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Capítulo XVII


|CASA|


-      ¿Ya tienes todo listo? - pregunto mi esposo ingresando a la habitación donde estaba terminando a colocarles la ropa a los trillizos.

-      Si, solo termino de colocarle el suéter a Junior y estaremos listos - avise - Las maletas están hechas, puedes ir encogiéndolas de una vez - dicho esto el procedió a hacerlo mientras yo terminaba de colocar a los niños en su portabebés pues así era más cómodo para nosotros transportarlos.

Una vez que estuvimos listos, Severus tomo las maletas reducidas en tamaño y las coloco en su bolsillo, mientras que yo m colgaba al hombro la pañalera de los niños, pues nunca se sabe cuándo necesitaras un cambio de ropa o alguna toallita para limpiarles. Conforme a lo planeado Severus tomo a uno y dos cargándolos desde su portabebés mientras que yo con algo de esfuerzo llevaba a tres.

Caminábamos por los pasillos de castillo, los cuales estaban completamente desiertos ya que los alumnos habían abandonado las instalaciones el día de ayer por las vacaciones de verano, mi esposo decidió que nos quedáramos un día más para solucionar algunos pendientes que aun tenia, por lo que hoy nos iríamos por la red Flu a la nuestra casa ubicada en la calle La Hilandera, sorpresivamente ya la extrañaba, extrañaba el saber que estaba en mi casa y que haría lo que yo quisiera.

Así que con una gran sonrisa caminaba a la par de mi esposo en dirección a la oficina de Santa Claus ya que usaríamos su chimenea que nos llevaría directamente a nuestra casa, a que la chimenea de nuestra habitación no estaba habilitada para la red Flu, por protección de los alumnos y el propio castillo. Al estar frente a la oficina del Santa Claus fui y quien activo la puerta, pues mi esposo tenia ambas manos ocupadas, al ingresar nos encontramos con Dumbledore alimentando a su Fénix.

-      Muchacho, mira que sorpresa me has traído -dijo acercándose a Severus que coloco a los pequeños sobre el escritorio del señor - Pero mira que guapos son tus hijos, se parecen mucho a ti - volvió a hablar mientras que mi esposo me quitaba a tres y lo colocaba junto a sus hermanos.

-      Se parecen más a su madre - contesto él.

-      Ni hablar, son tu viva imagen fragmentada en tres - hablo él y acerco su mano a Junior que tomo su dedo con fuerza, la verdad yo estaba sin hablar, pero seguía con la mirada todos los movimientos que él realizaba sobre mis bebés, pues no me fiaba ni un poco de este viejillo chiflado, porque muchos podían confiar en él con los ojos cerrado, pero yo no, porque entre los de nuestra misma condición nos olemos - Son fuertes - dijo sonriendo.

-      Han crecido sanos - hablo Severus - Bueno necesitamos usar tu chimenea - aviso mientras tomaba a uno y dos y yo a tres.

-      Claro que si muchacho, adelante.

-      Gracias - respondió mi esposo una vez que entro a la chimenea seguido de mí, Albus por su parte me ofreció el pequeño caldero decorativo donde tenía los polvos Flu, después de tomarlos necesarios los active, haciendo mención de nuestra casa donde aparecimos después de un corto tiempo, con temor a que a los niños no les sentara bien, pero grande fue mi sorpresa al ver que no habían reaccionado nada mal al viaje.

-      Sigo pensando que están descompuestos - me queje.

-      Yo sigo pensando, que tú eres la descompuesta - dijo Severus para después empujar para a tras mi cabeza con su dedo directo a mi frente.

-      Pues si la fábrica está mal, por consiguiente, el producto también - respondí con sorna.

-      Vamos, tienes que ver la habitación que acondicione para los niños - dijo mientras sacaba a Junior del portabebés y lo cargaba recargándolo en su hombro - Ayúdame con dos - pidió.

MI MUJER - SEVERUS SNAPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora