Alexander llegó deprisa con Nathan, al lugar que Damián le había mencionado. Después de la llamada había salido prácticamente corriendo con el niño de una mano sin dar explicaciones.
Al llegar al lugar notó que no había pensado mal de ese hombre, todo lo que tenía en su cabeza era Step enferma, ni siquiera pensaba en que antes tenían una relación con ese hombre en particular, su mente divagaba entre la contraseña de la alarma de la casa y ver divagar a Step cuando estaba medio dormida, ¿Cómo sería enferma? No podía ni siquiera concebirlo.
Cuando por fin pudo entrar al edificio y poner la contraseña para andar seguro por la casa decidieron entre los dos buscar con calma en cada habitación del lugar, obvio sin perderse de vista.
—Aquí no está— Gritó Nathan desde el fondo mientras abría la puerta de una de las habitaciones.
—Aquí tampoco, es más parece que estas no son las habitaciones de descanso— Le contestó Alex —Vamos al siguiente piso.
El pequeño se acercó a su padre para obedecer a su padre e ir de la mano para no perderse en la gigante infraestructura, después de apenas unos minutos Nathan la encontró se veía dulce mientras dormía de medio lado cubierta por apenas unas sábanas y abrazando una gran almohada.
—¡Mami!— Gritó emocionado el pequeño. Step aún dormida levanto su mano invitándolo a dormir con ella —¡Papi, aquí está!
—Ya escuché amor... Veamos si sigue con fiebre— Colocó su mano sobre la frente de ella, y con alivio comprobó que su temperatura corporal ya era normal —Buenos días, señorita.
Step solo se removía en la cama, no quería despertar, estaba muy cómoda en esa cama y se sentía muy cansada.
—Cariño, tienes que levantarte o te llevaré así hasta la casa.
—¿Dónde estoy?— Preguntó ella sin abrir los ojos.
—En casa de Damián.
—¿Esa estúpida casa? Odio las casas grandes... ¿Vamos a dormir?
—Sí, sí... —La sacó de las sábanas, para encontrarla vestida con solo una camisa masculina, suspiró enojado, los celos se esparcían por cada milímetro de sangre que recorría por su cuerpo, aunque lo más importante ahora era la salud de Step.
El hecho de que en estado zombie por la fiebre hubiera venido a buscar la casa que compartían para descansar le estaba carcomiendo la cabeza, verla semidesnuda con la camisa de su rival amoroso, tan sensual, tan ajena... La tomó en sus brazos para sacarla de ese lugar tan pronto como fuera posible.
—Nathan amor, ayúdame a abrir las puertas así no lastimamos a mamá cuando la llevemos a casa.
—Sí señor— Contestó el pequeño mientras se ponía una mano en la cabeza como si se tratara de un soldado obedeciendo a su comandante. La escena le causó tanta ternura que lo hizo olvidar por un momento lo que tanto mal le causaba.
Al llegar a casa le cambió la camisa por una pijama felpudita que tanto le gustaba a ella, al principio pensé en colocarle una de las suyas, pero no la iba a marcar como si fuera de su propiedad cuando lo primero era velar por su salud, y lo que debía en esos momentos era estar cómoda y con la temperatura adecuada.
—Señor, aquí está el humificador.
—Gracias.
—De nuevo, quiero pedirle una disculpa por perder de vista a la señorita, no me imaginé que algo así pudiera suceder.
—No te preocupes, ya pasó.
—Papi, ya viene mi tía Natalia.
—Gracias, cariño... Ahora vamos al estudio y dejemos a mamá descansar.
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Una madre para Nathan.
Storie d'amoreNathan tiene apenas tres años cuando es abandonado por su madre, días antes lo ha secuestrado consigo para que su ex pareja y padre del menor le de dinero para sus "gastos personales". En el peor día de su vida conoce a Stephanie, una despistada y l...