Mafia Alemana | Herederos 1 ©

Capítulo 30

"Fase 2: Aliados"

Raina Karsten.

Al salir más tarde de Alemania, por haber estado hablando con Adara, la noche se me echó encima demasiado pronto, por lo que a mitad de camino tuve que hacer una parada y descansar en un motel bastante desaliñado para mi gusto.

Apenas seis horas de sueño, y de nuevo me puse en marcha para llegar puntual a la hora acordada. Mi reloj marca las 16:40 horas, solo veinte minutos para que todos estemos reunidos. Aparco el coche en el increíble aparcamiento incorporado en el lujoso chalet de Chiara. Toda la casa está rodeada de grandes verjas cubiertas con grandes plantas de jazmín, llevando el intenso olor por toda su propiedad.

Escribo un corto mensaje de que ya he llegado a Cassian y bajo de mi coche.

Recorro el largo aparcamiento hasta llegar a unas amplias escaleras de mármol blanco que conducen hacia arriba donde se encuentra la casa de Chiara. Hago un rápido escaneo encontrando todo tal cual la última vez que estuve aquí hará algo más de dos años.

Otra de las normas que tenemos es no repetir país. Da igual quién convoque la reunión, el orden siempre es el mismo. Vamos recorriendo todos los países siguiendo el orden de entrada a nuestra pequeña familia.

Primero fuí yo, por eso la vez pasada fue en Alemania, ya que terminamos la vuelta completa, y ahora toca en Italia. Chiara fue la segunda en unirse a nuestro grupo y con la que siempre he conectado más, a pesar de tener personalidades totalmente contrapuestas.

Oigo el sonido de sus tacones antes de verla. Su melena rubia se agita por la leve brisa que corre, sus ojos verdosos me sonríen junto con la sonrisa traviesa que siempre acompaña su rostro. Extiende sus brazos mientras me saluda con ímpetu.

— Mi querida alemana, ven a mis brazos. — Su perfecto italiano desbordando en su voz.

Pocas veces muestro afecto, y ella siempre trata de sacar el lado cariñoso que dice que tengo. Aún sigo buscándolo, pero como siempre, acabo envuelta en sus brazos.

— Te dije que en cuanto pudieses nos convocases, pero no en el mismo mes. — Dice una vez que nos alejamos. — ¿Ha ocurrido algo? ¿Y Cassian? Pensé que vendría.

Y cumpliendo otra norma de nuestro grupo le respondo en italiano.

— Lo sé, sé que ahora mismo voy en contra de las normas, pero es urgente. Cuando lleguen todos os lo contaré.

No dice nada al respecto y nos separamos cuando oímos el furioso motor de un coche. Chiara tiene la verja de la entrada abierta, como siempre que sabe que vamos a venir, por lo que el propietario del coche hace un fuerte derrape, tomando la curva cerrada de la entrada y llegando a los aparcamientos en segundos.

— Ya le tengo dicho que no entre así. El día que me rompa algo, rayo su ruidoso coche. — Murmura Chiara rodando los ojos.

Aparca el coche de alta gama, pero que jamás será mejor que el mío, en el aparcamiento y pocos minutos después, tenemos al heredero inglés, Dashiell Kellerman, caminando hacia nosotras.

— Buenas tardes preciosas mías. — Chiara y él se funden en un fuerte abrazo, mientras que yo le doy un corto asentimiento de cabeza. — Tan simpática como siempre demonio Karsten.

Chiara le da un codazo en el abdomen rompiendo la sonrisa burlona de Dash.

— No seas chinchoso, que no está en su mejor momento.

— Tranquila, déjalo que me cabree, así puedo luego darle una paliza justificada. — Fulmino con la mirada a Dash, que se acerca para rodearme los hombros con su brazo. — ¿Quieres tener un ojo morado?