Capítulo 28

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"El heredero alemán"

Raina Karsten.

Volver a mi país natal nunca había resultado tan asfixiante como en esta ocasión.

Ama Alemania, pero detestaba lo que me esperaba cuando volviese.

Mis heridas aún palpitaban y con cada movimiento brusco que hiciese sentía como se volvía a desgarrar la piel. Pero esa sensación constante, me producía alivio. Me recordaba que había matado a Enrico y no podía estar más orgullosa por ello.

No había recibido ninguna llamada de Gunther, tampoco es que esperase su felicitación, pero aunque sea una llamada. Todo esto provocaba que la ira en mi interior se revolviera, clamando sangre.

Sabía que el hecho de matarlo, no cambiaba nada de la decisión que Gunther fuese a tomar. Cassian creía fielmente que su plan lograría que él me valorase, pero ambos sabemos que no. Aunque el no quiera admitirlo.

No temo a la muerte.

Es más, si muero estaré orgullosa de todo lo que he logrado, pero para irme con esa sensación de victoria primero tengo que eliminar a todos aquellos que se han creído mejores que yo.

Y con cada kilómetro que el avión recorre hacia nuestro hogar, sé que ese final está cada vez más cerca. Porque Gunther nos ha ido avisando de que el tiempo se agota, y por otro lado, yo me encuentro ahora mismo en un punto donde no quiero seguir fingiendo.

Voy a ir a por todas y para ello tengo que idear un plan, donde nadie, ni siquiera Cassian, sepa el fin de toda esta historia.

[...]

Gunther nos llama a ambos en cuanto llegamos a la mansión, pero mi respuesta es un no.

— Raina, no vuelvas esto más difícil. — Cassian rodea mi muñeca tratando de detenerme.

— No pienso ver a ese desagradecido.

Estiro de mi brazo para librarme de su agarre, pero él hace fuerza, provocando que la herida de mi abdomen se estire. Mi rostro se contrae y es todo lo que él necesita para soltarme.

— Lo siento, joder, no quería hacerte daño. — Acuna mis mejillas con sus manos. — Entremos. Sabes que no pienso dejarte sola con él y menos en tu estado. Somos un equipo, ahora no tienes que batallar tu sola, lo haremos juntos.

Casi consigue convencerme, pero tengo mis objetivos tan claros, que no pienso ceder.

— Lo siento. — Murmuro.

— ¿Que...? Joder. — Gime de dolor llevando sus manos a su entrepierna. — ¿Qué haces?

— No pienso ir. — Doy media vuelta.

Ambos estamos en la cochera interna de la mansión, el único lugar donde Gunther no tiene cámaras. Camino hacia mi coche, pero de nuevo el cuerpo de Cassian invade mi camino.

— ¿Sabes que si no nos presentamos estamos comenzando una guerra con él, verdad?

Frunzo mis cejas, observando su oscura mirada.

— No trates de meterte en medio. Tú tienes a Gunther a tu favor, acude a su despacho.

— Ven conmigo. — Sus manos agarran mi cintura. — Además, ¿Cómo vas a conducir estando así?

— No voy a ir, y no pienso repetirlo. Marchate Cassian.

Trato de bordearlo, pero sus manos me mantienen fija en mi lugar. No llego a reprocharle cuando sus labios se apoderan de los míos.

Mafia Alemana | Herederos 1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora