refería con su comentario, pero lo deje pasar porque de verdad estaba disfrutando del viento en la terraza, charlando y dándonos una que otra caricia inocente, viviendo como una pareja de enamorados, algo que no nos habíamos permitido, pues nuestra relación había iniciado mal y todo se dio de forma apresurada, lo único que me importaba en este momento era que mi hermosa y muy cuidada bola de cristal no se rompiera y me enviara directamente al precipicio.

MI MUJER - SEVERUS SNAPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora